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Sólo algunos detalles de artesanía, encargada en los años setenta, recuerdan los orígenes y la esencia de hoteles como el Don Pablo, Don Pedro y Don Marco, que han experimentado una profunda transformación tras una inversión de 30 millones de euros que les relanza y consolida como el mayor complejo hotelero de la Costa del Sol. Unas actuaciones que han durado tres años y de las que sólo quedan por emprender las mejoras, en estos meses de invierno, en el spa ubicado en el Don Marco, cerrado por temporada, y en la piscina cubierta, una de las nueve con las que cuenta el complejo, explicó Jaime Floyer, director de Sol Don Hoteles, para apuntar que Meliá prepara ya el cambio de marca para pasar a denominarse Sol Torremolinos Resort.
El complejo de tres hoteles, que lucen modernas fachadas, terrazas que parecen terminar en el mar, beach club, siete salas de congresos, renovadas y dotadas de la última tecnología y con capacidad para hasta 500 personas, habitaciones y zonas comunes totalmente reformadas y 50.000 metros cuadrados de jardines y piscinas en los que la nueva actuación ha permitido mejorar el flujo de clientes de un hotel a otro y crear el mayor complejo hotelero de la Costa del Sol. «Es un resort que mira al futuro, que da trabajo a una media de 210 personas y que cuenta con la mayor diversidad de nacionalidades entre una clientela bastante fiel, con casos de turistas que pasan aquí hasta cinco meses en el invierno», explicó Jaime Floyer.
El nuevo Sol Torremolinos Resort, en primera línea de playa, concentra el 5% de la oferta hotelera de Torremolinos, localidad que ostenta el primer puesto en el ránking de la Costa de Sol por su volumen de camas hoteleras.
Este complejo cuenta además con la ventaja de disponer de una infraestructura que le permite posicionar cada establecimiento en segmentos diferentes y en pleno auge. Así, el Don Marco, el más joven de los hoteles, inaugurado en 2004 como un cuatro estrellas de 120 habitaciones, se comercializa como establecimiento recomendado 'solo para adultos'.
Para contrarrestar, el Sol Don Pedro está más enfocado a las familias, habiéndose dotado en esta reforma integral de un mini parque de atracciones y de un club infantil., que ha estrenado este verano y que ha causado sensación, explicó Floyer. El Don Pedro, origen de este complejo, abrió al público en 1971. En la actualidad ofrece 344 habitaciones. El éxito de este establecimiento, promovido por el visionario empresario, ya fallecido, Pedro Turpault, llevó a este profesional a inaugurar tres años después el Don Pablo, que con 442 habitaciones es el hermano mayor del negocio.
Don Pablo ha rejuvenecido tras un cambio global en la que sólo algunos detalles dejan constancia de que fue uno de los pioneros de la Costa del Sol. Abrió sus puertas en 1974 con el mismo aire andaluz en su decoración que el Don Pedro. «Hemos intentado dejar algo del pasado que mantenga viva la esencia del establecimiento, en el que hemos llevado a cabo un cambio total en la decoración, además de actuar muy especialmente con la finalidad de hacerlo impermeable, con grandes cristaleras que han llenado de luz el hotel y que es un aspecto que valoran muchos los clientes del norte de Europa», dijo.
Además, se han llevado a cabo profundas actuaciones en la terraza eliminando el bar de la piscina para que el turista cuando está en esta terraza pueda divisar la playa. También se ha creado un beach club en una terraza en altura, también destinado a la celebración de eventos, con capacidad para hasta 70 personas.
Sin embargo, una de las obras estrella se han acometido en las salas de congresos, que no se habían renovado desde los años 70 y que ahora se han dotado de sistemas de domótica e insonorización, con el fin de consolidar posiciones también en el segmento de congresos.
Floyer declaró que, tras tres años de obras, espera acabar este invierno con ellas, pese a lo que el complejo cerrará el ejercicio con una ocupación media del 81%, pese a que en el verano la ocupación ha sido un poco inferior al pasado año. En ello ha influido el perfil del cliente, del que un 25% es nacional y el resto extranjero, destacando de ellos que un 24% son británicos y un 15% belgas. El director del complejo dejó claro que el reto de esta ambiciosa inversión es que «el resort está preparado para mirar al futuro», apuntando que «se avecinan nuevos tiempos y hay que adaptarse a ellos».
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