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La Asociacion Nacional del Rifle congregó el pasado fin de semana en Indianápolis a 70.000 seguidores. AFP
La guerra del rifle

La guerra del rifle

La enconada lucha de poder en la Asociacion Nacional del Rifle termina con la dimisión de su presidente, el siniestro excoronel Oliver North, involucrado hace décadas en el escándalo Irán-Contra

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Domingo, 5 de mayo 2019, 23:59

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North es un guerrero legendario, un defensor de la libertad de América, un comunicador privilegiado y un líder dotado. No se me ocurre nadie más adecuado. De hecho, es lo mejor que nos ha pasado desde que Charlton Heston fue nombrado presidente». Hace apenas un año, Wayne LaPierre, director ejecutivo de la controvertida Asociación Nacional del Rifle (NRA en sus siglas en inglés), presentó así de emocionado a la persona llamada a representar al todopoderoso grupo de presión que se opone a todos los intentos de controlar el uso de las armas en EE UU. Once meses después, el guerrero se ha batido en retirada tras librar un combate sin precedentes en su propia casa; un enfrentamiento contra la misma persona que tan orgullosa y sentidamente le dio la bienvenida.

«La Asociación Nacional del Rifle os necesita». Así de acuciante era el mensaje que acompañaba el pasado mes de marzo a la convocatoria de asamblea general del 'lobby' más poderoso de los Estados Unidos, celebrado el pasado fin de semana. «Nos enfrentamos a un ataque sin precedentes. Si triunfa, la NRA se verá obligada a cerrar para siempre», decían los responsables de la convocatoria, que reunió a cerca de 70.000 socios en Indianápolis sin imaginar hasta qué punto estaban a las puertas de una guerra civil.

La NRA no solo ha tenido que lidiar con una creciente opinión pública contraria al uso indiscriminado de las armas (en EE UU es cuatro veces más fácil toparse con un escaparate sembrado de fusiles de asalto AR-15 que con un McDonalds) y una complicada situación financiera. La lucha por el poder surgida en la cúpula directiva ha sembrado de acusaciones de extorsión, amiguismo y despilfarro el campo de batalla y ha terminado con la salida, cinco minutos antes de que lo echaran, del poderoso Oliver North.

North se convirtió en el ídolo de la derecha extremista en la era Reagan

Las cloacas de América

La historia del hasta ahora presidente de la NRA serviría en bandeja un fantástico guion de película de Hollywood. Coronel retirado, el exmarine Oliver North (74 años) se convirtió en la era Reagan en el ídolo para la derecha estadounidense más conservadora. Su papel en el caso Irán-Contra, el escándalo que estalló en EE UU en 1986 por la venta secreta de misiles a Irán por parte de la Administración Reagan y la entrega de esos fondos a la contrarrevolución nicaragüense sin conocimiento del Congreso, que había prohibido vender armas al régimen de los ayatolás, lo colocó durante mucho tiempo en el punto de mira.

A causa de su implicación en aquel turbio asunto, North terminó condenado por destrucción de documentos oficiales, por aceptar prebendas y por obstrucción a la justicia. Pero en 1989, cuando muchos lo daban por muerto, logró revertir las sentencias. Periódicos y televisiones se encargaron de seguir paso a paso la investigación y sus declaraciones ante el Congreso, convirtiéndolo, cuando quedó claro que iba a salir impune, en uno de los personajes más admirados dentro de la extrema derecha.

Wayne LaPierre y Oliver North, en un congreso de la NRA.
Wayne LaPierre y Oliver North, en un congreso de la NRA. R. C.

Cuando North, que a estas horas recoge sus objetos personales del que ha sido su despacho en el edificio de Fairfax (Virginia) en el que la NRA tiene su sede, llegó a la presidencia del poderoso 'lobby', los analistas le presentaron como un rudo propagandista bregado en radios y programas de televisión desde que en los años noventa fracasara su intento por convertirse en candidato del Partido Republicano al Senado por Virginia.

Chantaje y acoso sexual

El hecho es que el pasado fin de semana, cuando North daba por hecho que seguiría un año más al frente de la NRA, vio cómo su mandato finalizaba envuelto en polémica. Wayne LaPierre, su entusiasta mentor hace un año y la persona que desde hace casi veinte representa a la poderosa organización, acusó al controvertido North de intentar extorsionarle. Según asegura, North le llamó para exigirle que dimitiera si no quería ver publicada información muy perjudicial para él y su equipo; «un informe devastador sobre nuestra situación financiera, acusaciones de acoso sexual contra un empleado y denuncias de gastos excesivos en vestuario y viajes», explicó LaPierre a la junta directiva de la NRA. Para terminar de convencerle, North le prometió «una salida airosa y una excelente jubilación» si dimitía. Creía jugar con las mejores cartas, pero la suya no era la única baza.

Todos los analistas coinciden en que el director ejecutivo de la Asociación Nacional del Rifle fue el primero en abrir fuego contra North, al denunciar a la agencia de publicidad Ackerman McQueen, con la que la NRA lleva décadas trabajando. En 2017, la empresa responsable del lema 'De mis frías, muertas manos' –la única circunstancia, aseguraba, en que un socio de la NRA aceptaría que le quiten un arma– se embolsó 42 millones del presupuesto anual de la asociación. El asunto habría quedado en poco más que un presupuesto demasiado abultado si no fuera porque parte de ese dinero estaba vinculado a la producción de programas para un canal de televisión en el que North tiene intereses. Cuando LaPierre pidió a Ackerman McQueen explicaciones de esos gastos y la empresa se negó a dárselas, el máximo ejecutivo de la NRA la llevó a los tribunales. Aquello fue el detonante de una batalla legal a la que le seguiría el chantaje del exmarine y, al menos de momento, su salida por la puerta falsa.

El hecho es que en la poderosa organización se ha abierto la caja de los truenos y, por más que LaPierre aparezca como vencedor de la contienda, muchos socios claman por una absoluta renovación del cuerpo directivo. Mientras, los norteamericanos contrarios al uso de armas se frotan las manos entendiendo que una guerra fratricida como la que acaban de librar los jefes de la NRA es una campaña ideal a favor de sus intereses. Especialmente ahora que el 'lobby' armamentístico debe afrontar serios problemas económicos derivados del descenso de aportaciones por parte de sus integrantes, algo que suele ocurrir cuando en la Casa Blanca se sienta un presidente republicano y perciben menos riesgos. Por supuesto, Donald Trump estuvo este fin de semana en Indianápolis.

Punto de mira

¿Que es la NRA? La NRA tiene cinco millones de miembros, nació como una organización lúdica y de apoyo a las armas en 1871 y pronto se convirtió en uno de los más poderosos grupos de presión de Estados Unidos. Se considera guardián de las libertades constitucionales.

Famosos en sus filas: Aunque puede que Charlton Heston haya sido su miembro (y presidente) más famoso, aglutina otros rostros conocidos como Chuck Norris, Tom Selleck o Ted Nugent.

Apoyo a Trump: La NRA gastó 24 millones de euros) en impulsar la candidatura de Donald Trump a la Casa Blanca.

14 años. Salvo contadas excepciones, 21 años es la edad mínima legal en EE UU para comprar una pistola de un distribuidor autorizado y 18 para adquirir un arma larga. En algunos estados la ley permite incluso hacerse con un rifle a la edad de 14 o 16 años.

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