Bailemos con San Pascual
La Málaga cofrade encara con ilusión y felicidad otra Semana Santa renovando una tradición que lleva camino de cumplir 600 años
PEDRO LUIS GÓMEZ
Domingo, 13 de abril 2014, 03:11
Hay en la Catedral de Málaga una pequeña y a la vez espléndida escultura de Pedro de Mena dedicada a un santo llamado Pascual Bailón. Este zaragozano, que durante muchos años fue analfabeto y pastor de cabras, siempre estuvo cerca de Dios y con 24 años decidió entrar en los Franciscanos para ejercer el apostolado. De ser un cura humilde (ejerció de portero, cocinero, mandadero y barrendero) llegó no sólo a santo, sino a ser designado por la Iglesia católica como patrono de las obras, asociaciones y congresos eucarísticos.
Porque Pascual, el pastor de ovejas, aprendió a leer con la ayuda de los devocionarios. En 1564 se puso los hábitos franciscanos, atraído por la humildad de la orden y por su disciplina. Asceta y místico, Pascual Bailón siempre fue un enamorado de la Eucaristía, ante la que pasaba horas y horas orando de rodillas brazos en cruz) y defendió como pocos la presencia de Cristo en la Sagrada Forma, incluso frente a los ataques de los protestantes hugonotes cuando cruzó Francia como mensajero provincial de su orden. Humilde, trabajador y siempre feliz, cuentan que cuando rezaba ante la Eucaristía su estado anímico, rebosante de felicidad, le hacía bailar delante del Sagrario. «Es la mayor alegría de la vida, estar ante Cristo Jesús», comentaba. Beatificado por el Papa Pablo V en 1618, fue elevado a santo por Alejandro VIII en 1690. Desde entonces, San Pascual Bailón está considerado como la máxima expresión de la felicidad ante la Eucaristía, ante Dios. El 17 de mayo es su festividad, la de un santo feliz por poder estar cerca de Cristo. Hoy, San Pascual Bailón (que debe su apellido a la forma de expresar su felicidad ante la Eucaristía, o sea, bailando) es venerado en todo el mundo católico y sus restos descansan en la Real Capilla de Villarreal, inaugurada por don Juan Carlos en 1992, el día de su festividad, o sea, el 17 de mayo.
¿Y a qué viene esta perorata en el Domingo de Ramos? Pues como anillo al dedo en este primer 'Encierro', para explicarles a quienes no lo entiendan que la felicidad no es algo ni externo ni lejano al mundo de la Iglesia, y por supuesto ni mucho menos al mundo cofrade y a las cofradías.
Hoy es Domingo de Ramos, y Málaga se convierte en el mejor escenario para la escenificación de la pasión y muerte de Jesús. Y las cofradías sacan a Jesús y a María a las calles, y la gente sale de sus casas en masa a recibirlos, y en cada esquina, en cada lugar, en cada momento, se viven y se ven escenas diferentes y diversas, emocionantes y emocionadas, todas relacionadas entre sí, todas con un mismo origen, todas como unas mismas señas de identidad, las propias del pueblo que las protagoniza.
No puede ser el mundo cofrade (no pueden ser las cofradías) sinónimo de tristeza, ni de abatimiento, ni de pesadumbre, porque como decía San Pascual Bailón, «la mayor alegría es estar cerca de Dios». El respeto, el orden y el sentimiento están, por lo demás no queramos rizar el rizo porque aquí no tenemos que autoflagelarnos por haber nacido ni somos pecadores irredentos, ni tenemos que purgar la vida con la tristeza. Hay cofradías que siguen confundiendo el salir a la calle con formas de ser y sentir que no son nuestras, y por supuesto, mucho menos, se puede ni se debe hacer caso a los falsos 'defensores de la verdad', los que aún creen que hay que sufrir por la misma vida, cuando la alegría de ser cristianos y cofrades es un hecho contextual al conocimiento de la resurrección.
Orden, rigor, sentimiento. el que quieran, pero no confundir de dónde somos, dónde estamos, dónde vivimos y cómo entendemos el procesionar a Jesús y a María en esta tierra, y mucho menos ver algún auténtico peñazo de traslado o de salida procesional con el que alguna cofradía ha querido (y querrá) ser más papista que un Papa como Francisco, que apela y llama a la alegría de vivir, a la alegría de ser cristianos. De ahí a trasladar a Jesús y a María con la tristeza como ambiente y con cara de mártires sufridores de esta mala vida, media un abismo.
Las procesiones en la calle tienen que ser la expresión del sentimiento de un pueblo como el nuestro, basado en la felicidad de la vida frente a la pena de la muerte, porque esta Semana Santa, este sacar tronos con Jesús y María a las calles tiene escrito desde el principio el final, cuando la resurrección supera con creces todos los malos momentos y dolores habidos y por haber. ¡Ha llegado la Semana Santa de Málaga, ya es Domingo de Ramos!, pues salgamos a la calle a gritar con alegría que ya están con nosotros nuestros Cristos y nuestras Vírgenes, desarrollemos un año más la tradición surgida hace casi 600 años y vivamos los momentos acordes con nuestra forma de ser, con nuestra cultura. Es Semana Santa, y lo es en Málaga. Hagamos como San Pascual Bailón, no reprimamos nuestra alegría por ser cofrades, por estar cerca de Cristo, la máxima expresión de la felicidad.
Estrenar en Domingo de Ramos
Es Domingo de Ramos, y el que no estrene corre el peligro de que se le caigan las manos. La tradición se reproduce en cientos de casas malagueñas, en miles mejor dicho, con los trajes nazarenos desplegados sobre la cama y el amor de una madre ayudando al niño a vestirse para realizar su primera salida procesional. Y las palmas llenarán las calles, y la alegría infantil nos hará sonreír a todos, porque ya es Semana Santa, ya están los tronos en la calle, y eso es sinónimo de felicidad, de alegría. Hay para todos y para todo en esta Semana Santa, y comienzan a sobrar otra vez los agoreros, los tristes, los que reniegan de haber nacido. ¡Dios, qué felicidad! Estar aquí, ser herederos de esta maravillosa tradición y pasear por las calles a Jesús y a María, ya sea sobre una borriquita, ya sea prendido por los romanos, ya sea cautivo, ya sea azotado, ya sea crucificado, ya sea yacente. porque al final resucitará, y el domingo que viene la alegría se apoderará de cada una de las esquinas malagueñas, de la Málaga cofrade que entiende que esto es así, que aquí sabemos el final por adelantado, y por tanto tenemos derecho a disfrutar de los momentos, de la estética, de la creencia, del rezo, de la fe y hacerlo siempre con la felicidad y la alegría de la vida. Todos seremos San Pascual Bailón.
Esta Málaga cofrade y nazarena ha crecido lo que no está en los escritos. Ha llegado el Domingo de Ramos, y hoy los niños de la Málaga de la segunda década del siglo XXI disfrutarán lo mismo que los del XX o el XIX, y saldrán con sus rostros iluminados por la felicidad a acompañar a Jesús en su entrada en Málaga. ¡Ya está bien de tanto mea pilas equivocado, de tanto ángel defensor de su verdad excluyendo al resto!, porque ¿quién es cada cual para decirle al de enfrente cómo debe vivir sus creencias cristianas y cofrades? Pues eso, salgamos a la calle a disfrutar con el Domingo de Ramos, con cada día de la Semana Santa y con nuestras cofradías en Málaga. Vamos a procesionar a Jesús y a María y, si hace falta, a bailar con San Pascual...
Feliz Semana Santa a todos.
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