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Antonio, afilador y en verano vendedor de chumbos.

SOS chumberas

Una plaga de cochinilla está acabando con grandes extensiones de esta cactácea

Francisco Gutiérrez

Domingo, 17 de agosto 2014, 02:11

Antonio es un afilador de la Trinidad. En la calle Héroe de Sostoa, cerca de la estación de metro La Isla, ha montado su improvisado puesto ambulante de chumbos. Sobre un cesto ha colocado una caja con el fruto, y cerca su otro instrumento de trabajo, la máquina de afilar. «Tengo que buscarme la vida, y ahora en verano esto es lo que hay». Pero lo que hay señalando el cubo de chumbos empieza a escasear. El año pasado los recogía de muy cerca, por Puerto de la Torre, junto a las vías del tren. Este año tiene que hacer más kilómetros, en concreto hasta Vélez. «Por aquí cerca ya no quedan», asegura. «Me dijeron que por Vélez aún están sanos, y allí que voy todas las mañanas a recogerlos, eso sí, bien temprano». Y esto se nota en el precio: si el año pasado ponía 6 piezas por un euro, este son cinco las que ofrece a sus clientes.

En gran parte de la comarca del Guadalhorce, a la que solía ir Antonio a recoger chumbos, las plantas aparecen cubiertas de una tela blanca. Son los síntomas de la infección por una plaga de cochinilla, que acaba matando las plantas y con ellas la posibilidad de que muchas personas puedan ganarse un dinero aprovechando sus frutos, exquisitos durante esta época del año. Pero también puede ocasionar otros problemas económicos, ya que el fruto tiene diversos aprovechamientos. Así, en Ojén Finca la Giralda elabora un aguardiente de chumbos, como hacen otras destilerías de las Serranías de Ronda y Grazalema. En Écija una empresa los envasa frescos y envía a domicilio. En Murcia y Almería se hacen mermeladas y también tiene usos cosméticos como cremas antiarrugas. Incluso tienen un valor ornamental: sobre una pala, paleta o penca de chumbera los biznagueros malagueños colocan los tallos de las inflorescencias con su ramillete de jazmines, una estampa típica del verano malagueño.

La cochinilla está poniendo en jaque a las administraciones y agricultores. La plaga se localizó en 2007 en Murcia. Rápidamente se extendió por la región, a pesar de los más de dos millones de euros que gastaron las autoridades murciana en tratamientos fitosanitarios. De allí pasó a Almería, donde ya el año pasado era visible el ataque de la cochinilla en las chumberas del Parque Cabo de Gata.

Investigadores del Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, IFAPA, de Churriana, han analizado esta plaga y determinado que se trata de la cochinilla del carmín o Dactylopius coccus. Aunque no hay datos sobre la extensión afectada, sí se sabe que las chumberas del Genal y el Guadalhorce están muy infectadas.

Esta cochinilla del carmín es conocida desde hace siglos. Al igual que la chumbera, es originaria de América. Allí ya la utilizaban los indios en épocas precolombinas para elaborar tintes. Este mismo uso ha tenido en Europa durante siglos, hasta que se inventaron los tintes artificiales. La cochinilla se alimenta succionando la savia de la planta. En los primeros momentos se pueden eliminar manualmente, desprendiendo esa capa algodonosa con un cepillo, por ejemplo, impregnado con jabón potásico. Pero como las chumberas son especies a las que no se les presta casi ningún cuidado, la propagación es muy rápida, y la cochinilla acaba con la planta. En ese caso, se recomienda la poda manual o mecánica y enterrar o triturar esos restos vegetales para intentar frenar el avance de la plaga. Las hembras y ninfas se fijan a a las paletas de las chumberas y se dispersan a través del viento, lo que explica su rápida propagación. No obstante, este insecto es inofensivo para el hombre, y sólo los machos, los únicos alados, pueden ocasionar alguna molestia cuando acuden atraídos por la luz, aunque no pican.

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