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Uñas largas. Las de Christine Walton miden 3,1 metros (mano izquierda) y 2,92 metros (derecha).
VIVIR

En el nombre del récord

A la venta la nueva edición del Libro Guinness, con registros como el de la mujer con las uñas más largas (3 metros)

BORJA OLAIZOLA

Viernes, 16 de septiembre 2011, 03:40

S olo la Biblia podría hacerle sombra y eso son ya palabras mayores. El Libro Guinness de los Récords es la publicación sujeta a derechos de autor más vendida de todos los tiempos. Se calcula que desde que se empezó a editar en 1955 acumula unas ventas superiores a los 100 millones de ejemplares. Lo que comenzó siendo una excentricidad de un británico que al parecer tenía mucho tiempo libre se ha convertido en un fenómeno editorial que deja ingentes beneficios y que se ha erigido en referencia de la cultura popular contemporánea. No pasa un día sin que leamos que tal personaje ha conseguido batir una marca inédita o que otro ha perpetrado alguna extravagancia susceptible de incorporarse al listado.

El Guinness es en sí mismo todo un récord. Nadie en su sano juicio hubiese apostado un céntimo por la ocurrencia de Hugh Beaver, director en la década de los cincuenta de la cervecera Guinness, que se planteó dar respuesta por escrito a algunas de las preguntas sobre curiosidades que solían salir a relucir en charlas de pub. Cuenta la leyenda que el germen de la idea surgió cuando participaba en una batida de caza en Irlanda y se enzarzó con sus compañeros en una discusión sobre cuál era el ave más veloz de las que solían cazarse en el Reino Unido. Ninguno de los participantes supo darle una respuesta convincente y tampoco los libros que consultó días después consiguieron aclarar su duda. Beaver terminó de dar forma a su idea a lo largo de los meses siguientes y consiguió el apoyo de la compañía en que trabajaba para embarcarse en la aventura. Contactó con dos gemelos que llevaban un pequeño gabinete de investigación en Londres y les planteó el encargo.

Respuestas sin límites

Norris y Ross McWhirter, que eran los investigadores, se quedaron al principio atónitos al escuchar la propuesta de Beaver. ¿Qué cosas había que incorporar al libro? ¿Quién iba a proporcionarles la información? ¿Cómo comprobar que lo que les habían contado era realidad? El movimiento se muestra andando y a los pocos días tenían ya un abultado listado sobre las materias susceptibles de figurar en la publicación. Comenzó entonces un frenesí de consultas con especialistas de todos los campos, desde la medicina hasta la antropología pasando por la economía, los deportes, el arte o la historia. No había más límites ante un encargo así, como los derivados del número máximo de páginas o de la fecha pactada para que la obra entrase en imprenta. En agosto de 1955 vio la luz la primera edición del libro y a los pocos meses se había convertido en todo un 'best seller' (se vendieron 187.000 ejemplares). Por cierto, que hubo que esperar hasta el año 1989 para que el Guinness aclarase en su 36 edición que el ave más veloz de las que se cazan en el Reino Unido es el urogallo rojo.

El fulgurante éxito del libro hizo que los accionistas de Guinness comenzasen a mirar con otros ojos lo que hasta entonces habían considerado una extravagancia de uno de sus ejecutivos. Se constituyó una compañía paralela -Guinness Superlatives Limited- y al cabo de un año se decidió actualizar el volumen con una nueva edición. Ahí comenzó el imparable ascenso de una firma que con los años se convertiría en un conglomerado empresarial que dejó de depender de la Guinness en 2001 y que ha ido cambiando de manos hasta que fue adquirida en 2008 por 60 millones de libras (unos 70 millones de euros) por el holding del canadiense Jim Pattison.

El Libro Guinness garantiza las sorpresas y ese es uno de sus éxitos. En la edición de 2012 que se acaba de poner a la venta sale por ejemplo la mujer que luce las uñas más largas del mundo, una cantante de Las Vegas que a buen seguro hacer tiempo que no friega un plato. La mujer se llama Christine Walton y estos son sus poderes: las uñas de su mano izquierda miden en total 3,1 metros y las de la derecha, 2,92. Otra estadounidense, la californiana Chanel Tapper, tiene la lengua más larga y aquí no hay metáfora que valga: mide 9,75 centímetros. El libro localiza también al mayor 'bocazas', un angoleño que con 17 centímetros se erige en el poseedor de la boca más ancha. Otro récord insólito es el de un británico cuyos eructos alcanzan un límite de ruido (109,9 decibelios) ensordecedor.

Hay, como es lógico, registros más convencionales. Está el del hombre más alto (el turco Sultan Kösen, con 2,51 metros), el del actor más pequeño (un artista británico que mide 1,26 metros) o el perro más diminuto (un chihuahua de 10, 6 centímetros). La crónica rosa no podía faltar en una publicación como el Guinness, así que la edición de 2012 deja constancia de que la boda entre el príncipe William y Catherine Middleton batió todas las marcas en lo que se refiere a transmisiones en directo de un evento: 72 millones de espectadores observaron simultáneamente la ceremonia a través del canal oficial de Youtube de la Monarquía británica. La inevitable Lady Gaga aparece asimismo como la estrella con mayor número de seguidores de Twitter y también como la artista que más dobles ha reunido en una ceremonia de los Grammy: 121.

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