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Luis Manuel Norniella sostiene la foto de boda de sus padres; la familia es asturiana, pero solía veranear en Benalmádena. :: JESÚS DÍAZ
MÁLAGA

«La indemnización no me va a devolver a mi padre»

La familia de Manuel Norniella es la única que aún no ha cobrado toda la indemnización por fallecimiento en el caso de la legionella

JUAN CANO

Viernes, 10 de mayo 2013, 12:22

Manuel Norniella Menéndez, Manolín para los amigos, vivía su jubilación a caballo entre su Oviedo natal y la localidad de Benalmádena, donde tenía su segunda residencia. «Iba buscando el calor», recuerda su hijo, Luis Manuel. Su refugio contra el rigor del invierno era un apartamento en Arroyo de la Miel, a escasos metros del Club municipal de Hielo. «Es muy fuerte -apostilla- que alguien vaya a pasar sus vacaciones, y le ocurra esto».

Su padre fue una de las víctimas mortales del brote de legionella que se originó en una de las torres de refrigeración de las instalaciones. De eso hace seis años y, para él, la batalla judicial aún no ha terminado. «Una de las aseguradoras ha pagado parte de la indemnización, unos 49.000 euros, pero con la otra aún no se ha llegado a un acuerdo», explica Luis Manuel Norniella, quien al momento añade: «No es alivio. Eso es solo una cifra, lo que tiene valorado la Justicia, pero no tiene nada que ver con el valor de una persona. Ninguna indemnización me va a devolver lo que he perdido, a mi padre».

Porque, según asegura, Manuel se encontraba bien de salud hasta entonces. «Estaba perfectamente, hacía el viaje él solo en su coche». En aquella ocasión, se desplazó a Benalmádena a principios de junio (2007). Apenas llevaba un par de semanas allí cuando se puso enfermo. «Yo hablaba con mi padre todas las noches. El primer día que no conseguí contactar con él avisé a un amigo que vive por allí para que fuese a su casa a echar un vistazo. Me dijo que su coche estaba aparcado en la puerta, pero que llamó varias veces al timbre y nadie le abrió», relata Luis Manuel.

Después de dos días sin lograr contactar con su padre decidió llamar a la policía. «Ellos acudieron al apartamento y tocaron varias veces al timbre. Como nadie respondía, me pidieron permiso para echar la puerta abajo. Yo les dije que como si querían tirar el tabique», recuerda el hijo de la víctima. Lo encontraron tumbado en el baño, inconsciente y con signos de hipotermia.

Casi dos meses en coma

Manuel ingresó grave en el Hospital Clínico el 27 de junio. «Yo me desplacé a Málaga inmediatamente. Ese día pude verlo en urgencias, muy poco tiempo, durante el horario de visita. Incluso le di de comer. Pero por la noche empeoró, entró en coma y pasó a la UVI». No salió de ese estado. Mes y medio después lo trasladaron al Hospital Central de Asturias para estar cerca de su familia. Falleció el 17 de agosto. Según el informe forense, al que ha tenido acceso este periódico, el óbito se produjo «como consecuencia de las complicaciones derivadas de la neumonía por legionella en una persona con cierta edad y múltiples patologías severas y crónicas de base».

Norniella se convirtió en la tercera víctima mortal del brote. El primero fue James Peter Olsen, de 68 años, que pereció el 9 de julio. Justo un mes después falleció Dennis Willis, de 63. Ambos residían en las inmediaciones del club de hielo. Como ayer adelantó SUR, los herederos de los dos británicos fallecidos por la bacteria acaban de llegar a sendos acuerdos con una de las aseguradoras de la UTE que explota las instalaciones y han percibido, respectivamente, 109.971 y 138.250 euros como indemnización. Para la familia de Manuel, el trance aún no ha terminado. «Solo quiero quitarme esto de delante...», concluye su hijo.

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