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FRANCISCO JIMÉNEZ pjimenez@diariosur.es
Miércoles, 5 de febrero 2014, 14:45
Las pilonas retráctiles que restringían el paso de vehículos por el Centro de Málaga son historia desde hace poco menos de un año. Fue a raíz de la sucesión de varios accidentes y del debate surgido sobre la desproporción de los daños personales y materiales que causaban si un conductor se saltaba el control cuando el Ayuntamiento decidió acelerar su retirada. Pese a ello, el alcalde justificaba su desactivación asegurando que desde su puesta en marcha en junio de 2009 ya había calado entre los conductores el hábito y el mensaje de que sólo se puede acceder a los entornos protegidos (casco antiguo y los alrededores del Centro de Arte Contemporáneo) previa autorización municipal. No hay obstáculos físicos, pero sí cámaras y lectores de matrícula para controlar el paso, y estos constatan que la realidad no es tal. Desde la eliminación de las pilonas en marzo de 2013 las multas por saltarse el blindaje al tráfico del Centro o permanecer dentro más tiempo del permitido se han disparado en un 67%. Frente a 5.606 denuncias impuestas por la Policía Local en 2012 o las 5.997 de 2011, el pasado ejercicio se cerró con 9.414. La sanción por acceder sin el salvoconducto municipal (reservado para residentes, comerciantes, servicios públicos y de emergencias, taxis y reparto de mercancías) o exceder el tiempo máximo autorizado asciende a 200 euros, mientras que no esperar a que el sistema de control valide la autorización se castiga con 60 euros, según la ordenanza de Movilidad.
Desde el Ayuntamiento reconocen que la única explicación a este fuerte aumento de las multas está en la supresión de los bolardos automáticos, ya que lo que no ha variado es el trasiego de vehículos por las zonas protegidas, prácticamente reducido al mínimo indispensable con una media de 2.200 accesos diarios por los cinco itinerarios habilitados para recorrer el corazón de la ciudad (Guillén Sotelo-Molina Lario, Cisneros-Especerías, Sancha de Lara-Martínez, Méndez Núñez-Cárcer y Nosquera-Comedias, ahora cerrado por las obras de un aparcamiento para residentes. A estos hay que sumar otras 350 entradas al entorno del CAC a través del punto de control ubicado en calle Alemania. En estos itinerarios no se puede circular a más de 20 kilómetros por hora, rebajado a 10 en vías peatonales.
Nuevos supuestos para acceder
«Aunque no estén operativas las pilonas, la señalización es más que suficiente para que los conductores se den cuenta de que el paso está restringido al tráfico rodado, ya que al semáforo hay que unir la señales verticales y las marcas viales. No puedo entrar en la cabeza de cada usuario, pero no creo que sean muchos los que se cuelen por despiste», afirma el concejal de Movilidad, Raúl López, quien recuerda la reciente entrada en vigor (24 de enero) del nuevo decreto que regula los accesos a zonas protegidas, en el que a demanda de vecinos y comerciantes se establecen autorizaciones puntuales para casos de necesidad y con carácter de urgencia como por ejemplo a vehículos para recoger o dejar a personas enfermas o con dificultades de movilidad transitorias, servicios de reparaciones urgentes de fontanería, electricidad o mantenimiento e incluso coches de sustitución. En estos supuestos, el conductor tendrá vía libre, pero tendrá diez días para presentar la acreditación documental que justificaba su acceso. Por regla general, los comerciantes y residentes sólo pueden circular dentro del entorno protegido un máximo de 30 minutos.
En la ciudad hay diez mil coches con permiso para atravesar el perímetro del Centro (delimitado por Pasillo de Santa Isabel, Carretería, Álamos, Alcazabilla, Postigo de los Abades, Molina Lario y lateral norte de la Alameda Principal), entre los que figuran los 1.432 taxis de la capital y otros 1.500 vehículos con plaza de garaje en la zona, además de servicios públicos (limpieza, operativos,.), proveedores de mercancías, residentes y coches oficiales. Igualmente, también se conceden visados temporales a quienes acuden a determinados centros profesionales o médicos, hoteles o 'parkings' en régimen de rotación. Además, el acceso se permite sin limitación alguna a vehículos de emergencia (policía, bomberos y ambulancias, siempre que estén en acto de servicio), así como a bicicletas, ciclomotores y motos (excepto motocarros).
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