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El ser humano lucha en todo el mundo por tener más tierras para cultivar. Al mismo tiempo, hay que frenar el cambio climático. El verdadero alcance del problema y las medidas que se deberían tomar se reflejan en el último informe que ha redactado el Consejo Mundial del Clima (IPCC). Entre los 107 científicos procedentes de 52 países que han redactado este documento está Marta Guadalupe Rivera. Es la directora de la Cátedra de Agroecología y Sistemas Alimentarios de la Universidad de Vic. Estes miércoles participará en el Aula de Cultura que organiza SUR en colaboración con la Obra Social 'laCaixa'. La cita es a las 18.00 horas en el Museo Thyssen. En cliché de aperitivo, replica en esta entrevista a dudas y consideraciones sobre el tema a tratar: Sistemas alimentarios y cambio climático.
–¿Lo que comemos y como lo producimos influye en la salud de nuestro planeta?
–Sí, sí... Por partida doble. En la salud del planeta y en nuestra salud personal. Hay un nuevo concepto, que es el de dieta de salud planetaria. Incluye la salud de las personas y de los ecosistemas. El consumo y la producción del alimento juega un papel clave. En el ámbito de la salud, tenemos un enorme problema, por ejemplo, con la obesidad y el coste que todo eso supone para el sistema sanitario de salud. En Estados Unidos, el coste del tratamiento por persona para la diabetes es de 9.600 dólares.
–¿No es muy osado comparar la situación de España con Estados Unidos?
–Bueno, en Cataluña tenemos a un 30% de niños con sobrepeso. Y poco menos de esa mitad son obesos. Las cifras en España son parecidas.
–¿Comer de manera saludable para el medioambiente es caro?
–Por desgracia, es caro. Pero no debería serlo. Yo apelo al ambiente alimentario. Son todos aquellos factores que influyen en la decisión de compra de las personas. Obviamente, una de ellas es el precio. Y los productos que son malos para el planeta son más baratos que los que son saludables para el mismo. Pero eso no es casual. Es el resultado de una serie de políticas y de la estructura del sistema alimentario.
–¿Qué ha desayunado usted hoy?
–Un trozo de fruta, una tostada con aceite y un café con leche de avena.
–Nada de carne, entonces. ¿Reducir el consumo contribuye a luchar contra el cambio climático?
–Claro, por supuesto. Estamos en un consumo anual de carne por persona que está en 45 kilos. Comemos demasiada carne, hay que reducir el consumo.
–¿Nuestro evidente gusto por la carne contribuye a que haya más gases de efecto invernadero?
–El tema de la carne es complejo. Hay una ganadería intensiva y una ganadería extensiva. Cada una tiene un comportamiento diferente en lo que se refiere a los gases de efecto invernadero. El 71% de la carne que consumimos a nivel global es pollo y cerdo. El 20% es vacuno. Realmente, comemos muy poco ovino y caprino. El pollo, el cerdo y el vacuno son sistemas de producción intensivo. El sistema intensivo se caracteriza por desligar al animal del sistema de la tierra. Es decir, se alimenta con pienso. La soja es una parte muy importante en la producción de pienso. Y la soja se produce, fundamentalmente, en Brasil, Argentina, Paraguay y Estados Unidos. Así se contribuye a la deforestación.
–Ahora somos unas 7 mil millones de personas en el mundo. Para 2050, se habla de 10 mil millones. ¿Cómo se alimenta a la humanidad si quitamos la ganadería intensiva?
–Nosotros estamos produciendo ahora mismo comida para 12 mil millones de personas. No habría problema. Hace falta volver a la agricultura integrada. Tener animales en tu mismo entorno. Así cierras el ciclo de los nutrientes.
–¿La solución contra el cambio climático es que todos nos hagamos veganos?
–No. La dieta más efectivas contra el cambio climático son la mediterránea, pero con menos carne.
–¿Cree que la carne en España es demasiado barata?
–La carne es demasiado barata a nivel global. En España, también. La carne no tiene incluido el coste ambiental y social que supone. La carne siempre ha sido un lujo hasta que entró la ganadería intensiva. No se puede comer carne todos los días. Ni a nivel de salud ni a nivel ambiental es bueno.
–¿Es partidaria de gravar la carne con un impuesto especial?
–Soy partidaria de gravar la carne procedente la ganadería intensiva. La carne de la ganadería extensiva no debería gravarse. Al revés. Debería recibir subvenciones y se debería fomentar.
–¿La política se está tomando todo esto en serio?
–Parece que sí. Pienso que, por primera vez, se está tomando conciencia de la problemática que tenemos con el cambio climático.
–¿Esta lucha también es una lucha contra los lobbies de la agroindustria?
–Claro. Los lobbies están sentados en Bruselas y son legales.
–¿Falta pedagogía?
–Falta pedagogía, pero a mí me gusta hablar más del ambiente alimentario. Las personas, con su acción individual, no van a poder salvar al planeta.
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