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HECTOR BARBOTTA En Twitter: @barbotta
Viernes, 13 de septiembre 2013, 12:55
Se lo vio en un 'court', pero no en el que se lo esperaba. En inglés esa palabra vale para referirse tanto a una pista de tenis como a un juzgado, pero no es probable que la polisemia le haya hecho una jugarreta a Sean Connery. Es más factible que el actor escocés haya encontrado un programa más atractivo en las gradas del 'court' central de Flushing Meadows -el club neoyorquino donde el pasado lunes concluyó el Abierto de Tenis de Estados Unidos- que en los juzgados de Marbella, donde se le reclama presencia para que preste declaración por su implicación en la recalificación del solar a pie de playa donde se levantaba 'Malibú', su mansión marbellí en la que pasó largas estancias durante más de dos décadas.
Connery fue durante años un asiduo a los espectáculos deportivos de primer nivel, pero hacía ya tiempo que no se lo veía por las gradas. Sin embargo, esta semana se prodigó, no en uno sino en varios de los partidos disputados en ese torneo, el último grande de la temporada, incluida la final del lunes por la noche en la que Rafa Nadal se hizo con la victoria frente al serbio Djokovic.
La reaparición del actor ha tenido lugar en medio de una fuerte polémica sobre su estado de salud después de que el periódico sensacionalista alemán 'Bild' publicara unas supuestas declaraciones de su amigo Michael Caine en las que declaraba que Connery sufría alzheimer. El propio Caine desmintió a los pocos días esta versión, pero la duda ya estaba instalada.
Al menos hasta la semana pasada, en la que comenzó a verse a Connery, de 85 años, y a su mujer, Michelle, en las gradas de Flushing Meadows sin el más mínimo atisbo de que no se enteraba de lo que pasaba a su alrededor. Por el contrario, se le vio sonriente, disfrutando del espectáculo y mostrando entusiasmo mientras los mejores tenistas del mundo se batían en la pista.
Comparecencia
El caso es que hace ya dos años que la justicia viene reclamando al actor para que comparezca en los juzgados de Marbella. La venta de Malibú y la posterior recalificación de los terrenos donde se levantaba dio lugar en 2007 al conocido como 'caso Goldfinger', una operación bautizada así por la policía por alusiones obvias, cuya instrucción recientemente se cerró con peticiones de cárcel de más de un siglo y medio para los 17 acusados, entre quienes se encuentran Juan Antonio Roca, Julián Muñoz, varios exediles del GIL y también para el letrado Héctor Díaz-Bastién, que fuera abogado de Connery y para quien el fiscal solicita 34 años de prisión. Se estima que el Ayuntamiento de Marbella sufrió con esta operación un perjuicio de ocho millones de euros. Sin embargo, no están todos los que son: en los juzgados de Marbella ha quedado una pieza separada a la espera de que el actor escocés y su mujer se avengan a prestar declaración en calidad de imputados.
La implicación de Connery, distinguido en su país con el título de 'Sir', tuvo ribetes de conflicto diplomático después de que el entonces juez instructor recibiera en 2010 una carta del embajador británico en Madrid, Giles Paxman, que advertía de que Connery se disponía a emprender acciones legales por haberse revelado su imputación en el caso. El magistrado llegó a poner la carta en conocimiento del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ por considerar intimidatorio el tono de la misiva.
El idilio entre la estrella escocesa y Marbella había acabado tiempo atrás, Hace ya más de una década que Connery puso tierra de por medio para establecerse en las islas Bahamas. Al James Bond primitivo se lo consideraba un enamorado de este rincón de la Costa del Sol, pero su finca Malibú comenzó a ser cercada por urbanizaciones en los años en los que la ciudad se llenaba de ladrillos mientras Gil y sus secuaces inflaban sus carteras, y el amor se acabó.
Videoconferencia
Por eso, cuando Connery y Michelle fueron citados en 2010 para prestar declaración en el caso, ya no estaban en la zona, sino a miles de kilómetros, aparentemente en las Bahamas. En octubre de 2010, ambos alegaron motivos de salud para no presentarse. Los abogados del actor, desde un despacho de Los Ángeles, informaron además que su cliente no residía ya en el domicilio caribeño al que el juzgado se había dirigido para citarle, aunque no apuntaban la nueva dirección del intérprete. Proponían una declaración mediante videoconferencia que nunca llegó a producirse.
Por ello, el juez instructor abrió una pieza separada y advirtió de que pediría la busca y captura deConnery y de su mujer si la declaración no tenía lugar antes del mes de noviembre. Eso fue el pasado mes de mayo, y desde entonces Connery no se había dejado ver en público.
Tras haberse comprobado ahora que la maltrecha salud que le impidió declarar no ha sido obstáculo para disfrutar de varias tardes de tenis, resta por conocer si antes de que concluya el plazo dado por el juez, el actor y su mujer se dignarán a presentarse para dar su versión sobre los hechos.
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