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ÁNGEL ESCALERA aescalera@diariosur.es
Lunes, 10 de mayo 2010, 03:44
No hay regla sin excepción. Toda norma tiene su letra pequeña. Eso ocurre con los decretos de la Consejería de Salud que fijan un tiempo máximo para ser operado. Uno establece que para una serie de patologías los enfermos no sobrepasarán los 180 días en lista de espera y el otro los 120 días. Sin embargo, esa garantía se pierde si el usuario rechaza la propuesta que le hace el SAS de ser intervenido en un hospital privado concertado. Muchas personas ignoran que al no aceptar esa oferta, deja de haber un plazo tope para pasar por el quirófano. Al final, los enfermos son intervenidos en el hospital que quieren, pero hasta que eso ocurren están muchos meses, hasta años, en la lista de espera.
«Desde el momento en que a un paciente se le da la opción de operarse en un hospital concertado y la desestima, desaparece la garantía, es decir, que la sanidad pública ya no tiene la obligación de intervenirlo quirúrgicamente antes de cuatro o seis meses, como indican los decreto», explicaron a este periódico fuentes hospitalarias.
En el caso de Málaga, Carlos Haya y el Clínico suelen ofrecer a muchos enfermos que están en lista de espera que se operen en el Hospital Doctor Pascual, con el que Salud tiene firmado un concierto. Ese hospital es una válvula de escape para que los centros hospitalarios malagueños del SAS cumplan con lo marcado en los decretos de garantías. Sin embargo, un porcentaje elevado de usuarios no quieren ir al Pascual. Por eso, cuando se les da esa posibilidad, la rechazan. ¿Qué ocurre a partir de esa negativa? Pues que ya no hay un tiempo máximo para la intervención. Esa circunstancia supone un perjuicio para el paciente, que está en su derecho de ser operado en su hospital público y no tiene por qué irse a uno concertado.
Paradoja sanitaria
Paradójicamente, la Consejería de Salud da libertad a los usuarios de elegir el hospital público en el que quieren ser tratados, pero cuando lo hacen se encuentran con el problema de que pierden la garantía para ser intervenidos antes de 120 o 180 días si descartan la oferta de que la operación se haga en el Pascual. O sea, que elegir centro hospitalario significa estar más tiempo en lista de espera.
Tanto Carlos Haya como el Clínico tienen servicios muy solicitados, lo que hace que no den abasto para cumplir con los decretos. Por tanto, recurren a enviar a los pacientes al Pascual o a otro hospital concertado. «Como hay servicios que no cuentan con capacidad de producción propia, porque la demanda de los usuarios es mayor que la oferta, los hospitales del SAS derivan a los enfermos a centros concertados para que los operen en ellos. No obstante, hay ciudadanos que no están de acuerdo y no aceptan, porque consideran que la calidad asistencial de la sanidad pública es mejor. A partir de ese momento, son sacados de la lista de espera que les garantiza no aguardar más de cuatro o seis meses y pasan a una en la que no hay plazo tope. «Es curioso que Salud penalice a los pacientes que confían más en los hospitales del SAS que en los concertados», dijeron las fuentes consultadas.
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