Cordero no irá en la lista del PP y dice adiós a 24 años en el Ayuntamiento

Antonio Cordero no volverá a optar a ser concejal en el Ayuntamiento de Málaga, donde ocupa asiento desde 1987. Esta decisión se barajaba desde hace tiempo, pero ayer la confirmó a este periódico el alcalde de la ciudad. Francisco de la Torre explicó que el concejal de Seguridad le comentó hace unos meses y se lo reiteró hace unas semanas su intención de no ir en las listas del PP a las elecciones municipales del próximo 22 de mayo y cuya composición se conocerá la próxima semana.

Una decisión que toma debido a sus problemas de salud, según añadió el regidor, y que supone decir adiós a veinticuatro años como representante de los malagueños en la Casona del Parque. Una andadura en la política municipal iniciada en los comicios locales del 10 de junio de 1987 cuando, con 40 años, este enfermero de profesión encabezó la candidatura a la Alcaldía de Málaga por Alianza Popular (AP), las siglas que antecedieron al PP.

Consiguió siete escaños en las urnas y se convirtió en el portavoz de su grupo en aquel Ayuntamiento gobernado en mayoría absoluta por el alcalde socialista Pedro Aparicio. Comenzaba entonces su andadura en los bancos de la oposición, donde estaría ocho años, ya que en 1991 formó parte de la candidatura del PP encabezada por el abogado Fernando Taboada.

Tocar poder

La travesía en el desierto de la ausencia de poder acabó en 1995. Ese año y ante la falta de acuerdo entre los partidos de izquierda (PSOE e IU), la popular Celia Villalobos consiguió la Alcaldía y el mandato en el Ayuntamiento aunque en minoría. Cordero formó parte del equipo de gobierno de la primera alcaldesa de la capital ocupándose del área de Seguridad en aquella nueva etapa que se abrió en la ciudad.

Hasta el momento actual, Antonio Cordero ha figurado en los primeros puestos de la lista del PP en los comicios municipales de 1999, 2003 y 2007 y ha asumido importantes responsabilidades de gobierno. Así, en 2000, cuando su amigo Francisco de la Torre accedió a la Alcaldía tras la marcha de Villalobos al Ministerio de Sanidad y Consumo, Cordero se convirtió en primer teniente de alcalde, cargo en el que se ha mantenido en estos once años y en virtud del cual ha presidido el pleno en varias ocasiones ante la ausencia del regidor y, sobre todo, durante las celebraciones de los debates del estado de la ciudad.

Además de Seguridad, en su años en el gobierno también ha sido responsable de las Áreas de Tráfico, Circulación y Transportes, y es el presidente de la Sociedad Municipal de Aparcamientos Sociedad Anónima (Smassa).

Anécdotas y tragos duros

Cordero pasará a la historia de la ciudad por ser, hasta el momento, el concejal que más tiempo ha permanecido, desde la recuperación de la democracia, en el Consistorio malagueño. Seis legislaturas completas y de manera ininterrumpida que han dado para muchas anécdotas. Como la que hace unos años relató a este periódico el que fuera concejal de IU y luego técnico municipal del PSOE Inocencio Fernández: «En un pleno sobre presupuestos le dije a Antonio Cordero, entonces portavoz del PP, que él era el representante de la derecha económica de la ciudad y me contestó que estaba tan tieso como yo. Eso provocó una carcajada general».

Pero también ha vivido tragos duros como el asesinato, a manos de ETA, de su compañero de corporación José María Martín Carpena en julio del año 2000, o el escándalo que salpicó a la Policía Local en mayo de 2005 por la elaboración y posterior filtración del informe sobre la vida pública y privada de la concejala del PP Rosa Agüera, a la que el alcalde posteriormente, retiraría de sus competencias en el distrito Centro.

Un asunto del que Cordero se enteró a través de los medios de comunicación, según dijo a SUR en una entrevista donde dio muestras de su carácter y en defensa de los agentes policiales: «En la Policía Local no hay espías ni se ha espiado a nadie».

En los últimos años, su delicado estado de salud -que le obligaba a caminar apoyado en un inseparable bastón- le ha impedido cumplir, como él quisiera, sus responsabilidades municipales. Así, cada vez eran más frecuentes sus ausencias en el pleno municipal y en los actos oficiales. Una circunstancia que junto a los años dedicados a la actividad pública han pesado en su decisión de dar un paso atrás y dejar abierto el camino a las nuevas generaciones de su partido.