Ritual taurino
JULIÁN MOLINA
Miércoles, 28 de noviembre 2012, 03:03
Esta semana leo con curiosidad como la Sección de Medio Ambiente y Urbanismo de la Fiscalía de Málaga pide medio año de cárcel para cada uno de los seis acusados de decapitar a un gallo en un supuesto ritual de santería, esa mezcla caribeña de tradiciones cristianas y yoruba. Se les acusa de un delito de maltrato animal, y en el escrito de conclusiones provisionales se pueden leer detalles escabrosos de cómo «de manera totalmente injustificada decapitaron un gallo produciéndole obviamente la muerte» y cómo «el supuesto autor material de la decapitación, tenía las manos y los zapatos manchados de sangre». Una carnicería. Y una actuación impecable de la Fiscalía ante un acto injustificable de la más primitiva barbarie.
Pero el asunto este me ha hecho recordar eso que mi señor padre llama el principio de relatividad, «lo que tú piensas de los demás es justo lo mismo que los demás piensan de ti». Todo el que tú ves como un hortera, te ve a ti también como un hortera. Aquellos que tú ves como sectarios, te verán a ti como sectario. Pero, ¿cómo nos verán a nosotros estos bárbaros de la santería? ¿Qué pensarán de nuestras corridas de toros? Es más, ¿qué opinión tendrá la fiscalía de las corridas de toros? ¿Cómo se debe comparar una decapitación de un gallo con el apuñalamiento de un toro?
Que si la tradición santera no justifica matar un gallo, estos bárbaros quizás se puedan preguntar por qué la tradición taurina sí que justifica matar a un toro. Es más, igual hasta se pueden plantear hacerle la preguntita a la Fiscalía, y ya tenemos lío. No se puede matar un pájaro en nombre de Dios, pero sí un toro en nombre del arte, el espectáculo y las tradiciones. Españolas, no caribeñas, eso sí. Y está claro que en territorio español matar a un toro no es lo mismo que matar a un triste gallo, pero ¿y si el caso acaba en Estrasburgo? ¿les serviría allí de atenuante aquello tan castellano de «dónde fueres haz lo que vieres»? Señor juez, no era por vicio, era integración. ¿Y hasta dónde alcanza la supremacía moral de apuñalar a un toro frente a decapitar a un gallo? ¿Tarragona?
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