Detienen a siete personas en apenas una hora por intentar ocupar viviendas vacías

Dice que lleva ocho años viendo el piso vacío en la calle Doctor Marañón. Obligado a abandonar su domicilio actual, que pertenece a un allegado, ideó un plan para no verse en la calle con su novia, que está embarazada. «Un familiar me hizo un favor y habló con un excerrajero al que conoce para que abriera la puerta. Él no sabía nada. Le dijimos que se me habían olvidado las llaves dentro», comenta el joven de 22 años, los cuatro últimos, asegura, sin trabajo.

Pero una patrulla los sorprendió, y acabaron todos en los calabozos. Allí coincidieron con otras tres mujeres que habían sido imputadas por el mismo motivo. En menos de una hora, la Policía Nacional arrestó a siete personas por dos intentos de ocupación de inmuebles en la capital, una práctica que se está multiplicando en las últimas semanas. De hecho, al día siguiente, la Policía Local efectuó otras dos detenciones por hechos similares.

Los tres casos sucedieron en la zona norte de la ciudad. Los dos primeros, en un paréntesis de 45 minutos. A las 15.00 horas del pasado martes, la sala del 091 de la Comisaría Provincial recibía la llamada de un empleado de una sucursal bancaria que informaba de que un grupo de personas se habían instalado sin permiso en una vivienda embargada. Se trata de un piso situado en el número 24 de la calle Guadalbullón, en La Palma.

Agentes de la Brigada de Seguridad Ciudadana acudieron al lugar e interceptaron a tres mujeres, las cuales, según indicaron las fuentes consultadas, alegaron que habían sido autorizadas por el banco. Acabaron detenidas.

«No llegamos a abrir la puerta»

A las 15.45 horas se produjo la segunda intervención. Un ciudadano telefoneó a la policía para alertar de que alguien estaba intentando forzar la cerradura de una vivienda en el número 7 de la calle Doctor Marañón.

Al llegar, los agentes sorprendieron a tres hombres y una chica con una serie de herramientas. «No llegamos a abrir la puerta», confiesa uno de los imputados, tras quedar en libertad. «Lo que no entiendo es que haya una casa vacía y nosotros tengamos que quedarnos en la calle».

El joven añade: «Nos han engrilletado, como si fuéramos delincuentes. Pasé una vergüenza que no es normal al salir detenido del edificio». Asegura que en el juzgado le impusieron una multa de 180 euros a cada uno. «Para comer tenemos que ir a los Ángeles Malagueños de la Noche porque no encuentro trabajo. Yo no puedo pagar 360 euros -por la suya y la de su novia-, así que tendré que ir a juicio. Y lo único que hice fue intentar meterme ahí.», se lamenta.

Entre ambos episodios, la policía recibió otro aviso por un intento de ocupación en la calle Spengler. La llamada entró a las 15.30 horas y hablaba de ocho personas que trataban de acceder a un inmueble desocupado. Sin embargo, cuando acudieron las patrullas, ya no quedaba nadie en el lugar.