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DESDE EL BURLADERO. Algunos de los componentes del equipo médico de la plaza de toros de Málaga, con el doctor Juan Pedro de Luna a la cabeza (segundo por la izquierda). / CARLOS MORET
Feria

Los toreros, en buenas manos

El equipo médico de La Malagueta tiene ganado un reconocido prestigio en el mundo del toro. Los diestros que vienen a Málaga saben que, de ocurrir algún percance, están seguros

PPLL

Domingo, 19 de agosto 2007, 03:50

Reportaje

de la enfermería ANTONIO

ROCHE En los días de corrida, hay unos profesionales que se cuidan como si tuvieran que torear. En realidad ellos también torean, aunque sea a puerta cerrada y, a veces, entre la vida y la muerte. «Los días de corrida procuro no salir a comer fuera para evitar los excesos y las bebidas, porque a las ocho menos veinticinco de la tarde puede ser que ya estemos operando», comenta el traumatólogo Luis Ignacio Méndez, que es también profesor de la Facultad de Medicina.

Unas veinte personas componen el equipo médico de La Malagueta, que está dirigido por el cirujano jefe, el doctor Juan Pedro de Luna Ximénez, que lleva 31 años en este cometido. Su padre también fue cirujano de la plaza, junto al igualmente recordado doctor Horacio Oliva. Un hijo de éste, del mismo nombre, forma parte también del actual equipo médico.

La enfermería de La Malagueta dispone de dos quirófanos que permiten intervenir quirúrgicamente a dos personas al mismo tiempo. De hecho ya ha ocurrido. Personal médico hay, también, para ello, incluso para formar tres equipos. Las instalaciones están bien dotadas, aunque siempre se echa de menos mejores medios materiales.

Juan Pedro de Luna estima que ha intervenido unas 90 cornadas a toreros. Recuerda como fuertes las de Emilio Muñoz, Joselito Ortega, Finito de Córdoba, Canales Rivera, Ricardo Ortiz... Las operaciones se realizan en la propia plaza y después pasa el torero a un sanatorio o a un hospital, dependiendo si tiene compañía médica privada o no. Habitualmente, los diestros y subalternos heridos pasan al sanatorio Gálvez. Allí, el doctor De Luna realiza el seguimiento postoperatorio y se establece unos lazos de amistad con el paciente. «Estamos seis días tratando con ellos, y ahí nace la amistad», afirma.

También en esos momentos tienen la oportunidad de descubrir los valores personales del torero. «Manuel Díaz 'El Cordobés' tiene una gran humanidad. Es una persona excepcional», dice el cirujano jefe. Cuando El Cordobés toreó el miércoles pasado en Málaga, preguntó en la plaza: «¿Dónde está mi médico?», y esas son las satisfacciones que se llevan estos profesionales de la medicina.

Confianza y cariño

«Aparte de la amistad existe el cariño -continúa Juan Pedro de Luna-, y eso me lo tienen los toreros malagueños. Es que los he visto de nacer y de crecer, como Javier Conde o Joselito Ortega. Esa relación está muy por encima de la amistad». Los toreros también tienen confianza en sus manos de galeno. «Un toro cogió a Curro Romero en Madrid y se vino a Málaga a que lo curara. Eso también le pasó una vez a Manolo Ortiz, que lo cogió un toro por ahí, creo que fue en Salamanca, y prefirió venirse a Málaga a que yo le operara».

A veces, el agradecimiento del torero se plasma en brindarle el toro al médico que le operó, aunque esta es una costumbre que se va perdiendo. José Miguel Arroyo 'Joselito' y Manuel Díaz 'El Cordobés'son algunos de los toreros que han brindado un toro al doctor De Luna.

Su hija María del Mar sigue también sus pasos. Es cirujana general y del aparato digestivo, y forma parte del equipo médico de la plaza, que es multidisciplinar. Está compuesto por médicos de distintas especialidades, como cirujanos, anestesiólogos, traumatólogos, urólogos, hematólogos, enfermeros...

Cada tarde de toros, están situados en un burladero próximo a la enfermería por si es necesaria su intervención. Siguen con atención las incidencias de la corrida en su doble vertiente de médicos y de aficionados. «Presentimos la cornada», apunta De Luna, que acumula una dilatada experiencia en esta faceta de la medicina.

Médico de José Tomás

Horacio Oliva hijo goza, igualmente, de renombre en el mundo del toro, sobre todo por haber curado a José Tomás, con el que mantiene una amistad que trasciende la relación entre médico y paciente. De hecho se les ha visto de comer juntos en el restaurante María y en otros lugares de España, aunque él resta importancia a este hecho. Anoche mismo atendió en la enfermería a José Tomás de dos heridas en la cara. Oliva también ha curado de algunas cornadas a Alejandro Talavante, cuyo apoderado, Antonio Corbacho, lo fue de José Tomás.

El doctor José Atencia Molina lleva 12 años en este equipo, que recorre casi todas las plazas de la Costa del Sol. En este tiempo no ha sido preciso hacer ninguna transfusión sanguínea. En la enfermería de La Malagueta hay una reserva de tres litros de sangre del grupo 0 negativo, el que sirve para todo el mundo. «Con eso evitamos las probaturas para averiguar de qué grupo es la sangre del torero si entra herido por un toro», señala.

En el equipo médico hay dos enfermeros, Candeli García y Cristóbal Escota Lostres, éste psicólogo también. Escota es de Zaragoza y desde pequeño ya era aficionado. Lleva veinte años en la enfermería asistiendo también a todos los toreros que han pasado por allí.

El anestesiólogo Ángel Curá tiene una amplia experiencia. En el equipo médico de La Malagueta lleva 21 años y en el de Ronda estuvo 9 años. Toreros que recuerda haber anestesiado son Juan José Trujillo, Javier Avilés y este año, al novillero Tulio Salguero, que resultó herido en la final del certamen internacional de escuelas taurinas. Los toreros que pasan por Málaga saben que están en las manos de estos profesionales, en las buenas manos de los médicos de La Malagueta.

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