Marbella

Marbella cierra su transición

La visita de Michelle Obama y la aprobación del PGOU culminaron en 2010 el proceso de recuperación de la ciudad tras la 'era GIL'

HUGO SIMÓN marbella@diariosur.es

Domingo, 2 de enero 2011, 02:43

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Abril de 2006. El Consejo de Ministros acuerda la disolución del Ayuntamiento de Marbella, una medida inédita en la historia de la democracia española. Una comisión gestora relevará a la Corporación municipal conformada tras las elecciones de 2003. A lo que queda de ella. El ex futbolista Tomás Reñones ejerce de alcalde en funciones de la ciudad ante las ausencias obligadas de la hasta entonces regidora Marisol Yagüe y de la primera teniente de alcalde Isabel García Marcos, en prisión, junto a otros dos concejales del equipo de gobierno, por el 'caso Malaya'. Dos meses más tarde ingresarían en prisión una decena de ex ediles imputados también en la supuesta trama de corrupción que motivó la disolución. Para entonces, la gestora había dado los primeros pasos al frente de la Administración local, tratando de poner orden en un Consistorio viciado por la antología de irregularidades perpetradas durante la 'era GIL'.

El órgano rector se encargó de instaurar los primeros mimbres para que Marbella recuperara la normalidad, pero la tarea no era cosa de dos días. La ciudad había vivido su particular descenso a los infiernos a lo largo de década y media de 'gilismo' y su imagen, símbolo turístico internacional, se había visto sacudida por el mayor escándalo de corrupción del país, en el que estaban envueltos políticos, empresarios y abogados.

El municipio tenía por delante una larga travesía en el desierto, un periodo de transición para recobrar su estatus como destino turístico e inversor, en entredicho tras los desmanes legales y urbanísticos sufridos durante tres lustros. El tránsito para lograr la mudanza se prolongó alrededor de cuatro años y culminó a lo largo de 2010. Logros como la entrada en vigor del nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) y acontecimientos como el inicio del juicio del 'caso Malaya' y la visita de la primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama, han permitido que Marbella cure sus cicatrices y borre, casi por completo, los bochornosos estigmas de un pasado reciente.

El primero de los puntos de inflexión que venía a constatar la renovación del municipio en el año que acaba de concluir llegaba a finales de mayo, con la entrada en vigor del nuevo ordenamiento urbanístico. El documento, que pasará a la historia como el PGOU de 2010, devuelve a Marbella la seguridad jurídica que en su día pretendía establecer su antecesor, allá por 1986, antes de que el caos urbanístico impulsado por los gobiernos del GIL lo cubriera de cemento y hormigón.

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Orden urbanístico

El Plan no sólo dibuja el nuevo modelo de ciudad, sino que también pone orden en la vorágine de irregularidades inmobiliarias fomentadas por anteriores corporaciones y, fundamentalmente, permite a Marbella recobrar la garantía de legalidad en su desarrollo urbanístico. Aleja la sombra de la piqueta en construcciones pasadas y futuras y esboza un horizonte atractivo para la inversión privada. Es por ello que el equipo de gobierno del PP, que en 2007 tomó en las urnas el relevo de la comisión gestora, no se cansa de acentuar la puesta en marcha del nuevo planeamiento como el logro más destacado, no sólo del pasado ejercicio, sino de toda la legislatura.

La misma semana en el que entró en escena el PGOU se ponía fecha, para cuatro meses más tarde, a otro de los acontecimientos más relevantes del año: el inicio del juicio del 'caso Malaya'. A finales de septiembre dio comienzo en la Audiencia Provincial de Málaga el mayor macroproceso de la historia judicial de España, con 95 acusados y alrededor de un centenar de abogados. La puesta en marcha de las sesiones para juzgar la supuesta trama de corrupción podría acogerse, de entrada, con cierta cautela, dado que constituye una puerta abierta a rememorar algunos de los años más oscuros de la ciudad. Sin embargo, el arranque del juicio supone el penúltimo paso para cerrar de manera definitiva, y justa, uno de los episodios más escandalosos de la crónica de Marbella. La sentencia cerrará este capítulo.

