La Palmilla aprende a vivir en comunidad
El Ayuntamiento asesora a los vecinos para mejorar la convivencia y administrar el presupuesto de los inmuebles Los propietarios de la barriada se organizan para mantener las zonas comunes y acometer pequeñas reformas
AMANDA SALAZAR asalazar@diariosur.es
Lunes, 5 de julio 2010, 03:49
Hasta hace unos años, reparar un ascensor averiado, la limpieza del portal o cambiar una simple bombilla del rellano de la escalera suponía una misión imposible en los bloques de Palma-Palmilla. La mayoría de los edificios carecía de comunidad de vecinos y al final nadie se hacía cargo del mantenimiento de las zonas comunes, que terminaban echándose a perder. Cuando se producía alguna emergencia, como el atoro del bajante del bloque, se convertía en un sálvese quien pueda, y al final era el dueño de la vivienda afectada el que tenía que correr con todos los gastos, aunque el problema fuese de todo el inmueble.
Por eso, desde hace nueve años, el Ayuntamiento realiza un programa de dinamización de comunidades en el distrito a través del Área de Bienestar Social. Se trata de concienciar a los vecinos sobre la necesidad de constituirse como comunidad de propietarios, pagando una cuota mensual, para evitar el deterioro de las zonas comunes y poder acometer pequeñas reformas.
En total, ya se han constituido 92 comunidades: 45 de La Palma; 26 de La Palmilla, la barriada 26 de Febrero y Virreinas; y 21 de la barriada de 720 Viviendas. María José Quevedo y Rosa Sánchez son las educadoras encargadas del proyecto. «En algunos casos sí que existían comunidades de tipo familiar en las que los vecinos acordaban aportar una pequeña cantidad para pintar la fachada, pero no estaban legalizadas y eso suponía que no podían exigir nada a los vecinos que no pagaban», explica Quevedo.
«Al principio cuesta que todos se impliquen, pero cuando ven mejoras en su edificio, se dan cuenta de que juntos pueden solucionar muchas cosas y son ellos mismos los que establecen las prioridades», afirma Sánchez. El proyecto se ha ido extendiendo con el boca a boca. «La mejor campaña para lograr constituir la comunidad ha sido ver lo bien que había quedado el edificio de al lado», dicen. Las cuotas oscilan entre los seis y los 25 euros.
Entre mujeres
Ellas llevan la batuta en las comunidades de vecinos de Palma-Palmilla. De las 92 constituidas, 88 tienen a mujeres al frente. Administran las cuentas del inmueble como si fueran las de su hogar. «Son verdaderas heroínas que prestan su tiempo de forma altruista para mejorar su entorno, llamando incluso puerta a puerta a los inquilinos para convencerles de que colaboren en una zona donde nunca ha habido hábito de ello», dice María José Quevedo.
En los casos en los que el diálogo no es posible, las responsables del programa intervienen para negociar una solución. «Nuestro mayor problema es que si uno deja de pagar, los demás se contagian», dice María Ponce, presidenta de uno de los bloques de la calle Francis Cárter. Cada bloque tiene de media tres vecinos que no pagan, según las responsables. Con algunos, no hay negociación posible. «Si no tienen buenos hábitos de convivencia ni respetan las normas básicas de educación, es mejor no enfrentarse, dice Quevedo. En otros casos, los inquilinos están de alquiler, y no se responsabilizan ni ellos ni los propietarios.
Limpieza entre todos
María Vázquez es la presidenta del bloque número 19 de la calle Cabriel, el La Palma. La comunidad de su bloque lleva funcionando desde hace poco de forma legal, y en este tiempo, con una cuota de 6 euros al mes, los quince vecinos del bloque han podido arreglar los bajantes. Entre todos han acordado limpiar las zonas comunes para ahorrarse pagar a una empleada. «Cada vecino tiene que limpiar a diario su parte de pasillo y los ocho escalones que les corresponden; están contados», dice. Además, han estado pagando un año 18 euros para ahorrar el 10% del coste de las obras que les exigía el Ayuntamiento dentro del Plan Cornisa Norte de rehabilitación de edificios.
El bloque 12 de la calle Antonio María Isola, que representa Antonia Marfil, fue premiado el pasado año como la mejor comunidad de la zona. Con las paredes encaladas y las escaleras relucientes, los vecinos cuidan más del inmueble. Una mejora que beneficia a todos.
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