La vida en el PTA
Excepto a las horas punta, el PTA es una ciudad tranquila, con carril bici, hectáreas de zonas verdes, un lago y un helipuerto. La tecnópolis se parece a una aldea de vanguardia, con servicios pensados para gente joven y formada
GEMA MARTÍNEZ gemamar@diariosur.es
Lunes, 25 de enero 2010, 09:07
De no ser por la pareja de agentes locales motorizados que recorre la tecnópolis y por los vigilantes del SARE, el Parque Tecnológico de Andalucía (PTA) parecería una ciudad irreal, en la que hay edificios como cubos, escaleras futuristas que se dejan ver a través de cristaleras con formas cónicas; tejados que se asemejan a platillos voladores o nubes que parecen reflejarse en las fachadas.
El PTA es una ciudad tranquila siempre que no sea hora punta, porque entonces los vehículos se apelotonan a la entrada o a la salida. Quince mil trabajadores y ocho mil movimientos diarios de coches dan para más de un atasco en esta ciudad pequeña, casi irreal, pensada para horarios de trabajo y con la mitad de la población licenciada en alguna carrera técnica.
Por eso, porque hay quince mil personas que pasan mucho tiempo en el PTA, sentadas frente a un ordenador o contestando un teléfono y después otro, el último negocio privado con vocación de servicio es una clínica que se llama Eos , con un diseño futurista y que ofrece lo que su gerente, la bióloga Marisa Alcaide, denomina medicina tecnológica: «Tratamientos punteros centrados en la prevención de las dolencias más frecuentes en profesiones sedentarias». Dolores de columna, problemas de visión, tensión en ese brazo derecho encargado de mover el ratón o los dedos ateridos de tanto tocar teclados son quejas frecuentes en la tecnópolis.
Laura Puerto, 26 años, llega al Parque a las ocho de la mañana y desayuna en 'Softfood', otro de esos negocios que han apostado por una línea acorde con la población de la tecnópolis. En este caso conjuga el respeto por el medio ambiente con la pasión tecnológica del público al que se dirige. En 'Softfood', por ejemplo, se puede realizar el pago mediante la identificación digital de la huella dactilar.
Concentración de ingenieros
Laura Puerto trabaja en Novasoft y es ingeniero técnico de Telecomunicaciones, 'teleco', dice ella. La mitad de los trabajadores del parque son titulados universitarios; licenciados en Económicas, Ingeniería; informáticos o industriales, explica Felipe Romera, director del PTA.
En la ingeniera aeronáutica Aertec, por ejemplo, el ochenta por ciento de la plantilla tiene carrera universitaria en ingenierías y la edad media ronda los 32 años. Más joven incluso parece la directora de Recursos Humanos, Gloria de la Torre, que además de ser licenciada en Psicología es doctora en Inteligencia Emocional. Debe ser por eso que una de las palabras que más utiliza para explicar el buen funcionamiento de la empresa -premiada por sus prácticas de conciliación e igualdad y reconocida como socialmente responsable- sea 'satisfacción' y que cada año realice una encuesta para medirla. En Aertec -dice-, el absentismo es muy bajo y las relaciones sociales después del trabajo muchas; dos indicadores del estar a gusto.
Siete de cada diez trabajadores del PTA tienen menos de 35 años y sólo dos de cada cien pasan de 45. La tecnópolis en su conjunto tiene una población joven y formada que muchos días opta por el 'tupperware'. Es lo que hace Laura Puerto; traerse la comida, calentarla en alguno de los microondas de una de las salas acondicionadas por la empresa y comer allí: «Pagar un menú todos los días es carísimo», afirma.
Es lo mismo que debe pensar la mayoría de los trabajadores. José Juárez Rodríguez, que está al frente del restaurante ubicado en el edifico al que se conoce como 'El Barco', estima que sólo el veinte por ciento come en alguno de los doce restaurantes que hay repartidos por la tecnópolis. El resto lo hace en la propia empresa, como Laura, y cuando llega el buen tiempo son muchos los que aprovechan las zonas verdes cercanas al lago.
Hasta el lago corre algunas tardes Antonio Gómez-Guillamón, uno de los máximos responsables de Aertec. Mucho más frecuentes e intensas son las carreras por el PTA de Fernando Hardsmal, subdirector general de AT4 Wireless: «Aprovecho el carril bici, los caminos que hay alrededor del PTA y el aire limpio. Tras 17 años no conocía el PTA; sus rincones, caminos, aves.. Vuelvo al trabajo como si comenzara una nueva jornada».
Un lenguaje ajeno
En la tecnópolis se habla un lenguaje ajeno. Las empresas en las que trabajan las teleoperadoras se llaman 'Call-center'; el sistema para compartir coche 'Car-pooling' y la iniciativa de Aertec para consolidar equipos de trabajo a través de actividades lúdicas 'Team building'.
El edificio en el que trabaja Laura se llama 'Software Factory' . No hay jefes, pero sí hay una sala de recreo. La puerta se abre y la escena es la siguiente: un grupo de trabajadores se bate en duelo agarrado a los mangos del futbolín de madera. Un grupo de trabajadoras hablan recostadas en sillones de color naranja. En una esquina hay una mesa amarilla por si se precipita una lluvia de ideas; en otra una pelota de color azul eléctrico, como las que se usan para practicar Pilates.
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