El Unicaja sigue de dulce y no da opción al Girona (90-73)

El comienzo del partido cogió al Unicaja todavía mirando las dos banderolas que adornaban el Carpena luciendo los títulos . El Girona controlaba el rebote y dominó en los primeros compases del choque, aunque fueron sólo cinco minutos. En cuanto se ajustó la defensa local y apareció Kalinoski, el Unicaja recuperó el mando del choque. Además lo hizo con contundencia y un parcial de 17-2 que casi mandó al equipo catalán a la lona (19-10).

El bloqueo del conjunto que entrena Fotis Katsikaris fue total. Anotó su última canasta en el minuto cuatro y no volvió a ver aro hasta el doce, ya en el segundo cuarto. A esas alturas perdía ya 22-10 fruto de un carrusel de fallos y de ausencia de ideas para superar a la defensa del Unicaja. La máxima renta local llegó después de un triple de Carter a los quince minutos (29-14) y el encuentro amenazaba ya con fracturarse. El Unicaja no tuvo la chispa que se le vio en la Supercopa, algo completamente entendible, pero le bastaba con aprovechar la ineficacia de su rival.

Noticia relacionada

Notas a los jugadores del Unicaja ante el Básquet Girona

Un par de destellos del joven Juani Marcos y un parcial de 0-8 obligaron a Ibon Navarro a pedir tiempo muerto (29-21). No quería el vasco que el rival se reactivase y no sucedió porque tras el parón, el Unicaja volvió a dominar por completo con Balcerowski dominando defensivamente. Los últimos minutos de la primera parte se ensuciaron un poco por varias decisiones arbitrales confusas que perjudicaron a los dos equipos. Con todo, el Unicaja ganaba con holgura sin hacer su mejor baloncesto (39-27).

Tras el intermedio, la salida del Unicaja fue la que debía hacer. Con tres triples seguidos (Taylor, Díaz y Kravish) acabó con una posible reacción del Girona y alcanzó su diferencia más amplia en todo el partido (48-32). Parecía que el equipo catalán no se levantaría, pero aguantó en el partido pese a que su defensa dejaba mucho que desear. Lo vio tan claro el equipo malagueño que se relajó. Coincidió esto con una versión más directa del juego visitante, con Iroegbu, Durham y Sibande ganando las acciones de uno contra uno. Se enfadó Ibon Navarro y le pegó una patada a uno de los luminosos que hay junto al banquillo. No le faltaba razón al vasco, porque su equipo había perdido el orden y el Girona se colocó por debajo de los diez puntos (57-48) por primera vez en muchos minutos. La reacción fue letal, porque, con Tillie de 'cinco', el Unicaja firmó un parcial de 10-2 que dejó el choque, ahora ya sí, casi resuelto antes del último cuarto (67-50).

Ahora sí, con mucho más ritmo e impulsado por un Perry eléctrico, el equipo malagueño cerró el partido con ventajas ya superiores a los veinte puntos. Hubo tiempo para que los árbitros ratificasen su mal nivel descalificando a Osetkowski por una doble técnica. Protestó el californiano que se le impidiese a Perry un saque rápido, algo por lo que él vio una técnica en la primera parte. Quedaban todavía siete minutos por delante, pero el partido estaba liquidado.