Una reforma que no admite más demoras

La reforma de las calles de los alrededores del mercado de Atarazanas deberían comenzar sin más demora pues el entorno lo necesita. En su momento se anunció que las obras comenzarían este mismo mes, después de que esta actuación se haya ido demorando en exceso. Los trabajos fueron contratados el pasado mes de agosto, y las obras ya debían de haber comenzado, pero se han visto retrasadas debido a los permisos que había que obtener de la Junta de Andalucía para los sondeos arqueológicos.

Las obras, que tienen un plazo de ejecución de seis meses, consiste en la reurbanización para convertir la zona en semipeatonal de las calles Sebastián Souvirón, Olózaga, Moreno Carbonero, Sagasta y Guillén de Castro del entorno del mercado de Atarazanas, que contarán con un nuevo pavimento. El proyecto mantiene la actual ubicación y distribución de las zonas de estacionamiento de carga y descarga en las calles Guillén de Castro y Sagasta. Igualmente está previsto mantener los aparcamientos para motos con la única salvedad de que el existente en la calle Sagasta compartido con la carga y descarga se trasladará al otro lado de la calle para que, una vez que acabe el horario comercial, quede más liberada la fachada del mercado central.

Además, el proyecto también prevé plantar un total de 39 naranjos en las diferentes calles que abarca, a excepción de la de Guillén de Castro, donde no caben por la necesidad de dejar sitio suficiente a los estacionamientos de carga y descarga.

Se construirá igualmente otra isla de contenedores soterrados a continuación de la que ya existe en la calle Olózaga. Solo falta que las obras arranquen de una vez.

Calle Sebastián Souvirón: acceso imposible

Mientras comienza o no estas obras, un vecino del lugar, Miguel Gómez, envía las fotografías que acompañan este texto para denunciar que resulta muy dificultoso el acceso a los comercios y a las viviendas del nº 10 de la calle Sebastián Souvirón. «Se pidió, al menos, un paso de peatones. Esperamos que en la inminente rehabilitación de la zona se tenga en cuenta». En su opinión, «los alcorques con naranjos proyectados y las motos son incompatibles». Con todo, se muestra esperanzado en la próxima rehabilitación del enclave porque dice que «los ciudadanos que viven en esta céntrica y vistosa calle y los pequeños comercios que de forma heroica sobreviven lo merecen». Por último hace una sugerencia final. «Sin duda, las motos estorban y afean el entorno.Hay posibilidad y espacio de ubicarlas en una calle cercana, sin estorbar a entradas de comercios ni viviendas, pues el paso de peatones es una necesidad».

Sobre la misma zona comenta otra ciudadana acerca de las señales de tráfico verticales de los alrededores del mercado central, pues dice que muchas de ellas «están inclinadas, torcidas o del revés o caídas en suelo por las embestidas de coches y camiones», por lo que pide su arreglo.