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Regina Sotorrío
Viernes, 18 de septiembre 2015, 13:28
No estaba allí, no físicamente. Pero a través de un intermediario y vía móvil se interesaba por el transcurso de la rueda de prensa. Con ganas de jugar a la sorpresa y al misterio tras su reciente libertad, Ai Weiwei ha asegurado que vendrá a Málaga, pero no se sabe cuándo. Puede que uno de estos días le encuentren paseando como un turista más entre las doce esculturas gigantes que desde hoy se exponen en el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga. Quién sabe. Con él o sin él, el CAC se apunta el tanto de ser de los pocos lugares de Europa, junto con Munich y Londres, en contar con una exposición de Ai Weiwei. Y el primero y único en exhibir en España 'Circle of animals. Zodiac Heads' (2010).
El artista y activista chino, en arresto domiciliario en Beijing hasta el pasado 22 de julio por su actitud crítica al gobierno, reconstruye con su mirada comprometida el zodiaco chino en el CAC. Al fondo de la sala, doce cabezas de animales en bronce dispuestas en círculo se levantan hasta tres metros de altura del suelo. Una instalación que impacta a quien se atreve a traspasar esa línea imaginaria para colocarse en el centro y mirarlas cara a cara: desde ese punto le observan la rata, la liebre, el gallo, el perro, el mono, el dragón, el buey, el caballo, la cabra, la serpiente, el tigre y el jabalí. Todos meticulosamente tallados, con todo tipo de detalles: las escamas de la serpiente, la labrada cresta del gallo, las imponentes fauces del dragón...
No tienen un sentido mágico ni místico, ni buscan crear un centro de energía espiritual. El objetivo es más terrenal: la denuncia. Ai Weiwei se inspira en las esculturas que decoraban la fuente-reloj del palacio de verano de Yuaming Yuan y que fueron expoliadas durante la Segunda Guerra del Opio por las tropas inglesas y francesas. Reflexiona permanentemente sobre aspectos como el imperialismo, el poder, la lucha de clases... y estas ideas él las lleva a sus obras y las interrelaciona con imágenes de las raíces de su propia historia, detalla Fernando Francés, director del CAC y comisario de la exposición.
Reclamar la democracia en China es su principal obsesión artística y vital. Y aquí también lo hace, pero por otra vía. Entiende que la situación tiene que cambiar, pero desde la identidad original china, mantiene el comisario. Porque, continúa Francés, no puedes crear conciencia de libertad contemporánea sin controlar el peso de la historia, y parte del peso de la historia es el patrimonio.
Las esculturas, que permanecerán en el CAC hasta el 6 de diciembre, han sido antes expuestas en exteriores de museos norteamericanos y también en Londres, pero es la primera vez que se ve en la Europa continental. Tras Málaga, las figuras harán el viaje de vuelta a Beijing.
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