Aitor Ocio: «También hay tontos sin fama, dinero ni mujeres»

Naia, la hija de catorce meses que tiene con la modelo onubense Laura Sánchez, le ha pegado una gripe de campeonato y Aitor Ocio (Vitoria, 1976) aparece menos lozano que nunca. Lo sabe. Por eso, el futbolista advierte de que no es precisamente el mejor día para fotografías. Guapo, rico, famoso y felizmente emparejado con un bellezón, el hombre número 20 del Athletic se ha hecho grabar en su cuerpo, hoy sin gas, que nada es para siempre.

No le voy a engañar: prefiero mil veces una petanca con mi abuelo que tragarme un partido de fútbol.

Bueno, en este país es el deporte rey, pero también hay gente que está al margen y me parece bien.

Aunque los 22 sean como usted...

Ja, ja.

De imponentes, digo.

(Se ruboriza) Bueno, si no le gusta, no le gusta.

Dice Valdano que el fútbol es una merienda de ególatras. ¿Habla también de usted?

Todos tenemos un puntito de egolatría en el campo. Al final, defendemos un interés común y también unos intereses propios.

La fama, el dinero, las mujeres. ¿Qué atonta más?

Quizá, la fama. Pero también hay tontos que no tienen fama, dinero, ni mujeres.

Muchos.

En mi caso, mi progresión ha sido lenta, con muchas lesiones, mucho sacrificio, mucho trabajo y he tenido tiempo de ir asumiéndolo todo poco a poco.

Usted iba para maestro...

Hice Humanidades y Empresa en San Sebastián y cuando llegué a Sevilla me matriculé en Magisterio infantil, pero lo dejé.

¿Importaría Triana, la guasa o a Cayetana Fitz-James Stuart?

Eso está bien donde está... En el País Vasco prima la obligación, el orden y en Sevilla todo es más aleatorio, siempre hay un ratito para el cachondeo.

Minuto 45. Verá, sin su permiso, he calculado que su sueldo es de algo así como unos 5.000 euros al día...

No sé, la verdad es que no me he puesto a calcularlo.

Que viene a ser lo que cobran más de la mitad de los españoles cada cinco meses...

Me incomoda hablar de dinero. Admito que está fuera del orden lógico, pero el fútbol es así por todo lo que genera. A los actores les pasa algo parecido.

En la piel de un mileurista, ¿montaría un 'pollo', dos o se haría socio del Athletic en preferente?

Hay necesidades de primer orden, como la vivienda, a las que los jóvenes no pueden acceder. Montaría un 'pollo' y me haría socio del Athletic.

Su cacareado sex-appeal, ¿lo aprecian más ellos o ellas?

A partes iguales, ja, ja. Pero no me incomoda lo más mínimo.

Pensaba en su portada en 'Zero', la publicación gay. «Un futbolista con pelotas», titulaban su foto. ¿Las tiene también para opinar sobre la consulta de Ibarretxe?

Para mí es un derecho más, y como tal, no se debería negar. Lo lícito y justo es que un pueblo pueda opinar y elegir, como ocurrió en Quebec. Hay que salir del atasco, luego ya se verá.

¿Y sobre la quema de fotos de los Reyes?

Veo la monarquía como algo anacrónico, pero esa no es la fórmula adecuada de expresarlo.

Ese tatuaje en forma de anillo, apuesto a que tiene una historia.

Son flores de sakura, japonesas. También las tengo en el antebrazo y en la espalda. Significan que nada es para siempre.

¿Y qué dice Laura?

Nada. Es una forma de pensar un poco peculiar. Creo que todo tiene una evolución muy determinada y que nada es igual que el primer día. Somos presente. Mañana es una incógnita.

Como su fondo de armario. ¿Hay más de 32 pantalones en su ropero?

Sí, seguro.

¿Y liposomas en la repisa del baño?

Sííí. El cuerpo va degenerándose y hay que cuidarse.

En poco tiempo ha sido padre y ha perdido a un amigo, Antonio Puerta. ¿Sabe ya qué es la vida?

A Antonio, a un primo, a Txiki, del Aurrera... Sé que somos vulnerables. Ahora, con Naia, todo gira en torno a ella.

Entre nosotros. ¿Su director de finanzas no le ha dicho aún que con un hijo de por medio fiscalmente sale mejor casarse?

Lo sé, pero no creo en el matrimonio ni en la Iglesia. Creo en las personas.