Juan Carlos Gil: «Los narcotraficantes usan cada vez más a menores para transportar drogas»

Mayor implicación de las autoridades y un análisis profundo del fenómeno de la delincuencia juvenil. Estas son dos de las reivindicaciones que ayer efectuó el secretario regional para Andalucía Oriental del sindicato Confederación Española de Policía (CEP), Juan Carlos Gil. Este mando policial participó en unas jornadas sobre la prevención de la violencia en menores que la CEP organizó en Benalmádena, y a la que acudieron unos 250 agentes de la Policía Nacional de la provincia.

¿Qué les ha llevado a organizar estas jornadas en Benalmádena?

Son una iniciativa de nuestro sindicato, que ya se ha celebrado en otros puntos de España. La idea es abordar el fenómeno de la violencia juvenil desde todos los puntos de vista posibles, no sólo el policial, sino trayendo a jueces, fiscales, criminólogos y docentes universitarios. Abordamos también la psicología de los menores. El objetivo es preparar a los policías.

¿Cuáles son los motivos que llevan a los jóvenes a delinquir?

Son múltiples. Los problemas de delincuencia juvenil se dan siempre en la calle. Desde hace unos años para acá se están disparando este tipo de casos. Aquí intentamos ver la raíz del problema, que puede estar en la propia familia, en el colegio o en las amistades. Pero no se puede olvidar que también ha afectado el fenómeno de la inmigración que estamos viviendo actualmente.

¿Han detectado bandas organizadas de jóvenes procedentes de Latinoamérica en Andalucía?

No, aún no, pero estamos seguros de que tarde o temprano aparecerán. Ahora están más en la zona de Madrid y Barcelona. No obstante, en ciudades como Sevilla hay grupos, podemos decir autóctonos, que tienen las mismas características que los Latin King o los Ñetas, como son Los Canis. Son hijos de familias desestructuradas, que se unen.

Educación

¿Qué ocurre con los delitos que cometen los menores de 14 años?

Ahí tenemos un problema, porque al ser menores de 14 años no se les considera con capacidad jurídica. Esto provoca situaciones de delincuencia muy graves, como la de los narcotraficantes, que cada vez más usan a menores para transportar drogas. Si los detenemos no les podemos acusar de ningún delito y son los que llevan pequeñas cantidades de sustancias.

¿Qué vías de solución se han propuesto en estas jornadas?

Bueno, son muchas. Pero habría que empezar por un mayor endurecimiento de las penas contempladas en la Ley del Menor, ya que como pasa con los delitos relacionados con las drogas no podemos hacer nada cuando se trata de chavales de entre 12 y 14 años. Habría también que apostar por una mayor implicación de las autoridades, desde las políticas hasta las educativas. El problema es que no se conoce el origen de este brote de violencia juvenil que vivimos.

¿Cómo es el día a día con los menores que delinquen?

Intentamos que las actuaciones sean rápidas. Con el idioma no hay problema. Los jóvenes aprenden rápido y saben entenderse bien. Eso se lo enseña la calle.

Y por nacionalidades, ¿hay unos delitos más frecuentes que otros?

Sí, los marroquíes cometen más hurtos al descuido. Los del este son más violentos, pues son gente que viene de países en guerra y cometen robos con intimidación.

¿Desde cuándo notan un aumento de los delitos entre menores?

Al cambiar la Ley del Menor, los menores de 18 años no podían ir a la cárcel, como sí pasaba antes. Estos delitos, unidos a la presión migratoria, han colapsado los centros de internamiento de menores, como el que hay en Torremolinos.

¿Qué le parecen los episodios de agresiones a docentes?

Todo forma parte de un mismo problema. Los chavales han perdido el sentido de la autoridad del profesorado.