
La vida en libertad
Se cumplen diez años de la liberación de José Antonio Ortega Lara, que permaneció 532 días en un zulo secuestrado por los etarras
TEXTO: ROSALÍA SANTAOLALLA
Martes, 24 de julio 2007, 15:14
ENTRE el rostro cadavérico que pudieron ver los burgaleses que fueron a darle la bienvenida a casa tras su liberación y el conferenciante que trata ... de convencer a los estudiantes de las bondades de la donación de sangre median diez años y una larga historia de superación personal. José Antonio Ortega Lara, víctima del secuestro más largo cometido por ETA -un hombre de «profundas convicciones», según el alcalde de Burgos, Juan Carlos Aparicio-, ha ido implicándose en algunos proyectos durante los últimos años hasta convertirse en un miembro activo de distintas asociaciones en las que sus colaboradores le destacan por sus ganas de trabajar.
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Las fotografías de aquel 1 de julio en las que se le veía entrando a su casa apoyado en su esposa Domitila Díez y su cuñado Isaac, vestido con un chándal rojo, barba y 23 kilos menos, después de un cautiverio de 532 días, dieron la vuelta al mundo hace diez años. La imagen de sufrimiento que transmitía el funcionario de prisiones se ha borrado de su expresión en la última década y las heridas internas -de las que solo él conoce su estado- han dado paso a un trabajo comprometido.
También ha cambiado la foto familiar. Aquel pequeño subido en los brazos de su reencontrado padre, saludando desde un quinto piso, es ahora un adolescente con una hermana pequeña. La avenida Eladio Perlado, en el Gamonal, tampoco es ya el escenario de esa estampa, ya que hace varios años cambiaron su residencia a una zona de reciente construcción en el norte de la capital burgalesa. Las miradas cómplices y compasivas han dejado paso a la normalidad de la costumbre, incluso a la presencia de su escolta.
Su reincorporación a la actividad y a la vida pública ha sido progresiva. En noviembre del 2001, la asociación de antiguos alumnos salesianos de Burgos convocó una rueda de prensa para explicar una iniciativa que pretendía impulsar la creatividad de los estudiantes de Formación Profesional. Allí, los periodistas se encontraron con sorpresa al secretario de la asociación, José Antonio Ortega Lara, quien se reveló como un gran conocedor de estos estudios y que, desde entonces, ha participado en la organización de certámenes de este tipo. Dos años después, su inclusión casi testimonial -en el puesto 26- en la lista del PP al Ayuntamiento de Burgos, liderada por Juan Carlos Aparicio, fue la constatación de que seguía ligado a una formación a la que está afiliado desde 1986.
Ortega Lara aseguró entonces que había decidido formar parte de la candidatura por «solidaridad» con los ediles que diariamente se juegan la vida por defender sus ideas. Aunque el ex ministro le ofreció un puesto más alto, se negó por no poder trabajar a tiempo completo en el Ayuntamiento. Sobre su posible futuro político, el presidente provincial, César Rico, afirma que no hay planes «para nadie» en la formación e insiste en que Ortega es «como cualquier otro afiliado», aunque destaca su colaboración en las actividades del PP. De hecho, aunque no ha repetido en la lista en las municipales, los presentes en el hotel en el que el PP burgalés celebró su mayoría absoluta el 27 de mayo fueron testigos de su felicitación a Aparicio y al presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera.
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Durante los últimos cuatro años, Ortega Lara ha incrementado su presencia en actos públicos y ha aumentado su ritmo de actividad. Ha participado periódicamente en el consejo del Instituto Municipalizado de Instalaciones Deportivas de Burgos como consejero vecino, en representación del PP, y desde hace dos años y medio forma parte de la junta directiva de la Hermandad de Donantes de Sangre de Burgos a petición de su presidente, José Ignacio Mijangos. Como vicepresidente, ha tomado las riendas de las acciones de concienciación, visita centros de salud y ofrece charlas en dependencias educativas y asociaciones de vecinos. «Como un profesor, muy seguro y didáctico», apunta la responsable de un instituto donde impartió una conferencia hace un mes. «Le gusta y sirve», dice el presidente de la Hermandad, quien le define como un hombre con una «tremenda fuerza de voluntad».
Un hombre muy inquieto
Mijangos afirma que el ex funcionario es un hombre «inquieto y muy serio» dedicado «en cuerpo y alma» a la entrega a los demás. César Rico cree que Ortega Lara está desarrollando una vida normal y «con ganas de ayudar a gente que necesita apoyo». Aparicio asegura que está «todo lo bien que se puede estar» después de haber sufrido una situación como la que tuvo que atravesar, encerrado más de 500 días en un oscuro, estrecho y húmedo zulo, de 1,80 metros de altura en su parte más elevada, sin más vistas que dos fotos descoloridas de un paisaje.
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En los últimos años ha intensificado su colaboración con las asociaciones de víctimas del terrorismo. Comenzó con su presencia en protestas después de los atentados -las de Burgos durante su cautiverio fueron de las más numerosas que se recuerdan en la ciudad- y, últimamente, ha apoyado el ciclo de charlas y mesas redondas organizado por el recién creado Foro Burgalés de Apoyo a las Víctimas del Terrorismo. También estará presente en los actos del décimo aniversario del asesinato del concejal Miguel Ángel Blanco, otra víctima que cambió la respuesta ciudadana contra las acciones de la banda terrorista ETA.
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