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El ciudadano británico fue arrojado desde la terraza de la imagen, a cinco metros del suelo./ E. GUZMÁN
MÁLAGA

Cómpeta guarda silencio

Hubo numerosos testigos, pero nadie quiere hablar cuando se le pregunta por la multitudinaria paliza que dejó a un ciudadano británico en coma. A falta de que se produzcan detenciones, la investigación continúa sin avances

E. GUZMÁN

Sábado, 13 de junio 2009, 19:43

Mañana se cumple una semana de la multitudinaria pelea que acabó con un ciudadano británico en coma en el Hospital Carlos Haya de la capital, donde todavía permanece ingresado en estado crítico. Y aunque en Cómpeta no se habla de otra cosa, nadie se atreve a hacerlo abiertamente. Los que presenciaron la bronca, porque no quieren verse implicados ni ser citados por la Guardia Civil, que investiga la agresión. Y los que no estaban aquella noche en el lugar, porque no quieren verse señalados por los padres y familiares de quienes supuestamente sí intervinieron en la trifulca.

Tampoco el alcalde y ex párroco de la localidad, José Luis Torres, han querido hacer declaraciones, a pesar de que hay vecinos que aseguran que las peleas los fines de semana en el municipio son constantes y que el local en el que se originó la pelea no debía estar abierto a esas horas de la madrugada.

Al recorrer las calles de la localidad se pueden escuchar versiones muy diferentes de lo sucedido la madrugada del viernes al sábado. La única condición para hablar es mantener el anonimato. «Cómpeta es un pueblo pequeño y aquí todos nos conocemos», dicen para justificar su anonimato.

Los hechos tuvieron lugar sobre las cuatro de la madrugada del pasado viernes en el pub La Estrella de la avenida de La Constitución, junto al hotel Balcón de Cómpeta. La versión más extendida entre los vecinos apunta a que dos chicos jóvenes, el hijo y el sobrino del británico que se encuentra hospitalizado, de unos 16 años, estaban bailando y flirteando con dos jóvenes de la localidad, cuando, al parecer, el ex novio de una de ellas se puso celoso y empezó a increparlos. Fue entonces cuando el padre y tío de los dos menores ingleses, de 49 años, acudió en su defensa, comenzando el enfrentamiento entre un grupo de unos siete británicos y una docena de competeños.

Un testigo, que tampoco ha querido dar su nombre, asegura que la pelea se inició en el interior del establecimiento y que el propietario los expulsó para evitar destrozos. En cambio, otras versiones señalan que el enfrentamiento pudo comenzar fuera del bar que acababa de cerrar.

«Dicen que había por lo menos 30 personas, entre jóvenes, mujeres y personas de mediana edad, que se golpeaban con botellas, vasos e incluso los palos de las sombrillas de las terrazas cercanas en una batalla campal», relata escandalizada una estudiante de 22 años, que asegura que hace tiempo que prefiere no salir de marcha para evitar las peleas que suelen ser habituales los viernes y sábados por la noche en el pueblo.

Tampoco está claro cómo finalizó la pelea. Hay quienes aseguran que el británico recibió un botellazo que lo dejó inconsciente y luego fue arrojado por encima del muro de una terraza a unos cinco metros del suelo, yendo a parar a la puerta de una cochera del hotel colindante. Otros, en cambio, señalan que el británico no fue empujado por la tapia, sino que se cayó en el transcurso de la pelea.

«La ambulancia estuvo media hora con la sirena y se veían chanclas volando e incluso un chico pegando con un cinturón», afirma otra vecina. Este periódico intentó hablar con la familia de la víctima, que rehusó hacer declaraciones.

De momento no hay detenciones y ante lo complicado de la investigación es la Policía Judicial de la Guardia Civil la que se encarga de esclarecer lo que realmente ocurrió.

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