
Secciones
Servicios
Destacamos
Will Thomas (Baltimore, 1986) tarda en llegar a la cita con SUR. Fue de los últimos jugadores en acabar el entrenamiento, que él culminó con ... algo de pesas y trabajo de fisioterapia. Como cuenta en esta entrevista, ahora necesita mucho más tiempo para recuperarse, pero con el nivel que está mostrando en la pista no lo parece. No regala palabras, pero comprobarán que el jugador serio, casi tímido, de su primera etapa es parte del pasado. Will Thomas ha rejuvenecido en Málaga. Afable, comprometido y entregado a un vestuario en el que es el más respetado, aunque sus compañeros no paran de gastarle bromas. «Vete de aquí, tío», le suelta a Kendrick Perry antes de comenzar la charla, frase que acompaña con rachón tremendo que desplaza varios metros al menudo base estadounidense...
–Se le ve jugando a un nivel sensacional. Se nota que está a gusto en el equipo.
–Totalmente. Me siento genial a nivel físico, el equipo está jugando muy bien y me alegro de poder estar ayudando a que las cosas vayan bien. Me gusta el rol que tengo y estoy disfrutando mucho de la temporada y de cómo nos van las cosas a estas alturas, ya veremos si podemos seguir por este camino.
–Ha comenzado la temporada muy bien. Parece un jugador más joven, rejuvenecido...
–Es cierto. He trabajado más durante el verano. Es cierto que no he hecho nada especial, sólo trabajar más. He cuidado mi alimentación. No he hecho lo que se dice una dieta rigurosa, pero sí he tratado de comer sano evitando las cosas que sé que engordan. Nada del otro mundo, sólo algo lógico.
–¿Y lo consiguió? ¿Cuántos kilos perdió?
–No me pusieron un plan especial. Lo hice porque consideraba que debía hacerlo para estar en forma y porque me siento mejor. Creo que perdí cuatro o cinco kilos en seis semanas.
–Eso está muy bien. ¿Por qué pensó que debía hacerlo?
–Creo que era lo adecuado para comenzar la pretemporada bien. Ahí las cargas de trabajo son grandes. Pensé que era lo adecuado, llegar más ligero.
–Parece que se ha contagiado de la buena dinámica que rodea al equipo. Se le ve contento, alegre en este equipo. Su carácter es otro.
–En esta plantilla y alrededor de ella percibes una energía muy positiva. Todos estamos disfrutando del baloncesto, pero también de la compañía que nos hacemos y del grupo que formamos. Es un ambiente muy bueno, de los mejores que he tenido en mi carrera.
–¿Muy diferente de su primera etapa aquí?
–Bueno, nos conocemos todos mucho después de la temporada pasada, que fue muy buena, y eso es importante. Aquel equipo de primera etapa también era bueno, pero este tiene algo especial; una gran química. Ahora nos sentimos cómodos los unos con los otros y esto es algo que incluso nos hace ser mejores. Esa química que se ha creado es fundamental y lo que nos hace querer ir más allá. Vienes aquí, disfrutas del baloncesto, te lo pasas bien entrenando... Todas estas cosas te ayudan a sobrellevar mejor los altibajos que surgen durante la temporada, las derrotas e incluso las lesiones que vamos teniendo.
–Los compañeros le gastan bromas, usted responde... Parece como el padrino, el jefe al que respetan, pero con el que tienen gran complicidad. ¿Le gusta ese estatus que tiene dentro del vestuario y del equipo?
–No me queda más remedio que aceptarlo (risas). Me gusta ese rol, es simpático. Me gusta conectar con los compañeros más jóvenes. Sé que somos de épocas diferentes, pero me gusta esa buena atmósfera que se genera y poder conectar con ellos.
–Pero en el momento que entra en la pista se transforma y aparece el Will Thomas sólido, duro y muy fiable en lo que hace.
–Debe ser así. Es como yo entiendo el juego. Tienes que estar concentrado en lo que tienes que hacer para ejecutar a la perfección lo que te piden los entrenadores en la pista para ganar partidos. Al final, ese trabajo que haces en el día a día tiene que verse reflejado en el partido, porque si no lo haces no sirve de nada.
