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Preparativos. El real del Cortijo de Torres ya está prácticamente listo para que el próximo fin de semana arranque la Feria de Málaga. :: SUR
MÁLAGA

Los ayuntamientos no están para fiestas

La crisis encoge las ferias, se lleva por delante verbenas, destrona los fuegos artificiales, atenúa las luces y rebaja el nivel de los conciertos Pese a recortarlos al máximo, los municipios se resisten a prescindir de sus festejos por la actividad económica que generan y su proyección turística

FRANCISCO JIMÉNEZ

Domingo, 5 de agosto 2012, 18:09

L as causas que han conducido a los ayuntamientos a la delicada situación que están atravesando son de sobra conocidas: una crisis económica a la que no se le ve fin, una caída sin precedentes de los ingresos una vez que se agotó el maná del urbanismo, demasiado tiempo viviendo por encima de sus posibilidades y una estructura administrativa sobredimensionada en los años de bonanza que ahora resulta imposible de mantener. Las consecuencias también son patentes: rebajas salariales a los funcionarios, planes de ajuste para pagar a proveedores y responder a los préstamos bancarios, inversiones aparcadas 'sine die', un drástico tijeretazo en materia de subvenciones y ayudas de todo tipo, la supresión de actividades y eventos de cualquier índole, la eliminación de los denominados gastos superfluos... En medio de este suma y sigue de recortes en el que cada euro cuenta y se recuenta para sacarle el máximo provecho, una de las peores partes se la están llevando las ferias y fiestas populares, encogidas ya al límite hasta el punto de que este verano ya se han caído del calendario algunas veladillas y fiestas de barrios en municipios como Marbella, Ronda y Vélez mientras que en otros como Mijas o Nerja se mantienen a costa de vecinos, peñistas y comerciantes. En Periana, el Ayuntamiento decidió suprimir a finales de julio una de las citas con más reclamo de la comarca de la Axarquía, la Fiesta del Melocotón, que este año habría cumplido su décima edición.

La realidad es que las arcas de los ayuntamientos no están para muchas fiestas, aunque la mayoría se resiste a prescindir de ellas amparándose en el movimiento económico que, en mayor o menor medida, pueden llegar a generar. Se mantienen, sí, pero prácticamente al mínimo. Menos días de jarana, el alumbrado se atenúa, se suprimen actividades paralelas como festivales y certámenes, los tradicionales fuegos artificiales han pasado a ser prescindibles, las orquestas han sido reemplazadas por la música de ambiente y los artistas locales han ganado protagonismo para completar unos programas de conciertos en los que las actuaciones estelares brillan por su ausencia y en los que se cobra la entrada si se consigue traer a algún cantante de cierto relumbrón.

La estampa se está repitiendo en todas y cada una de las ferias que se están celebrando este verano en la provincia. También lo hará en la de Málaga, que arranca el próximo fin de semana con un día menos de programación oficial en la misma tónica de los últimos dos años. Como en el resto, los efectos de la austeridad se han intentado paliar potenciando la participación de colectivos ciudadanos y culturales en distintos eventos, pero en este caso, tirando del patrocinio de Cervezas San Miguel (150.000 euros) y El Corte Inglés, que aporta parte de los fuegos artificiales (valorado en 20.000 euros) que inaugurarán la feria la noche del viernes (los de la clausura se suprimieron en 2009).

Para este año, el ahorro ronda el medio millón de euros, procedente fundamentalmente de la supresión de puntos de luz y la reducción de costes en la puesta a punto del real. De hecho, en la programación artística y cultural apenas se ha conseguido ahorrar 70.000 euros hasta situarlos en 382.000 al margen del citado patrocinio. «Bajar más es imposible porque ya se llevan varios años recortando, pero conviene tener en cuenta que la feria, además de diversión, también es una inversión y no se pueden dañar ni su imagen turística ni la actividad económica que genera», advierte el concejal de Cultura, Damián Caneda, quien aboga por buscar el equilibrio justo para «no despilfarrar, pero tampoco quitarle vida a la ciudad».

