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JÓVENES. El 'botellón' es la principal vía de acercamiento al consumo de alcohol. / JOSÉ ANIÉS
La mitad de los adolescentes que beben se emborrachan cinco veces al año
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La mitad de los adolescentes que beben se emborrachan cinco veces al año

El 47% declara que sus padres son conscientes de que consumen alcohol

M. L. COLPISA

Miércoles, 1 de octubre 2008, 04:05

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Alcohol y adolescencia siguen constituyendo un binomio de alto riesgo. Los menores españoles comienzan a beber poco después de los 13 años y lo hacen de forma asidua entre los 14 y los 16.

Tienen un acceso al alcohol relativamente fácil y cercano. Tanto, que 89 de cada 100 adolescentes declara que en sus casas se bebe alcohol de forma «habitual» (48%) u «ocasional» (41%). Hasta un 53% de los adolescentes españoles que consume alcohol se emborracha cinco veces al año y un 7% lo hace casi todas las semanas. Un 33% lo hace «entre 5 y 30 veces al año», mientras que un 8% admite que emborracharse «entre 30 y 50 veces», lo que supone hacerlo prácticamente cada quince días. Unos abusos que en el 90 % de los casos se concentra durante el fin de semana o los días festivos.

Casi la mitad los adolescentes (47%) asegura que sus padres «saben» que consumen alcohol, mientras que apenas un 20% dice que su padres «no son conscientes» de su consumo de bebidas alcohólicas.

Son sólo algunos datos del estudio '¿Por qué beben? Adolescentes y alcohol : claves para comprender a tus hijos', un trabajo que ampara la fundación Alcohol y Sociedad y del que es autor Francesc Xavier Altarriba, sociólogo y neurocientífico. El estudio ha seguido a 23.000 adolescentes de entre 12 y 18 años a lo largo de cuatro años.

Altarriba plantea que «la batalla contra el alcohol se ha de librar desde la infancia» y asegura que «si no se trasmiten en la infancia valores y hábitos saludables, será más que probable perderla en la adolescencia». Para plantar cara al consumo precoz de alcohol propone recuperar la cultura del «no» y del «castigo responsable» frente a posturas de permisividad absoluta de los padres.

Altarriba examina los hábitos de consumo de unos chicos y chicas -cada vez más éstas- que beben «para intentar separar el divertimento de la obligación, y que por eso concentran el consumo los fines de semana; que tratan de vivir el ocio a tope, desinhibidos para ligar y relacionarse venciendo la vergüenza, y que quieren sentirse aceptados por el grupo». Una búsqueda de aceptación «que convierte en líder al antihéroe, al más fracasado y al de comportamiento más osado, que es el que marca la pauta.

Adultos infantiles

Asegura el sociólogo que «la pubertad se ha adelantado a los 12 ó13 años y la adolescencia se prolonga hasta los 20 ó 22», de modo que «estamos ante unos jóvenes con mentes infantiles en cuerpos adultos». Unos jóvenes que además pertenecen a generaciones que él define como «niños de azúcar» en cuya educación «ha estado prohibido el no, que pasan mucho tiempo solos.

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