Andar como forma de vida
Un naufragio y una promesa le cambiaron la existencia hace nueve años, desde entonces no para de caminar y recorrer todo el mundo a pie
TEXTO Y FOTOS: ANTONIO FORTES
Domingo, 27 de abril 2008, 03:50
Ha llegado caminando a todos los paises del mundo menos a Japón y Australia. Muchos en el Puerto de Santa María, su ciudad natal, le ... tachan de loco, pero José Antonio García, conocido como 'El Peregrino, se encuentra en la recta final de su periplo...
Su cara curtida es un fiel reflejo de los nueve años que lleva atravesando caminos, superando inclemencias meteorológicas y sobreponiéndose a multitud de vicisitudes y adversidades.
Aún recuerda, como si hubiera ocurrido un día antes, los motivos que le llevaron a embarcarse en esta aventura. La historia se remonta a la Nochevieja del año 1998, cuando José Antonio estaba enrolado en un barco bacaladero en Noruega. Entonces ocurrió la fatal desgracia. La nave golpeó contra un iceberg y se partió en dos. El Peregrino, que se encontraba en la cubierta junto a dos compañeros más consiguió llegar a una de las lanchas de rescate. Fueron los únicos supervivientes gracias a que llevaban puestos los trajes térmicos. Varias horas a la deriva en la lancha, hizo que pasaran cientos de pensamiento por la mente de José Antonio.
«Prometí a la Virgen del Carmen que si me salvaba, iría a todos los santuarios marianos a pie. Diez minutos más tarde apareció un helicóptero y nos salvó. Por eso pienso que fue un milagro», relata.
Desde entonces no ha parado de andar, recorriendo todo el mundo. Su primer destino como peregrino fue Santiago de Compostela saliendo desde Sevilla. Posteriormente se dirigió a Francia, Suiza, Italia hasta completar la totalidad del planeta. Un total de 83.000 kilómetros que le han llevado a gastar hasta 31 pares de zapatillas.
Comenzó su aventura con unos 36.000 euros y vuelve «sin un euro». Normalmente, se apoya en las ayudas que le ofrecen de forma desinteresada.
Sumo Pontífice
Nueve años dan para mucho. Aunque de todas las experiencias vividas por 'el peregrino' fue cuando fue recibido por el Papa Juan Pablo II en El Vaticano. «Le pedí que me diera fuerzas para continuar mi marcha y el me dijo que le gustaría poder acompañarme en mi peregrinar», afirma.
Entre las anécdotas recuerda que una vaca le mantuvo tres horas en lo alto de un árbol porque le quería atacar. Describe con entusiasmo los paisajes que ha podido disfrutar en Siberia o la paz que se emanaba en zonas como Bangladesh o Nepal.
En la recta final de su periplo, El Peregrino pasó por Benalmádena. Asegura que en unos días llegará al Puerto de Santa María y aún no sabe cómo va a parar de hacer lo que ha hecho los últimos años: andar.
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