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Del compositor prodigio al emperador tardío: Mozart y Nerva César Augusto

Del compositor prodigio al emperador tardío: Mozart y Nerva César Augusto

Albas y ocasos ·

Tal día como hoy nacía Wolfgang Amadeus Mozart, niño prodigio que a los cuatro años tocaba el clavicordio y a los seis el clavecín y el violín, y moría Nerva César Augusto, emperador dieciochomesino que sucedería a Domiciano y precedería a Trajano.

maría teresa lezcano

Martes, 29 de enero 2019, 00:19

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Wolfang Amadeus Mozart 27-1-1756----5-12-1791

Veintisiete de enero de 1756, Salzburgo. Nace Johannes Chrysostomus Wolfgangus Theophilus Mozart, quien con el nombre ya algo aligerado de Wolfgang Amadeus – este último latinizado del Theophilus griego que en ambas lenguas significa «amado por Dios» – Mozart, se convertiría en uno de los músicos más influyentes y destacados de la historia. Niño prodigio que a los cuatro años tocaba el clavicordio y a los seis el clavecín y el violín, Amadeus-Amadeus fue exhibido de corte electora Baviera a corte imperial Habsburga y de Londres a Versailles, donde Wolfgangcito pretendió besar a Madame de Pompadour y esta le dio a su diminuto admirador un pompadourazo de allez-venez-milord por temor a que le desmontara el miriñaque.

Ya crecida su genialidad tanto biológica como artísticamente, Mozart se sumió en un frenesí compositor que quitaba el hipo o lo producía, dependiendo que la premisa driafragmática de la que partía la audiencia, y se lanzó, barroco abajo y contrapunto arriba, a un vaivén creador que del mismo modo te abofeteaba, sensorialmente hablando, con una sinfonía, que te evisceraba de emoción con un réquiem o te vapuleaba las entrañas con una ópera. Tras hacer sonar La Flauta Mágica y un Concierto para Clarinete en La Mayor, Wolfgang Amadeus empezó a hincharse como un pez globo, no de orgullo creador sino como consecuencia de una misteriosa enfermedad que lo finó en menos que se tarda en decir Sonata, y abrió la pandoresca caja de las conjeturas mortuorias: que si una influenza, no de las sinónimas de influjo sino de las griposas malignas de toda la vida; que si una triquinosis, que suena a composición musical pre-Demis Roussos aunque es una enfermedad parasitaria y endilgadora del neumatodo Trichinella, el cual a pesar de su simpático nombre es bastante cabroncete; que si un envenenamiento por mercurio, orquestado (cómo no) o en todo caso ideado por un Salieri indigestado por los excesos de ciertas Bodas de Fígaro...

El caso fue que Wolfgang Amadeus se inmortalizó como esencial figura de transición entre el Clasicismo y el Romanticismo, reivindicada en películas y en óperas, emitida en sellos postales y hasta acuñada en euros austriacos. Willkommen.

Nerva César Augusto 8-11-30---27-1-98

Mil seiscientos cincuenta y ocho años antes del nacimiento salzburgués de Mozart, moría en Roma Nerva César Augusto, emperador dieciochomesino del Imperio por la gracia de Dios y del Senado. Antes de izarse al trono, Nerva había sido pretor bajo el reinado de Nerón, cuyo pellejo conjeturalmente pirómano salvó de atentados varios y tras cuyo apuñalamiento se inició en Roma el denominado «año de los cuatro emperadores»; período entretenido donde los haya durante el cual los emperadores iban ascendiendo y cayendo a una velocidad de carrera de cuádriga, hasta que finalmente quedó Vespasiano como amo y señor del cotarro palaciego y, para recompensar la lealtad de Nerva lo nombró cónsul.

Tras la muerte de su protector, Nerva siguió consulando bajo la tutela de los hijos de Vespasiano, primero Sabino y después Domiciano, el cual fue sorteando una conspiración tras otra al ritmo pre-woodyallenesco de «el hecho de que yo sea paranoico no significa que no me persigan», hasta que ya no lo aguantó ni su madre, a la sazón una ya ectoplasmada Domitila la Mayor, y se montó la de Dios es Cristo: Domiciano, que si me quieren matar; la guardia pretoriana, pues yo no he visto nada; y Nerva que se enerva y Domiciano que a mi los pretorianos y matad a este y a aquellos que me han mirado raro; y los pretorianos ya extenuados de ir por la vida de exterminadores de miopes, astigmáticos y bizcos, y Nerva que se enerva aún más y la guardia pretoriana que si Domiciano que te rebano …

Convenientemente rebanado Domiciano por sus escoltas y sus libertos, fue coronado Nerva y, ya más relajado tras el afiambramiento de su antecesor, el flamante emperador le pidió al senado que aprobara un Damnatio Memoriae hacia Domiciano, práctica que significa literalmente «condena de la memoria» y que conlleva que, además de defecar metafóricamente en todos los muertos del elegido, lo borran oficial y retrospectivamente del mapa destruyendo documentos y derribando, si las hubiere, estatuas testimoniales de su paso por este mundo. Ya rotundamente desmemoriado el Imperio de toda traza dominiciana, se puso Nervo a reinar con mucho ímpetu pero escasa salud, y apenas le había dado tiempo a decir alea jacta est cuando le entraron unas fiebres, no de las imperiales sino de las infecciosas, y no tardó en estirar la nervosa pata en los Jardines de Salusio, tras lo cual fue deificado porque sí y sucedido por Trajano, primer emperador de origen hispánico y segundo de la llamada dinastía Antonina que concluiría cómodamente con Cómodo, Lucio Aurelio para los íntimos. Pulvis et umbra.

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