Localiza a su chihuahua perdido tres días después de volcar con su coche en Torrox

Eugenio Cabezas

Viernes, 20 de enero 2023, 13:09 | Actualizado 19:33h.

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Natali Carton nació en Bélgica hace 58 años, pero lleva varias décadas muy vinculada a la Axarquía. En Nerja vive su hija y en Torre del Mar su madre. Ella tiene una casa rural en Torrox, y alterna estancias en la provincia con otras en su país natal, donde trabaja en el sector hostelero. El pasado martes por la tarde decidió ir a visitar a su madre al núcleo costero de Vélez-Málaga. En lugar de tirar por la autovía, cogió la antigua N-340, por la costa.

A la altura del río Güi, en el límite entre Torrox y Vélez-Málaga, sufrió un accidente, volcando su vehículo sobre el lecho del río. Sufrió contusiones y heridas de diversa consideración. Pero lo que más le dolió era haber perdido la pista a su pequeño perro de raza chihuahua, de 16 semanas de vida. Tokio, como se llama el animal, apenas pesa 900 gramos. Es de color marrón y blanco y tiene los ojos azules. «No sé lo que me pasó, no recuerdo nada, tuve que sufrir algún desvanecimiento», cuenta Carton.

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Aunque sufre secuelas físicas por el accidente, en el que no se vio implicado ningún otro vehículo, lo que la tenía más apenada era haber perdido a su pequeña mascota apenas dos meses después de haberla adquirido por 1.500 euros. Sin embargo, tres días después, y tras haber hecho un llamamiento a través de las redes sociales y haber acudido en varios ocasiones a las inmediaciones del lugar del siniestro, en la tarde de este viernes se ha reencontrado con el pequeño animal.

El perro estaba escondido en una pequeña cueva situada cerca. "He llevado su juguete favorito, que hace un sonido, y al escucharlo ha salido", ha confesado Carton, quien ha dicho que el animal estaba "desnutrido y sediento". "Ha bebido agua y ha comido, no he tenido que llevarlo al veterinario, por ahora. Es un auténtico milagro", ha apostillado.

Carton se encuentra especialmente contenta, "ya que hace dos años perdí a otros dos chihuahuas, uno se perdió en el campo y el otro se murió de pena», confiesa esta ciudadana belga, quien llegó a ofrecer «una recompensa» económica al que facilitara alguna pista de su paradero.