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Ramundo, Olmedo y Jiménez fueron expedientados por cobrar como ediles del Gobierno local.

Una concejala de Jaén, expulsada por subirse el sueldo, asesora a los exediles de Ciudadanos en Benalmádena

La exportavoz de la formación naranja en la capital jiennense visitó a sus excompañeros de partido, que también mantendrán sus actas

Alberto Gómez

Martes, 15 de marzo 2016, 01:11

Los concejales expulsados de Ciudadanos comienzan a unirse para arremeter contra el partido que hasta hace semanas veneraban. La exportavoz de la formación naranja en Jaén, Salud Anguita, expedientada por subirse el sueldo más de 10.000 euros brutos al año junto a sus dos compañeros de bancada con el apoyo del Partido Popular, que gobierna con mayoría simple, visitó la semana pasada a sus excolegas de partido en Benalmádena. La situación de los ediles en el municipio costero es similar a la de Jaén, salvo que en este caso cuentan con el respaldo del PSOE, que les asignó salarios idénticos a los del equipo de gobierno pese a estar en la oposición. El comité de garantías de Ciudadanos se mostró implacable en ambos casos, saldados con la expulsión o con la dimisión de los concejales antes de la resolución de sus expedientes.

La estrategia de los ediles expedientados pasa ahora por presentarse ante la opinión pública como víctimas del partido liderado por Albert Rivera. Anguita mostró su apoyo a los concejales de Benalmádena, que también mantendrán sus actas pese a haber firmado una carta ética en la que se comprometían a abandonar sus cargos en caso de incumplir con los estatutos de la formación. «Están pasando un momento duro, pero estoy segura de que lo van a superar y van a seguir trabajando por su ciudad. Creo que no han perdido la ilusión», sostiene la exportavoz de Ciudadanos en Jaén, que alabó especialmente la labor de su homólogo en Benalmádena, Bernardo Jiménez, expulsado en febrero: «Tengo plena confianza en él. Me ha demostrado desde que le conozco, hace unos dos años, que es una buena persona que lleva mucho tiempo trabajando por y para el partido».

Anguita se mostró muy crítica con su partido de origen: «Mi opinión personal es que en el partido de Rivera sobran las personas que piensan demasiado. Desgraciadamente ya no me lo creo. La apuesta por la meritocracia y la capacidad es mentira. El partido lo que quiere realmente es a personas manejables que no tengan el menor poder». Las declaraciones de la exportavoz jiennense coinciden con las de los tres concejales expedientados en Benalmádena. Dos de ellos, Beatriz Olmedo y Óscar Ramundo, señalaron «extrañas presiones, insidias e injusticias» como motivos de sus dimisiones, anunciadas para anticiparse a la decisión del partido, que ya había expulsado a Jiménez. Los tres concejales pasarán previsiblemente al grupo no adscrito, aunque el alcalde, Víctor Navas, continúa sin aclarar si mantendrá sus delegaciones especiales y sus dedicaciones exclusivas.

Comité de garantías

El comité de garantías de la formación naranja ya ha expulsado a más de cincuenta cargos públicos desde las elecciones municipales con el objetivo de evitar rodearse de escándalos de corrupción como los que asolan al PP y el PSOE. El secretario de Organización de la formación naranja, Fran Hervías, es el responsable de dirigir el comité y, por tanto, el blanco de los dardos de los ediles expedientados. Olmedo lo acusa de «poner en tela de juicio la honorabilidad y honradez de los que somos cargos públicos electos, presumiéndonos corruptos». Por su parte, Hervías sostiene que «actuaciones como las suyas no tienen cabida» en el partido naranja.

El organigrama benalmadense asigna el mismo salario, unos 45.000 euros anuales, para los miembros del tripartito que gobierna en minoría (PSOE, Izquierda Unida y Alternativa por Benalmádena) que para los partidos de la oposición que apoyaron la investidura de Navas (Ciudadanos y Costa del Sol Sí Puede). Con la expulsión y dimisión de los concejales de la formación naranja, el tercer partido más votado en los comicios locales se quedará sin representación en el Ayuntamiento. Desde el PSOE siempre han alegado que «los sueldos van ligados al número de horas de trabajo». El PP, en cambio, llegó a definir el organigrama actual como «una compra de voluntades» para blindar a Navas.

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