Pilar Jurado, soprano, compositora y directora de orquesta: «Me encanta ser una diva en el escenario, no fuera de él»

-En el concierto de Ronda se sale de su registro habitual. ¿Se atreve con todas las músicas?

-Es que solo hay dos clases de músicas: la buena y la mala, y la buena es maravillosa y nos hace soñar a todos.

-'El placer de cantar' es el título de la conferencia que pronuncia hoy...

-Hablaré del placer de cantar pero también del placer de vivir mi primera ópera en el Teatro Real. Ha sido un barrido absoluto de muchas emociones, ha sido tremendo desde el primer día que me la encargaron hasta todo lo que ha ocurrido en el estreno. Ha sido bestial. Me parecía que era el momento de poder hablar en primera persona de ese placer, porque de esas cantidades de placeres distintos que existen según los filósofos -el psíquico, el físico, el emocional...- todos se han visto afectados en este proceso.

-¿Hay un antes y un después del debut en el Teatro Real con la obra 'La página en blanco'?

-No me ha dado tiempo a ser muy consciente, pero la gente que está alrededor de mí me hace darme cuenta de que ha sido así. Quizá también por una razón muy especial. No siempre los artistas clásicos, la gente que vive de la Cultura con mayúsculas, tienen acceso al gran público. La gente de a pie normalmente no sabe que hay gente que hacemos estas cosas que hacemos, o no nos ponen cara y nombre, y creo que en estos últimos meses todo el mundo ha puesto cara y nombre a mi persona. Eso es bonito, porque es abrir de alguna manera el corazón del gran público a un tipo de cultura que está destinada a unos pocos. Cuantos más acceso a la cultura hay, más rico es el pueblo que la tiene. Es un orgullo ser un poco estandarte de esta nueva generación que con fuerza queremos estar cerca de la gente y motivarles para conseguir una sociedad mejor.

«Querida y respetada»

-Los compañeros, ¿la miran ahora de otra manera?

-Hace tiempo que siento que los compañeros me miran de otra manera, incluso antes de lo del Real (risas), pero tiene que ver con una trayectoria... Y, como decía, tampoco soy demasiado consciente. Mi día a día es trabajo, trabajo, trabajo y mucha música. Pero sí es cierto que la gente cuando te mira y ve toda tu trayectoria... me siento muy querida y muy respetada. Ese el mejor reconocimiento a una carrera, el premio a mucho trabajo y a mucha honestidad.

-Cayó una barrera, ¿quedan muchas por superar en su profesión?

-Nunca he tenido la sensación de que existieran barreras infranqueables. Desde pequeñita siempre he tenido la sensación de que intentando hacer realidad los sueños podemos conseguir que nuestra vida sea un poquito mejor cada vez. Siento que hay todavía muchas cosas que me hace ilusión hacer y como nunca me ha asustado el trabajo y nunca me han asustado los retos... creo que me pasaré la vida de reto en reto (risas). Estoy en un momento muy dulce, con mucho trabajo, y muy cansada también porque es un no parar, pero me siento muy feliz.

-Hay muchas mujeres compositoras y directoras, ¿pero no son aún menos visibles que los hombres?

-No es una cuestión de género. A veces, la cultura que es más compleja llega con un poco más de dificultad a la gente en general, pero los que vivimos en el mundo de la creación y de la vanguardia cultural nos conocemos todos y sabemos lo que hace cada uno.

-Pero todavía hay a quien le extraña ver a una mujer con la batuta...

-Nunca he tenido ningún miedo a hacer las cosas que he hecho por ser mujer. Ya la gente cuando me mira no ve solo a una mujer que canta, que dirige, que compone... ven a la persona que soy y a la persona que se ha ganado a pulso toda su carrera. Lo importante es no tener ningún tipo de complejos, yo jamás los he tenido. Nunca me he considerado ni superior ni inferior, me he considerado yo y he luchado por las cosas que quería. Eso es lo que al final te hace ser coherente con tu vida profesional y personal.

Cercana

-¿Las divas son cosa del pasado?

-Creo que no. ¡Hay gente a la que le encanta! El divo de verdad es aquel en el que los demás ven esa divinidad, esa capacidad de llegar, de sublimar... Son los ojos del otro los que te dan esa cualificación. Otra cosa es la postura de diva, o el ir haciendo alarde fuera del escenario. Yo nunca me he sentido próxima a esa actitud. Para mí es muy importante el contacto con la gente, el sentirme cercana, me encanta cuando vienen a saludarme tras la actuación. Pero en un escenario me encanta ser una diva, porque en ese momento estoy dando todo lo mejor de mí y estoy conmoviendo a los que están delante. Su propia emoción me conmueve y eso es absolutamente mágico y único.

-Ha fusionado ópera con música electrónica, ¿qué es lo próximo?

-En octubre presento mi nuevo proyecto con músicas de cine, 'Pilar Jurado. Una voz de cine'. Es uno de los más especiales que he hecho y un trabajo del que me siento tremendamente orgullosa porque creo que es de mucha calidad, pero para todos. Siempre se tiene la idea de que las cosas que son para todos o que son más populares tienen que tener menos categoría o ser más superficiales, y para nada. Quiero demostrar que se puede hacer algo de mucha calidad para que lo disfruten todos.

-Porque su máxima es llegar a cuanta más gente mejor.

-Sí, porque creo que en la medida en la que la gente te conoce y entiende tu trabajo le es más fácil acceder a tu creación más compleja y elaborada. En una época de vanguardia en la que todo el mundo buscaba sonidos nuevos, la gente se sintió un poco asustada por estos experimentos y fue abandonando las salas de conciertos. Mi gran privilegio ha sido ver el Real durante las ocho representaciones absolutamente lleno.