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VISITAS GUIADAS AL MUSEO PICASSO. María José Valverde, educadora del Departamento de Educación del Museo Picasso Málaga, explica el cuadro cubista 'Naturaleza Muerta con gallo y cuchillo (1947)' a un grupo de niños del colegio Juan de la Rosa de Ronda durante un taller pedagogía. / SUR. ARCHIVO
«Picasso se quedaría de piedra con lo que decimos de sus obras»
VIVIR EL VERANO

«Picasso se quedaría de piedra con lo que decimos de sus obras»

Un acuerdo entre el museo del artista y la Diputación hace posible que vecinos de pueblos de la provincia conozcan las creaciones de su paisano más célebre

TEXTO: ANTONIO JAVIER LÓPEZ

Lunes, 30 de julio 2007, 05:36

MARÍA José Valverde ya sabe lo que va a pasar. Se lo ha dicho su experiencia. Cada visita se parece a la anterior y a la siguiente, sobre todo cuando tiene que guiar a los grupos llegados desde diferentes pueblos de la provincia. Llegan cohibidos, con una mezcla de ilusión y reparo dibujada en el rostro. Al rato se van soltando. Siempre la misma imagen, sobre todo en las excursiones de personas mayores: las mujeres delante, atentas, casi ansiosas; los hombres detrás, las manos cruzadas en la espalda y el gesto serio.

Aunque siempre hay excepciones. La de este grupo se llama Gonzalo Pascual. Coge del hombro a su mujer, Carmen Gallardo, mira fijamente los cuadros, sonríe a menudo y pregunta todo lo que se le pasa por la cabeza. Carmen y Gonzalo acaban de llegar al Museo Picasso Málaga (MPM). Forman parte de la visita guiada que van a realizar un grupo de vecinos de Alfarnate, gracias al convenio del museo con la Diputación Provincial. Una hora en autobús, desayuno, nervios en la calle San Agustín, las mujeres dejan los bolsos en la consigna, los hombre no saben dónde ponerse, María José Valverde se presenta. Empezamos.

La guía del Departamento de Educación del MPM explica cómo funciona la visita: «Picasso decía que lo más importante es ob-ser-var los cuadros. Por eso, vamos a colocarnos delante de algunas obras y las vamos a mirar con atención para luego comentar entre todos qué estamos viendo». La primera parada en el camino es un pequeño óleo sobre tabla.

«¿Qué está pasando aquí?», pregunta María José. Responde Francisca Luque, apostada en la primera fila: «Es una niña con un payaso en brazos, además, por la ropa que lleva debe de ser una obra muy antigua, porque esos camisones ya no se hacen». El alcalde de Alfarnate, José María Ruiz, también participa en la visita y apostilla que parece una escena familiar, sobre todo por la decoración y los muebles. La monitora asiente satisfecha y explica que la pequeña es Lola, la hermana del artista, que pintó 'La niña y su muñeca' con catorce años.

Debate frente al cuadro

Lo que más les impresiona del siguiente cuadro es el bebé descomunal que una mujer mece entre sus brazos. «El niño es un ejemplar», bromea Gonzalo. «Sí, sí, la madre es muy grande, ¿pero el niño es enorme!», remacha Carmen. La guía frena ahí el debate. Primero pregunta de dónde han sacado que se trata de una madre y su hijo. «¿Mujer, lo tiene cogido en brazos y lo mira con ternura!», zanja María Guardeño.

María José Valverde añade que Picasso pintó 'Madre y niño' entre 1921 y 1922, cuando estrenó la paternidad con su primogénito, Paulo. María y Carmen se miran orgullosas, Gonzalo besa a su mujer en la frente y Francisca comenta con una visitante -que no pertenece al grupo de Alfarnate- que su vecina tenía razón.

Francisca encabeza el recorrido, que ahora se sitúa frente a uno de los iconos del museo: 'Olga Kokhlova con mantilla' (1917). La propia Francisca abre los comentarios: «A primera vista parece una andaluza, con esos caracolillos en la frente, la peineta y la mantilla... Va vestida muy española, pero tiene cara de extranjera, está demasiado blanca para ser de aquí».

Carmen, Trinidad y María se han enredado en un debate de cuchicheos. La guía pregunta qué ocurre. Las tres callan, un poco apuradas. María contesta: «Este encaje nos parece muy raro. No lo hemos visto nunca, o es muy antiguo o no es una mantilla». La monitora abre los ojos, asombrada: «¿Muy bien! Esta mujer es Olga Kokhlova, que era rusa, y para este cuadro Picasso le puso en la cabeza el tapete de una mesa como si fuera una mantilla». Las tres vecinas se abrazan entre risas.

Lola Flores en el lienzo

Las mujeres siguen llevando la voz cantante cuando el grupo se coloca ante 'Mujer con los brazos levantados' (1936). Gonzalo se hace un hueco y defiende que la protagonista del cuadro es una mujer muy apasionada, porque tiene los ojos muy abiertos, las uñas afiladas y las pestañas largas. Francisca le da la razón: «Tiene mucho carácter. ¿A mí me recuerda a Lola Flores!». Y Trinidad Arroyo se asusta: «¿Dios santo! Picasso se quedaría de piedra con lo que decimos de sus obras».

A ninguno se le escapa la tórrida sensualidad que desprende 'Susana y los ancianos' (1955). Francisca lleva unos minutos frente al lienzo. Gira la cabeza a un lado, luego al otro: «¿Qué lío de piernas! Yo no sé cómo está puesta la muchacha, pero a los dos de atrás les gusta mucho».

Ha pasado una hora y los vecinos de Alfarnate llegan a la última sala del museo. Ahí se topan con la marejada turquesa de 'Bañista' (1971). Sin darse cuenta, el grupo aplica los consejos de la guía. Observan el cuadro, dan sus ideas y, con la ayuda de la monitora desentrañan el sentido de la obra. María lo resume: «La semana que viene vengo con mi hijo. ¿Ahora ya entiendo a Picasso!».

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