Carlos Sobera: «No quiero millones, solo lo justo para no depender de ningún puñetero banco»
«Igual un día me muero de hambre y tengo que hacer un programa del corazón», afirma el actor, que hoy lleva al Alameda 'La guerra de los Rose'
REGINA SOTORRÍO rsotorrio@diariosur.es
Jueves, 17 de marzo 2011, 08:37
Ha visto cómo muchos se hacían ricos delante de él, pero no quiere ser millonario. «Me parece interesante tener pasta, porque los tiempos que corren son muy jodidos, pero sin obsesionarse». Con no tener que depender de un banco, Carlos Sobera tendría suficiente. Por lo pronto, es uno de los pocos pluriempleados de este país: está en la televisión, en la radio y también en los teatros. Entre grabación y emisión, hoy se sube al escenario del Alameda con 'La guerra de los Rose', una hilarante comedia que comparte con Mar Regueras.
-(Contesta al teléfono mientras despide otra conversación) No para...
-No puedo parar, tengo que trabajar porque si no no doy de comer a mi hija, que además come como una jabata... Tengo que espabilarme.
-Es uno de los pocos pluriempleados que quedan en el país.
-Haciendo teatro, televisión y radio a la vez tengo que decir que tengo muchísima suerte. No es normal.
-¿Y cuándo vive?
-Para mí, mi trabajo es vida. Nunca he visto el trabajo como un sacrificio, afortunadamente no trabajo en una oficina. Y siempre quedan momentos para disfrutar con la familia. Lo que no puedo hacer es viajar como antes, eso sí que lo echo de menos.
-¿Cómo ha sido el reencuentro con el teatro?
-Fantástico. Estamos llenando y el público se ríe muchísimo con la obra y se lo pasa muy bien, el reencuentro no podía haber sido mejor.
Más humor
-'La guerra de los Rose' trata en clave de comedia un tema que en el fondo es muy dramático: la ruptura de un matrimonio.
-Y en el fondo también se dibuja ahí el tema de la violencia doméstica. Hay que aclarar dos cosas. La obra, a diferencia de la película, es mucho más cómica, trabaja mucho más el humor. Y aunque sea de forma velada, hay una reflexión sobre la violencia doméstica y el por qué de esta cuando surge el desamor en la pareja. El conflicto está en que dos personas se desenamoran, una más que otra, y el hombre no entiende que la mujer pueda dejar de quererlo. Eso hace que se torne en violenta la situación, primero de una forma psicológica y verbal y después de una forma física hasta llegar a la muerte.
-Entre el concurso de televisión y esta obra, se está especializando en las relaciones de pareja.
-Pero en 'El tercero en discordia' trato con tríos; y en la radio trato con Javier Cárdenas como individuo, así que me voy haciendo todos los posibles roles: el uno a uno, el dos a dos y el tres a tres (risas).
-¿Alguna vez le han entrado ganas de pedir el comodín del público en el escenario?
-Afortunadamente no. Pero los actores tenemos recursos para todo, estamos preparados para cualquier tipo de contratiempo. Yo, personalmente, tengo ya tablas para salir de cualquier aprieto. Pero no te quepa duda de que si algún día tuviese que pedir el comodín del público, lo haría sin cortarme un pelo. La comunión entre el artista y el público es de tal intensidad que está permitido todo, hasta cruzar la raya de la ficción.
-¿Qué haría usted con un millón de euros?
-Pues haría muchas cosas... probablemente lo primero sería repartirlos.
-¿No quiere ser millonario?
-¡Si yo ya lo soy! No en dinero, pero es que no me parece lo más interesante del mundo. Hombre... me parece interesante tener pasta, porque los tiempos que corren son muy jodidos, esa es la verdad, pero tampoco creo que haya que obsesionarse con ser millonario. Sí hay que obsesionarse con tener un millón de tiempo libre, un millón de amor, un millón de trabajo, un millón de diversiones... pero millones de euros no. Solo quiero lo justo para no pasar ningún apuro ni tener que depender de ningún puñetero banco, eso sí que me da un miedo que me espanta.
-Pues son muy pocos los que están en esa situación...
-Sí, los presidentes de bancos y los miembros del consejo de administración. Y tampoco las tendrán todas consigo por si los echan un día (risas). Sí que hay pocos...
«Lo mío es el concurso»
-¿Le veremos alguna vez presentando un programa del corazón?
-Mi formato es el concurso. Ahí me siento muy cómodo porque es un producto muy blanco y muy familiar. Además, creativamente me parece el mejor formato que existe, porque es una página en blanco, sin guión, sin ningún tipo de corsé, y eso te permite ser tú mismo, ser fresco y espontáneo. Eso es maravilloso. Y luego hay productos que no me convencen en absoluto; aunque igual un día me muero de hambre y tengo que hacerlo si me lo ofrecen; pero en principio me gusta evitarlos.
-Se refiere a los programas del corazón...
-Sí, a eso. Hombre, si son programas del corazón estilo 'la española', que son más mermelada que la madre que me parió, igual sí; pero en programas agresivos del corazón donde se trate de buscar los tres pies al gato y poner a la gente en un compromiso... yo no me sentiría cómodo.
-Con la vorágine que acompaña al mundo del espectáculo, ¿no echa de menos la vida ordenada del profesor universitario?
-Yo no he nacido para tener una vida ordenada. Yo necesito el caos y la vorágine de mi profesión, porque la amo profundamente y en ella me siento muy a gusto. Un tipo de vida más sedentaria, probablemente, me terminaría produciendo depresión.
-¿Le llegan papeles para el cine?
-No, me llegan papeles para doblar películas pero no de cine, esa es la verdad.
-¿Y le gustaría o es algo que no le quita el sueño?
-No es algo que me vuelva loco. A mí me gusta trabajar, el medio siempre me ha parecido secundario. Jamás me he muerto por hacer un personaje en concreto. Si llega, estupendo; y si no llega nunca, pues no llega nunca. Tampoco me preocupa.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.