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Les aconsejan que por las tardes, una vez pasadas ocho horas frente al ordenador, desconecten y descansen cerebro y vista. La mayoría no lo cumple: programar se ha convertido en una obsesión. «A veces sueño con los problemas que no consigo resolver durante el día», confiesa una alumna. Tal es la intensidad de la formación y la motivación con la que la afrontan. Son las 'femcoders', como ellas mismas se denominan: una veintena de mujeres desempleadas malagueñas, muchas de ellas en situación de vulnerabilidad, que confían en haber encontrado un ascensor social en la tecnología. Desde hace tres meses participan en un curso intensivo gratuito de desarrollo web Full Stack, con más de 600 horas lectivas y una metodología innovadora, financiado por la Consejería de Empleo (con fondos europeos) y organizado por la Asociación Arrabal-AID, con la colaboración de Accenture (que presta sus instalaciones), la Fundación Somos F5 (que aporta su metodología formativa Simplon.co, desarrollado con éxito en más de veinte países) y Fundación la Caixa, entre otras entidades. El objetivo del 'bootcamp' es ayudarlas a convertirse en profesionales perfectamente aptas para conseguir un empleo estable y bien pagado en alguna de las muchas empresas tecnológicas que desarrollan su actividad en Málaga.
Mari Sierra Pérez, o Sierri, como la conocen sus compañeras, es una de las más veteranas de este 'bootcamp'. Tiene 54 años y cero experiencia previa en el ámbito digital. En su vida anterior (la de antes de enamorarse del código) gestionaba una cooperativa; ahora su ilusión es encontrar un trabajo como desarrolladora web. «Jamás pensé en convertirme en programadora. ¡Yo de código no sabía nada, era como leer arameo! Fue mi orientadora laboral, que es de Arrabal, la que me propuso presentarme a las pruebas de selección de este curso. Las pasé, me embarqué y me encantó», relata. Programar tiene algo «que engancha», afirma, «porque vas viendo resultados y eso es muy motivador».
Hoy, Sierri era la encargada de hablar en representación de sus compañeras durante una visita de la consejera de Empleo, el alcalde de Málaga y otras autoridades a este 'bootcamp' sólo para mujeres. En su vibrante discurso contaba cómo todas las etiquetas que arrastraba cada alumna -«mujer», «joven», «mayor», «parada», «inmigrante», «sin estudios universitarios», «madre»...- «se cayeron» en el momento que se sentaron frente a los ordenadores. «Entonces aparecieron otras: inteligencia, tenacidad, intuición, compromiso, solidaridad, liderazgo horizontal y, sobre todo, amor propio y compartido», enumeraba Sierri, emocionada. Le contestaba así la consejera de Empleo, Rocío Blanco: «La intención última de todo esto es que traspaséis esa mampara [señalaba el panel que separaba el aula de las oficinas de Accenture donde trabajan 2.000 empleados], encontréis un empleo y un proyecto de vida. Porque este mercado laboral no va de títulos, va de tener las competencias necesarias».
El curso busca convertir a personas sin conocimientos técnicos previos en especialistas en desarrollo web Full Stack. Un desarrollador Full Stack es un profesional versátil capaz de desenvolverse en un desarrollo web tanto en la parte del cliente (Front End) como la parte de atrás, del servidor (Back End). Es un perfil muy completo muy demandado por las empresas. El bootcamp, con más de 600 horas lectivas, ahonda en el diseño y desarrollo Front End de web y aplicaicones (HTML, CSS y JavaScript), el desarrollo Back End, el diseño de experiencia de usuario y prototipado o la digitalización de servicios. De carácter eminentemente práctico, su metodología combina sesiones presenciales con clases virtuales, mezclando así dinámicas en aula y online, métodos deductivos de aprendizaje y orientación profesional constante. Un modelo pedagógico que se complementa con la realización de proyectos reales para empresas y entidades sociales y 'masterclasses' de profesionales del sector tecnológico.
«Nos basamos en la filosofía de 'aprender haciendo', que convierte a las participantes en protagonistas de su proceso formativo situándolas en el centro de la acción", explican desde Arrabal. Son conceptos que recuerdan mucho a los que se aplican en 42, el campus de programación de Fundación Telefónica que tiene una de sus sedes en Málaga (que también es de carácter gratuito). Pero también hay diferencias: en este 'bootcamp' sí hay horario, temario y profesor. Además, a lo largo del curso se presta un "acompañamiento integral a las mujeres para consolidar el desarrollo profesional y el crecimiento personal, incidiendo en competencias transversales clave en el sector TIC: motivación por la tecnología, pensamiento lógico, autonomía y capacidad de trabajo en equipo«. explican.
Si Sierri es de las más veteranas, su compañera Natalia Palomo es de las benjaminas. En el curso, la mayoría de las participantes tiene más de 30 años y no tiene estudios universitarios. Natalia tiene 23, ha terminado Económicas y ha visto en este 'bootcamp' una oportunidad de complementar su formación. «En la carrera dimos algo de programación enfocada al análisis de datos y me gustó mucho. Me puse a buscar cursos y másteres y un amigo me habló de éste, que es gratis y con el mismo contenido que otros que cuestan una barbaridad», explica. «Es un curso que te obliga a buscarte mucho la vida y eso te espabila mucho. Te dan una 'masterclass' con lo principal de cada apartado y luego tú te buscas la vida. Investigamos en Internet, nos preguntamos entre nosotras... Trabajamos por proyectos, en grupos de cinco y el ambiente es genial, somos una piña», afirma.
Este curso forma parte del proyecto Abisal, que desarrolla la Asociación Arrabal-AID en el marco del Programa de apoyo a las mujeres en los ámbitos rural y urbano' ideado por la Consejería de Empleo, Empresa y Trabajo Autónomo de la Junta de Andalucía con fondos europeos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Esta propuesta innovadora busca «aprovechar el auge y las oportunidades existentes en la actualidad en la Málaga tecnológica, con una demanda creciente de profesionales en el sector TIC, con la intención de acabar con la brecha digital de género fomentando el talento digital diverso». Una tarea que cuenta con la colaboración de distintas compañías tecnológicas referentes como Accenture, Oracle, Vodafone Hub, NTT Data o Google y de entidades sociales aliadas como Fundación Don Bosco, la Fundación Somos F5 y la Asociación Factoría F5.
Adicionalmente, Fundación 'la Caixa' comparte su experiencia en el ámbito social y empresarial, convirtiéndose en un aliado de referencia del Proyecto Abisal. Esta implicación se refleja en la derivación de un grupo de mujeres participantes por parte del Programa Incorpora, que promueve la inserción laboral de personas en situación de riesgo de exclusión social; y en la vinculación del equipo de profesionales del Centro DayOne Empresas de Caixabank, quienes están reforzando la estrategia para la generación de alianzas empresariales y con quienes se trabaja de forma coordinada para la consolidación de un ecosistema de compañías preocupadas por acabar con la brecha digital de género.
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