«Me dijo que no podía respirar, así que la tranquilicé y le dije que estaba allí para ayudarla»

El rescate del experto nadador y los manteros se produjo a última hora de la tarde del martes, pasadas las 21.00 horas, en la playa de la Venus de Marbella. Varios bañistas y los familiares de la propia víctima vieron a la joven pidiendo ayuda y comenzaron a efectuar algunos intentos fallidos de rescate. A esa hora el mar escupía todo lo que intentaba entrar y el servicio de socorristas ya se había desactivado (finaliza a las 19.30 horas, explican fuentes municipales). La chica había cruzado el límite de la corriente y nadie conseguía llegar hasta a ella pese a los numerosos esfuerzos de testigos y de su novio.

El primero en alcanzarla fue el joven subcampeón en salvamento marítimo. Era José Lacalle, un marbellí de treinta años, arquitecto de profesión y subcampeón de España de salvamento marítimo durante la infancia. «Había ido a la playa únicamente a refrescarme un poco, vivo cerca y me acerqué al salir de trabajar», recuerda en declaraciones a SUR. En ese momento no había nadie en el agua y la noche llegaba en calma hasta que escuchó «unos gritos muy alarmantes». Vio a un joven (el novio de la víctima) tratando de acceder al agua con la línea de vida del punto naranja: «Me dijeron que no habían llamado a emergencias, les pedí que lo hicieran de inmediato y me metí en el agua tras ver que la chica estaba, como mínimo, a más de 200 metros de la costa».

José es jugador federado de waterpolo (compite en el Club Waterpolo Marbella) y el año pasado disputó el campeonato de aguas abiertas de Andalucía, nadando más de 3.000 metros, y aun así, regresar hasta la playa «fue muy duro». Cuando llegó hasta la chica, emergió su formación en socorrismo y salvamento. «Antes de acercarme le hablé, le pregunté cómo estaba, y me dijo que no podía respirar, así que la tranquilicé, le dije que estaba allí para ayudarla y empecé a nadar con ella agarrada por la nuca», explica, evitando así que la chica se le echase encima y pusiera en riesgo a ambas personas.

Lacalle reconoce que el regreso fue «extremadamente complejo». «Me metí en el agua hasta arriba de adrenalina y llegué a la chica muy rápido, me siento cómodo en el agua, pero la vuelta me costó mucho». Y en este punto intervinieron los Fallou Mbalo, Yapsa Ngom y Ale Gueye, tres de las numerosas personas que se había asomado a la orilla para averiguar lo que estaba pasando –en ese momento la Policía Local de Marbella ya había acudido a la zona–. Fallou y uno de sus amigos se decidieron a hacer frente a la corriente, y recorrieron una parte de la distancia hasta llegar a Lacalle y la víctima. «Tuvieron que sacarla ellos, yo ya no podía más», agradece el experto nadador.

En cuestión de minutos, los dos senegaleses y el experto en salvamento llegaron a tierra firme ayudando a la chica a caminar –mostraba claros síntomas de fatiga y agotamiento– y fue atendida en la orilla por el resto del personal que había acudido a la zona. Según fuentes consultadas, la Policía Local gestionó su traslado a un centro sanitario, donde fue atendida.

Este mismo martes, además del multitudinario rescate, uno de los auxiliares de playa que la Junta de Andalucía ha contratado para que se mantengan las medidas de distanciamiento social en las costas de la región acabó con el uniforme empapado. El trabajador, Fran Fernández, de 18 años, observó en primera línea como una ola succionó a una madre y a su hijo de seis años mar adentro, en plena bandera roja por el levante, a las seis de la tarde.

«Por unos segundos que se hicieron eternos no vi a ninguno de los dos», explica el auxiliar a SUR. «Me tiré corriendo al agua, no me quité nada, no me dio tiempo ni a desabrocharme los botones del polo», recuerda Fernández, que en aquellos segundos que se hicieron eternos solo podía pensar en el niño. «Lo vi a cinco o seis metros bocabajo y tragando agua; cuando conseguí llegar hasta él me golpeó una de las maderas que el oleaje se llevó de las duchas del chiringuito», comenta, aunque finalmente consiguió agarrar al menor y la madre pudo asirse a su hombro y salir del agua.

El auxiliar tuvo que efectuar varias compresiones en el pecho al menor, que había tragado agua y estaba sufriendo dificultades para respirar, aunque se recuperó rápido. La madre y el niño se marcharon sin necesidad de ayuda, aunque la intervención del trabajador –que no tiene obligaciones como socorrista aunque, en este caso, sí tiene formación al respecto– arrancó los aplausos de algunos bañistas que contemplaron la escena.

El último de los tres episodios relacionados con el temporal de levante registrados este martes se produjo de nuevo en Marbella. Al parecer, una joven sufrió un accidente mientras conducía una moto acuática, a unos tres kilómetros de la costa. Otros pilotos consiguieron trasladarla hasta el embarcadero, done se desvaneció. Efectivos sanitarios del 061 acudieron hasta la zona y estabilizaron a la víctima, que finalmente acudió por sus propios medios a un centro médico.