–A los aficionados les encanta su estilo. Ese juego al poste bajo, sus 'fade away'. Son movimientos que tiene automatizados y con su sello... Muy de la vieja escuela y que se ven poco en el baloncesto actual.
–Los pívots suelen hacer mucho juego de perímetro ahora, es lo que se lleva, es cierto. Este siempre ha sido mi estilo y los entrenadores saben cómo usarlo. Hay momentos en los partidos en los que lo hacemos (el juego al poste bajo) y el equipo le saca partido. Ayuda a otros compañeros a estar liberados y a hacer tiros cómodos. Es un arte que se ha perdido en el juego actual. Debería volver, pero no creo que suceda, así que creo que soy una especie en peligro de extinción (risas).
–Así que Ibon Navarro le dejó claro que quería.
–Sí. Se ve mucho tiro de tres, ves esos 'combos' (jugadores que juegan de base y escolta) muy anotadores, incluso a tipos altos que juegan casi solo por fuera tirando de tres... No me lo dijeron antes de venir, pero ya en la pretemporada vimos que podía ser una parte importante de nuestros sistemas.
–Hay grandes expectativas alrededor del equipo. ¿Percibe esas buenas sensaciones?
–Claro que sí. Lo ves en nuestra cancha, con ese ambiente fantástico y siempre llena. Es cierto que fuera de la cancha nadie me dice nada (risas). A veces me paran en el aeropuerto y tal, pero poco más (más risas).
–¿Se puede soñar con otro título viendo la dinámica actual del equipo?
–Ganar un título es complicado, que a nadie se le olvide. Creo que estamos en la buena dirección. Empezamos lentos porque teníamos a gente con las selecciones y algún lesionado, pero después de unas semanas entrenando juntos hemos despegado. Tenemos el desafío de conseguir algún título más...
–¿Habla de la Copa?
-Es una buena oportunidad, sin duda, pero queda muy lejos. Es en febrero. Pueden pasar muchas cosas, pero sí, va a ser en Málaga y hay que tratar de aprovecharlo.
–No quiere hablar del futuro, pero se lo voy a preguntar. ¿Jugará una temporada más?
–No estoy seguro. Me tomo las cosas día a día, según me siento. Trato de disfrutar de cada momento con los chicos. Un día siento que puedo jugar diez años más y al siguiente que ya ha sido suficiente. Ya veremos cómo me siento al final de la temporada, si en un lado o en otro...
–¿Si el Unicaja llama a su puerta se la abrirá?
–Ya veremos... (risas).
–El caso es que ha pasado la mayor parte de su carrera lejos de su país. ¿Está contento de cómo le han ido las cosas?
–Muy satisfecho. Estoy contento de cómo ha ido todo. Quince años atrás no esperaba una carrera así ni estar jugando tantos años. Mi trabajo me ha puesto en buenas situaciones y he tenido oportunidades de mejorar, algo que no pueden decir todos los jugadores. Estoy contento.
–¿Es una mezcla de suerte y buenas decisiones?
–Un poco de todo. Suerte y buenas decisiones. Dejé Málaga para ir a Valencia, de allí a Rusia. Mi carrera iba para arriba y tenía que aprovecharlo. También se hacen muchos sacrificios dentro y fuera de la pista. Jugué en buenos equipos y esto me permitió vivir en buenos lugares.
–¿Cuál es el mayor sacrificio que ha hecho?
–Estar fuera de tu hogar, lejos de tu familia. Ese es el precio que tiene que pagar cualquier jugador extranjero. Cuando las cosas no van bien o tienes bajones de ánimo, estar lejos de casa es realmente duro. Trato de tener ocupada mi cabeza, porque de lo contrario es complicado convivir con todo; eso te puede llevar a tomar malas decisiones.
–¿Y cómo ocupa el tiempo libre?
–Recuperándome. Ahora soy más mayor y necesito más tiempo para recuperarme... (risas). Aquí tenemos un buen grupo y solemos quedar para cenar, pasar tiempo juntos. Me gusta leer, estar relajado... Nada fuera de lo normal
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.