Mariano Vargas edita un libro de su colección 'Soltanto Madonne'

La mujer es, una vez más, el eje en torno al cual gira el universo fotográfico de Mariano Vargas (Algeciras, 1964). El fotógrafo ha recorrido durante seis años la geografía femenina en las imágenes que integran su serie 'Soltanto Madonne' (solamente mujeres). Ha visitado cada mirada, cada curva y cada rincón de los paisajes misteriosos escondidos en el cuerpo femenino. Las 'madonnas' ataviadas con ropajes barrocos y renacentistas y portadoras de objetos contemporáneos se han convertido en la carta de presentación del artista. La serie se presenta ahora en un libro del mismo título editado por MM.

Se trata de una edición a color de 108 paginas de 30x24 centímetros que presenta una antología de las mujeres retratadas por Vargas en los últimos seis años, con una tirada de 1.500 ejemplares. El autor ha contado la publicación con colaboradores de lujo, como el fotógrafo Ricky Dávila o el crítico Fernando Castro Florez. Los textos están traducidos al inglés.

Colaboradores de lujo

La presentación acompañó a la exposición organizada recientemente por la galería Imaginart de Barcelona. Más de 50 fotografías integran la selección realizada para la obra. El libro pone de manifiesto la evolución en el trabajo del autor, que ha incorporado progresivamente nuevos elementos para contar las historias que acompañan a cada 'madonna'. Las protagonistas de sus fotografías sostienen perros mecánicos, espejos, juguetes sexuales, ordenadores de última generación, vídeoconsolas e incluso diseccionan ositos de peluche. Son damas enfundadas en trajes antiguos que efectúan tareas contemporáneas y que aparecen desprendidas de cualquier tipo de prejuicios. Así es como Vargas las ve.

Vargas no huye de la etiqueta de «fotografía erótica». El erotismo, dice, está en cualquier rincón de la mujer y no hay razón alguna para ocultarlo. La desnudez, sin embargo, es un hecho que forma parte de un todo. Es un elemento más de una concepción del mundo que el artista intenta compartir a través de sus trabajos.

La amplia introducción de Castro Florez comparte sus páginas con una serie de fotografías paralelas, tomadas por Vargas, a excepción de la primera imagen, en la que Ricky Dávila retrata al fotógrafo algecireño junto a Marien que, de una manera no intencionada, se convierte en la encarnación de la musa. Vargas matiza que la inspiración, cuando adopta la forma de mujer, no es, en su caso, un mero impulso originado por la belleza femenina. Se trata de un estímulo intelectual y emocional que subyace de algún modo en sus fotografías.

El fotógrafo prepara su próxima exhibición, que se inaugurará el próximo 22 de abril en la sala Clorofila Digital de Madrid. Allí dará un paso más en su carrera, ya que por primera vez expondrá algunas de sus imágenes en gran formato. Las piezas 'Ama de llaves' y 'Rayos X' se exhibirán a un tamaño de 2,40 por 1,90 metros. Prepara además su participación en varias ferias de arte internacionales, así como los detalles de sus próximos proyectos artísticos en los que, según adelanta, dará un giro en el modo de abordar la inagotable cuestión femenina.