Coetáneos de Picasso
Una selección de los mejores dibujos de finales del XIX trae a Málaga obras de Joan Miró y Ramón Casas, entre otros
E. CASTAÑOS ALÉS
Viernes, 11 de julio 2008, 03:48
CUANDO comprobamos la escasa tradición en nuestro país de un mecenazgo dedicado a coleccionar dibujos contemporáneos de calidad, dibujos a partir del cambio de siglo ... en España, desde el último decenio del siglo XIX, es una satisfacción constatar que, sin embargo, ha habido y sigue habiendo algunas personas cultas y adineradas que se han empeñado con dedicación ejemplar a ir formando una colección de esa naturaleza, centrada en la obra sobre papel de una indiscutible relevancia.
Una de esas personas, conocido desde hace mucho tiempo en los ambientes artísticos por su exquisito gusto, es el empresario Juan Abelló, que, además de su formidable colección de dibujos, no sólo contemporáneos, posee uno de los mejores conjuntos privados que hay en España de pintura de los periodos clásicos.
La Fundación Picasso ha tenido el buen acierto de exhibir en Málaga una selección notable de los dibujos de la colección Abelló, precisamente aquellos que sirven inmejorablemente para contextualizar a Picasso entre sus coetáneos, desde los primeros tiempos en Els Quatre Gats, hacia los años 1897-1898, hasta los dibujos de Joan Miró de mediados de la década de los setenta.
Por lo que se refiere a esos años de la adolescencia y primera juventud de Picasso, resultan más que esclarecedores los dibujos de Ricardo Canals, de Ramón Casas, de Isidro Nonell, de Anglada Camarasa, de Eliseo Meifrén, de Francisco Iturrino y de Joaquín Sorolla.
Esos temas costumbristas de algunos de esos pintores y el interés que mostraron por el desnudo, Picasso lo transforma en una obra fresca, atrevida, desinhibida, de trazo firme y nítidos perfiles, llena de vigor cromático, donde destacan los personajes de ambientes sórdidos y prostibularios.
Cuando Picasso emplea los lápices de colores, así como cuando usa el carboncillo, es sencillamente prodigioso, pero eso ya estaba anunciado en Casas, por ejemplo.
Después hay un conjunto de obras de los años veinte sobre todo, de la época clasicista de Picasso, de ese 'retour à l'ordre', época en la que también producen Benjamín Palencia o Manolo Hugué. Aquí está muy clara la preocupación por la forma, por la rotundidad escultórica del cuerpo desnudo, que tanto había seducido al 'noucentisme' mediterraneísta. Pero la línea racional del malagueño, su 'cézannismo', es innegable.
Resulta una auténtica sorpresa ver en la muestra un delicioso dibujo de Francis Picabia de tema netamente español, un dibujo de española con peineta de 1917 que podría muy bien ponerse en relación con algunos retratos de Picasso a Olga Koklova, por las misma época. El dibujo de Picabia, tan admirador de España y lo español, es una auténtica joya, un pequeño tesoro de una colección admirable.
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