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Sucede igual con el 'caso Minutas', cuyo juicio comenzó en abril para determinar las presuntas irregularidades en los encargos del Ayuntamiento a los servicios jurídicos del abogado José María del Nido entre los 1993 y 2003. El letrado se enfrenta a una condena de 12 años y medio de cárcel, mientras que la Fiscalía pide para el ex alcalde Julián Muñoz 16 años y seis meses de prisión.

No fueron las únicas noticias positivas en el ámbito judicial para Marbella durante 2010. En febrero, el Tribunal Supremo ratificó la sentencia del 'caso Saqueo', en la que se condenaba a seis años y diez meses de prisión al ex asesor urbanístico Juan Antonio Roca en relación con el desvío de unos 24 millones de las arcas municipales entre 1991 y 1995, durante el primer mandato del GIL en el Ayuntamiento. El Alto Tribunal confirmó la resolución dictada por la Audiencia Nacional, que condenaba también al letrado José Luis Sierra y al contable Manuel Jorge Castel a 9 y 8 años de cárcel, respectivamente, y obligaba a los tres acusados al pago de una indemnización de cerca de 23 millones de euros.

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La promoción Obama

El inicio de los juicios por 'Malaya' y 'Minutas' despertó un importante interés mediático, pero nada que ver con la bomba informativa del verano. Llegó en un Boeing de las fuerzas aéreas de los Estados Unidos, del que el 4 de agosto descendió la mujer del presidente Barack Obama y su hija menor, Sasha, para volver a sacar brillo a la historia de Marbella como destino turístico internacional. Es cierto que el hotel elegido por Michelle Obama para su primera visita de carácter privado a España se ubica en Benahavís y que la primera dama disfrutó de las playas de Estepona y de las ciudades de Granada y Ronda durante su estancia. Incluso, antes de regresar a su país, se desplazó hasta Palma de Mallorca para almorzar con los reyes de España. Pero la mayor parte del pastel promocional se la llevó Marbella.

Y era una tarta de enormes dimensiones. La información sobre el viaje de 'las Obama' habría sido difundida por más de 8.000 medios de comunicación, lo que supone una campaña valorada en 800 millones de euros, según una agencia de comunicación especializada en turismo. La repercusión, en cualquier caso, es impagable. La visita de la esposa del presidente de Estados Unidos apenas duró cuatro días, pero Marbella se convirtió en protagonista de la actualidad internacional desde que se filtró la noticia a finales de julio y su eco se prolongó hasta varias semanas después.

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No fue la única 'estrella' que se dejó ver en el municipio durante la temporada estival. La presencia de Michelle Obama en Marbella coincidió con la celebración de la 'Starlite Gala', una fiesta al más puro estilo Hollywood apadrinada por los actores Antonio Banderas y Eva Longoria. Nada que ver con los festejos de hace un par de lustros, por los que desfilaban personajillos 'de medio pelo' y habituales de los programa de corazón. El evento benéfico reunió a medio millar de personas, a pesar de que el cubierto oscilaba entre los 800 y los 1.000 euros.

Obras y cultura

El año que acaba de concluir trajo también hechos de relevancia para Marbella en lo relativo a infraestructuras y en el ámbito cultural. En este último capítulo destaca la celebración en julio del foro dedicado a Mario Vargas Llosa, que contó con la presencia del escritor peruano y la de otros literatos de renombre y la participación de más de 700 personas. El creador de 'La fiesta del chivo' recibió pocos meses después el premio Nobel de Literatura, un galardón que la ciudad acogió como suyo debido a la vinculación de Vargas Llosa con el municipio, donde descansa cada verano desde hace un cuarto de siglo. En noviembre, el Ayuntamiento nombró al autor hijo adoptivo de Marbella.

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En materia de infraestructuras, el municipio cerró el año con la licitación de la ampliación del puerto Marina-La Bajadilla, un proyecto con un presupuesto de 77 millones de euros que contempla la posibilidad de que el recinto albergue la llegada de cruceros. Por carretera, las obras de soterramiento de la A-7 a su paso por San Pedro Alcántara, paralizadas en verano, se salvaron finalmente de los recortes financieros programados por Fomento. Si se cumplen los plazos, concluirán este año, al igual que la ampliación del Hospital Costa del Sol. Cuando ambas actuaciones se inauguren descubrirán que Marbella ha recuperado su sitio.

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