Un mensaje que también suscriben los hosteleros de la provincia. «En estos momentos es comprensible que se reduzcan costes, pero las ferias también sirven de motor económico en muchas localidades y, si hablamos de la de Málaga, es sin duda el mayor escaparate turístico del verano», afirma el presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Málaga (Aehma), Rafael Prado, que insiste en su discurso de potenciar la feria del Centro como ventana al turismo. Como muestra de este impacto, los 28.000 cruceristas que desembarcarán en la capital durante la semana de fiestas.

Un discurso que para nada comparten los peñistas, quien al igual que los vecinos del Centro plantean que, ahora que toca ser austeros, sería un buen momento para plantearse la supresión de la feria del Centro y aglutinar toda la actividad en el real de Cortijo de Torres. Los primeros, porque restan potenciales clientes a sus casetas; los segundos, para alejar el ruido y las molestias que se instalan bajo sus casas. La experiencia más próxima en este sentido sería la de Marbella, que en junio ya unificó en un mismo recinto la feria de día y la de noche, medida que se repetirá en octubre en la de San Pedro.

«Habría que replantearse seriamente qué feria queremos, especialmente dada la situación económica actual», apunta el presidente de la Federación Malagueña de Peñas, Jesús González, quien ampliando el abanico al resto de la provincia defiende que, pese a los recortes, «se siguen organizando fiestas muy dignas, de forma que no se está notando que los presupuestos sean inferiores». Eso sí, precisa que, «aunque hay que amoldarse a los tiempos que corren, siempre sería preferible tener mejores conciertos».

En ese punto es donde entran en escena los promotores musicales, que tienen que hacer verdaderos encajes de bolillos para atender las peticiones de los ayuntamientos de abaratar costes y ser capaces de conformar el mejor cartel posible para los festejos. Ante esta tesitura, los conciertos de postín sin pasar por taquilla son ya una 'rara avis' en las ferias. En el caso de la capital, serán gratuitas las actuaciones en el Auditorio de Rosa lópez, India Martínez y Juan Valderrama, mientras que para ver a Pitingo y Macaco habrá que pagar 5 y 10 euros, respectivamente. «La decisión de cobrar la entrada, aunque sea únicamente para cubrir costes, me parece acertada ante los recortes: el que quiera asistir que lo pague», defiende el gerente del Grupo Espectáculos Mundo, Daniel Rodríguez, quien recalca que «ya no queda más margen».

Los que no acaban de verle la rentabilidad son los encargados de las atracciones. «Entre que la gente gasta menos y que los ayuntamientos están quitando días a las ferias, cada vez lo tenemos más complicado para salir adelante», se lamenta el portavoz de la Asociación de Feriantes de Málaga y Provincia, José Blánquez, quien a sus 81 años y después de toda una vida de feria en feria asegura que «si el año pasado fue difícil, lo de éste no se había visto nunca ya que el dinero que se gana en un pueblo se acaba perdiendo en el siguiente». En definitiva, «lo comido por lo servido».

Quienes también están sufriendo los daños colaterales de los recortes son las empresas de pirotecnia, que en los últimos años han visto caer prácticamente a la mitad el número de espectáculos y los que se mantienen recortan un 30% los costes. Si en Málaga se suprimió la traca para despedir las fiestas, en Fuengirola celebrarán en octubre su cuarta Feria del Rosario sin fuegos. Además, este año también se los han ahorrado en la Noche de San Juan, aunque se han mantenido los del Día del Carmen en Los Boliches. «Los fuegos son el espectáculo más barato, popular y masivo, pero cada vez son más los municipios que prescinden de ellos», expone Guillermo Rodríguez, gerente de la Asociación Española de Fabricantes de Fuegos Artificiales, con sede en Valencia.

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