Lisístrata

Está harta de la guerra. Ella y el resto de las mujeres de la ciudad. De otras ciudades. Por eso deciden atacar a sus compañeros donde más les duele. Ahí. Sin tocar. Lisístrata tuvo la idea y el resto le siguió. Una huelga sexual en son de paz. El argumento de una obra de teatro. La escribió Aristófanes hace 2.500 años, aunque cualquiera que tenga o haya tenido pareja estable conoce los daños colaterales de una guerra de sábanas frías. Al final se salió con la suya. Lisístrata. La primera función del octavo Festival de Teatro Grecolatino, presentado esta semana en el Teatro Romano. En realidad, fuera, en la calle Alcazabilla, resucitada para la vida cultural y urbana de la capital. Allí, los promotores del festival anunciaron la intención de que el próximo año caiga alguna función en el vetusto escenario. Suena a canción repetida. Al cuento de Pedro y el Lobo. Habrá que esperar. Estar atentos. Confiar incluso. Ojalá ellos también se salgan con la suya. Como Lisístrata.

Porque el Teatro Romano será uno de los pocos espacios de la ciudad ajeno a la programación de la próxima Noche en Blanco. La iniciativa gana actividades y espacios. Gana también -al menos de puertas afuera- la batalla de la insidia política. Nutrida la mesa para presentar la programación de la velada insomne del sábado que viene. Que cunda el ejemplo. No se tienen que ir muy lejos. Al Teatro Romano, por ejemplo. El centro de interpretación lleva listo desde hace meses, pendiente de que terminen las intermitentes obras de urbanización en la calle Alcazabilla. El primero lo gestiona la Junta y de las segundas se encarga el Ayuntamiento. La «lealtad institucional» brilla por su presencia -recuerden, seguimos de puertas afuera- en proyectos como la Noche en Blanco, la carrera hacia la capitalidad cultural europea en 2016 o la Orquesta Filarmónica. Aunque en otros asuntos se tengan a dos velas. Como Lisístrata.

Más sugerente resulta el paseo por la 'nueva' colección del Museo Picasso Málaga (MPM). Habrá quien argumente que muchos museos de todo el mundo cambian con frecuencia la manera de exponer su catálogo. Que no resulta una práctica excepcional. Cierto. A medias. Porque la propuesta del MPM va más allá de la simple permuta de obras. El museo plantea una manera diferente de conocer su patrimonio. El que tiene en propiedad. Por eso descuelga todas las obras en préstamo, entre las que figuran algunos de sus títulos más reconocibles. Guardar hasta octubre piezas como 'Olga Kokhlova con mantilla', 'Madre y niño' o 'Paulo con gorro blanco' supone un gesto audaz. Como abrirse al arte contemporáneo. Una frontera que el MPM cruzará en junio de la mano de una referencia ineludible de la videocreación: Bill Viola, del que ya se pudo ver una pieza en el CAC a finales de 2007. Ahora el MPM quiere tender puentes entre Picasso y Viola. Y el asunto promete. En el seno del MPM temían las posibles suspicacias que podía levantar su incursión en el arte actual. Por ahora, nada de nada. Como Lisístrata.

Y ya que el repaso semanal roza (con perdón) el contenido sexual, terminamos con el ciclo sobre arte y erotismo de la Casa Natal. Lo clausuró el jueves Guillermo Solana, conservador jefe del Museo Thyssen. Una visita relámpago en la que Solana no soltó prenda (en público) sobre el museo de la baronesa en Málaga. Nos quedamos a dos velas. Como Lisístrata. O como el pobre del marido.