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Una de rusos

AL POSTE BAJO ·

Enrique Miranda

Málaga

Domingo, 6 de diciembre 2020, 00:04

Estos días he terminado de ver la serie 'Nasdrovia' de Movistar+, una excelente comedia en la que se mezclan la crisis de los 40 con la mafia rusa. El malagueño Sergio Sarria, guionista y escritor -la serie se basa en su novela 'El hombre que odiaba a Paulo Coelho'-, es además aficionado al baloncesto, por lo que deja varios guiños al deporte de la canasta que no tienen desperdicio, como el protagonismo de Tkachenko o un cameo del mítico Chechu Biriukov. Veía al exjugador del Real Madrid y recordaba algunas de sus exhibiciones y ese tiro raso, casi sin parábola, que fue tan importante durante una etapa brillante del conjunto blanco. Si en los años 80 la NBA era en España otro mundo, el baloncesto soviético, como el yugoslavo, era también de otra dimensión. Aquella selección de la URSS de Sabonis, Kurtinaitis, Tikhonenko, Volkov, Chomicius (u Homicius, como se le conocía aquí), Marciulionis y compañía que dominó en Seul 88 forma parte ya del imaginario colectivo. Después veías a Marciulionis en los Warriors de la NBA o a Volkov con la preciosa equipación de los Hawks y los sentías un poco tuyos. También simpatizabas con el Valladolid porque habían logrado juntar a una pareja de estrellas como los lituanos Sabonis y Homicius. Al gran Sabonis nos quedamos con las ganas de verle algún año en el Unicaja, intentos hubo, aunque la presencia años después de Domas en el equipo verde lo compensara. Qué decir de Tkachenko, todo un símbolo. En España ser alto era «ser un Tkachenko», no un Romay o un Kareem. El pívot llegó a jugar en España en la etapa final de su carrera, en el Guadalajara y hay hasta un grupo de música 'indie' de Zaragoza que se llama Tachenko. De baloncestistas rusos en Málaga no nos podemos quejar. Primero por la llegada de Valeri Tikhonenko, un súper clase que solo jugó un año aquí pero que echó raíces en la Costa del Sol y que hasta sus hijos fueron canteranos de Los Guindos. Luego, ya a mediados de los 90, en el Unicaja disfrutamos de uno de los jugadores más impresionantes de la historia del club y de toda la ACB: Serguéi Babkov. ¡Qué clase! ¡Qué piernas! ¡Qué manera de no inmutarse en la pista! Hace tres temporadas, con la irrupción del mejor Nedovic en el Unicaja, recuerdo debatir con compañeros sobre los mejores talentos ofensivos de la historia del equipo malagueño y Babkov siempre aparecía entre los primeros, junto a nombres como Marcus Brown o Ray Smith. Para el final dejamos a Makshantsev, aquel pívot nacido en Kazajistán y de nacionalidad rusa que venía de ser el máximo anotador en Rusia, pero que con Sergio Scariolo apenas rascó bola... No todo puede salir bien. ¡Salud!

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