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P. M. / EFE
Lunes, 21 de septiembre 2015, 00:59
España confía en que la introducción de visados biométricos Schengen para los rusos no impacte negativamente en el turismo a nuestro país, adonde el pasado año viajaron 1,2 millones de rusos. La medida llega en un momento de crecimiento de la llegada de estos viajeros en el aeropuerto de Málaga, que acumula una subida del 22% respecto al pasado año. El nuevo sistema, que entró en vigor en la Federación Rusa esta semana, requiere la captura de los datos biométricos del solicitante del visado, en concreto las huellas de los 10 dedos y una fotografía digital, lo que obliga a acudir personalmente a hacer la gestión. «Tenemos precedentes en otras regiones del mundo donde se introdujo el sistema. Al principio hay un descenso de peticiones de visado, que luego se normalizará», dijo Juan Pedro Pérez-Gómez, cónsul español en Moscú. Por otra parte, precisamente se negoció, en el seno de la Unión Europea, que para Rusia el sistema se introdujera al final de la temporada turística. «Por eso la fecha del 14 de septiembre», agregó.
Los visados biométricos Schengen comenzaron a introducirse en otras regiones del mundo desde 2011 y los últimos en sumarse fueron, el pasado abril, Ucrania y Bielorrusia. «El sistema se va introduciendo paulatinamente, y precisamente Rusia se ha dejado casi para el final, está en el antepenúltimo lugar», destacó, por su parte, Julio Díaz Sevillano, cónsul general adjunto en Moscú. El proceso concluirá en noviembre en la India, y antes, en octubre, a China, Corea, Japón y Mongolia.
Los ciudadanos rusos recibieron en 2014 cerca de un tercio de los 5,7 millones de visados Schengen que se dieron en el mundo. En el primer semestre de 2015, medio millón de turistas rusos visitaron España, lo que supuso un 37,5 menos que el mismo período del año anterior debido a factores como la devaluación de la moneda rusa, según los datos del Ministerio de Turismo español. Tendencia que en la Costa del Sol se ha invertido al ser un destino elegido por los rusos con mayor poder adquisitivo y por un colectivo de ciudadanos que ha comprado en el litoral malagueño una segunda residencia.
Díaz Sevillano reconoció que las autoridades rusas «han reaccionado como en todas partes donde se introdujo el sistema, con cierto recelo al principio», pero subrayó que se ha desarrollado una campaña de información para incidir en que esta medida les facilita la entrada dado que las huellas dactilares se guardan.
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