Los secretos del Banco de España en Málaga
De la mano del director, conocemos los detalles de su histórico edificio y cómo funciona la entidad
Víctor Heredia y Fernando Alonso
Lunes, 14 de julio 2025, 00:11
Gracias a las generosas gestiones de nuestro amigo José María, tenemos la oportunidad de descubrir los secretos que esconde el soberbio edificio del Banco de España en Málaga. Su director, Adolfo Gil, quien lleva quince años al frente de esta sucursal, nos recibe amablemente en su despacho, en el que el tiempo parece haberse detenido. Todo a nuestro alrededor muestra una sobria elegancia. El suelo es una obra de arte de marquetería y taracea. Las puertas son de maderas nobles y la lámpara, de bronce. Cuelga de una de las paredes un tapiz y sobre una consola destaca un artístico reloj de sobremesa con guarnición. Todos estos elementos son originales y son los mismos desde que se inauguró la oficina hace ya casi noventa años.
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Precede al despacho del director una sala de reuniones, en cuya mesa alargada destaca una escribanía de plata. La decoración de esta estancia la completa una balanza para pesar oro, como las que había en los bancos de nuestros tatarabuelos. Salimos al patio, cubierto por una vidriera, joya del art decó. Está realizada por la prestigiosa casa francesa Maumejean, que solo firmaba las obras de las que estaba plenamente satisfecha. En el centro de la vidriera se puede descubrir una guitarra cubista con las iniciales del Banco de España. Preside este lugar un reloj, réplica del que marca las horas en la oficina del banco en la madrileña plaza de la Cibeles. Este es un reloj denominado 'esclavo', porque estaba sincronizado originalmente, allá por 1957, con otro que había en el despacho del director.
En la primera planta del edificio existen dos viviendas nobles, destinadas al director y a otro alto cargo del banco. Entramos en una de ellas. Tras un espacioso recibidor pasamos a dos amplios salones, que hacen esquina con el paseo de Cervantes. Una puerta en medio de un largo pasillo separa la parte noble y oficial de la zona residencial. Las habitaciones son amplias, la mayoría con ventanas a la calle, con techos que superan holgadamente los tres metros. Los suelos hidráulicos son una maravilla. En cada cuarto los artísticos juegos geométricos –elaborados con teselas de variados colores–, son diferentes unos a otros. Así se construía en aquellos años.
La segunda planta del edificio estaba ocupada por las viviendas de ocho ordenanzas, aunque en desuso desde hace bastantes años. Toda esta parte hoy se encuentra en obras y se han eliminado todos los tabiques para convertirla en salas de reuniones o destinarlas a los usos modernos que necesita la gestión bancaria. En todo este piso se conservarán los suelos hidráulicos originales. De la última planta destacaremos una curiosa pieza con varios lavaderos puestos en fila, que eran utilizados por las viviendas de los ordenanzas.
Origen del edificio
Pero antes de seguir merece la pena contar el origen de este edificio, que se levanta en la Avenida de Cervantes, junto al Parque malagueño, como un auténtico templo donde se custodia el dinero. El carácter casi sagrado de esta tarea se corresponde, siguiendo escrupulosamente el principio de armonía entre forma y función, con una arquitectura de inspiración clásica que reproduce las características de un templo de la Antigüedad.
Levantado sobre uno de los solares resultantes de la creación del Parque y de la demolición de la muralla baja de la Alcazaba, el inmueble fue diseñado en 1933 por José Yarnoz Larrosa (1884-1966), un arquitecto navarro que realizó diversos proyectos para el Banco de España, como la ampliación de su sede central de Madrid y la construcción de una treintena de sucursales por todo el país. Firme defensor de la validez de los estilos históricos como vía de expresión de la originalidad del arquitecto, en el edificio malagueño empleó un lenguaje clásico para manifestar la monumentalidad y la solidez propias de la entidad financiera estatal.
Para ello siguió un modelo clasicista en el que destaca el imponente pórtico con seis columnas de estilo compuesto como frente de un volumen cúbico que recuerda una enorme caja fuerte, mientras que en el interior predomina el estilo art decó con detalles muy cuidados. Sin duda, uno de los elementos más curiosos de la nueva sede, que fue inaugurada en el año 1936, es la peculiar tipografía empleada en el letrero de la fachada, también de estilo art decó, similar a la de otras sucursales de la misma época diseñadas por Yarnoz, como las de la Vía Layetana de Barcelona o la de Guadalajara.
Cómo funciona
Hubo un tiempo en el que hubo sucursales del Banco de España en todas las capitales de provincia, incluso en localidades como Antequera, Linares o Cabra. Hoy solo quedan operativas quince de ellas en toda España, además de la central de Madrid. La de Málaga es una de ellas y atiende además a las provincias de Granada, Jaén y a las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. En el Banco de España en Málaga trabajan hasta treinta funcionarios. Lo primero que nos llama la atención cuando entramos en el edificio son los clientes que han venido a realizar sus gestiones.
