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LOURDES GÓMEZ
Miércoles, 25 de mayo 2011, 03:27
El pasado imperial de Gran Bretaña y su relación con Estados Unidos se recordó ayer en la primera visita de Estado del presidente Barack Obama a Londres. El líder demócrata y su mujer Michelle llegaron por la mañana al palacio de Buckingham, donde la reina Isabel II les entregó un álbum con cartas y utensilios relacionados con la pérdida de las colonias norteamericanas compilados por los archiveros de la Corona. «Eso fue tan solo un accidente temporal en la relación», advirtió Obama con lograda diplomacia. Correspondiendo al gesto de su anfitriona, el presidente le obsequió con una colección de fotografías del viaje de sus padres, Jorge VI y la reina Isabel, a EE UU en 1939.
La relación entre el gigante norteamericano y Reino Unido es un tema que invariablemente preocupa a los jefes del Gobierno británico desde que Winston Churchill declarara como «especiales» los lazos que unen a ambos países. Ayer se anudó aún más la conexión y, en un texto conjunto publicado en la prensa, Obama y el primer ministro británico, David Cameron, la definieron como «una relación esencial para nosotros y para el mundo».
El artículo sirvió de preludio a las grandes cuestiones -seguridad, revueltas en el norte de África, Oriente Próximo y crisis económica- que ambos dirigentes debatirán hoy en su encuentro formal en el 10 de Downing Street. Pero la primera jornada del viaje oficial estuvo dominada por la pompa y la ceremonia, que ni la amenaza de la nube volcánica procedente de Islandia pudo malograr. Los Obama aterrizaron en Inglaterra doce horas antes de lo previsto pero el protocolo de la casa real apenas varió.
El príncipe de Gales y su mujer Camila ofrecieron una recepción en la residencia del embajador estadounidense a los invitados, donde habían pernoctado. De esta mansión del parque del Regente se trasladaron por el centro de Londres hasta el palacio de Buckingham en una comitiva de doce vehículos incluido el Cadillac blindado de Obama, apodado 'la bestia' por su capacidad de resistencia a un potencial ataque. El líder demócrata viaja con un séquito de 1.500 personas en esta gira europea que tras Irlanda y Reino Unido, seguirá por Polonia y Francia.
Cálida relación
Un gran despliegue de la caballería y la artillería hicieron los honores a la vieja usanza mientras la banda de la guarda real escocesa interpretaba el himno estadounidense en los jardines del palacio de Buckingham. Un par de largos apretones de mano sellaron la aparentemente cálida relación que ha forjado la reina con el matrimonio Obama. Tan solo el viento, que ayer soplaba con fuerza en Londres, amenazó con arruinar el espectáculo. Isabel II previno incidentes con su sombrero y el vestido de su invitada enfilando hacia el interior de su residencia, donde presidió un almuerzo informal y, por la noche, un banquete de gala con 170 invitados.
Los duques de Cambridge hicieron ayer su primer acto protocolario de casados. Se acercaron a palacio a saludar al inquilino de la Casa Blanca y, a la primera dama, con los que conversaron en privado durante unos veinte minutos. Guillermo y Catalina comparten con los Obama estima y popularidad entre la población pero no les acompañaron durante el resto de las recepciones oficiales. Los expertos justificaron su ausencia del banquete como un gesto premeditado para evitar restar protagonismo a los invitados y al resto de la familia Windsor.
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