El Banco de España funciona como un centro de distribución de efectivo. En el Banco de España únicamente tienen cuenta corriente los bancos y algunos organismos públicos como el SEPE o la Universidad de Málaga. Los billetes llegan en cajas de diez mil unidades. Unas potentes máquinas son capaces de contar los billetes a razón de veinte por segundo, detectando los falsos –si los hubiera– y eliminado aquellos billetes viejos o deteriorados. Estos últimos se destruyen aquí mismo y sus restos son reciclados. Una de las funciones del Banco de España consiste precisamente en que los billetes se encuentren en perfecto estado para su circulación, pues de esto depende también la imagen del país.
Muchos clientes acuden al Banco de España para cambiar billetes deteriorados, que no se los aceptarían en otros bancos o en comercios. A veces proceden de herencias. Estos euros están estropeados por haber permanecido enterrados o haber sido roídos por los ratones. Muy común es el billete introducido por descuido en la lavadora y que no se deshizo, pues estos están fabricados en papel de algodón. Incluso, algunos han sobrevivido a incendios. Se han atendido casos especialmente complicados, de fajos de billetes apelmazados por el fuego. Se envían a Madrid, donde se dispone de medios técnicos que permiten contarlos.
En el Banco de España cualquier persona puede realizar otras muchas gestiones. Una de las más comunes es la de suscribir deuda pública, como letras o bonos del Tesoro. Es cierto que estas operaciones pueden realizarse en otras entidades, pero en el Banco de España no se cobra comisión y ofrece una garantía muy valorada por algunos clientes. También atienden reclamaciones que presentan los ciudadanos en relación con préstamos, hipotecas u otros productos suscritos con otras entidades bancarias. En estos casos, el Banco de España ofrece una labor de arbitraje muy respetada por estas últimas. Finalmente, un último servicio gratuito que presta es el de facilitar un informe de riesgos, que puede pedir cualquier particular.
Hoy el Banco de España está abierto a todos los malagueños. Este curso han visitado sus instalaciones unos ochenta centros escolares. La educación financiera es una de sus grandes apuestas. Como nos cuenta su director, no puede ser que un escolar conozca todas las partes del tallo de una planta, pero no sepa qué es la inflación o una cláusula suelo. Cada primer lunes de octubre celebran el Día de la Educación Financiera. Además, el Banco de España organiza talleres, como el de 'Conozca el euro', en el que se explica cómo se diseñan nuestras monedas y billetes, su proceso de fabricación o las medidas de seguridad que incorporan.
Horacio Oliva Prolongo: primer director de la sucursal
Mi bisabuelo Horacio Oliva Prolongo nació en la calle San Juan en 1880. Su padre, Andrés Oliva Ruiz, se había casado solo un año antes con María Concepción Prolongo García, quien era nieta de Rafael Prolongo Gutiérrez, fundador de una afamada tienda de ultramarinos que había abierto en 1820 en una esquina de la calle San Juan con la de Cintería. Rafael Prolongo elaboraba de manera artesanal un salchichón al estilo genovés que le dio justa fama.
Su bisnieto, Horacio Oliva Prolongo, se casó en la iglesia del Sagrario en 1902 con Trinidad Marra-López Zulueta, con la que tuvo cuatro hijos: Trinidad, Horacio, José Luis y Andrés. Horacio Oliva fue director del Banco de España en Algeciras y en Málaga –entre 1935 y 1944– y fue el último que vivió en la sede que el banco tenía en la calle Córdoba, entonces Alameda de Carlos de Haes. Este soberbio edificio estaba junto al famoso cine Pascualini (mi tía Lourdes recuerda aún cómo veía las películas desde las ventanas laterales del banco) y frente a la casa en la que pasó los primeros años de vida el futuro poeta Vicente Aleixandre.
En 1936 se inauguró la nueva sede del Banco de España en el Paseo del Parque. El 18 de julio, Horacio Oliva aún residía en la vivienda de la calle Córdoba y allí, mientras cuidaba a sus nietos, se enteró de la trágica noticia del golpe de estado. Se refugió en la casa familiar de la calle Sánchez Pastor, famosa por su fachada neoárabe. Hizo bien, porque una bomba dirigida al Banco de España destruyó el cine Pascualini y, según testimonios familiares, un barco bombardeó el edificio y el director perdió todos sus muebles. Acabada la Guerra Civil, Horacio Oliva fue el primero en habitar la vivienda del nuevo edificio del Banco de España, que estaba asignada al director de la oficina. Horacio Oliva Prolongo murió en Málaga en 1958.
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