Borrar
¿Por qué su hijo se duerme en el colegio?

¿Por qué su hijo se duerme en el colegio?

Una profesora, una psicóloga y un pediatra explican qué hacer para controlar los dispositivos móviles a los niños a la hora de ir a la cama con el objeto de que rindan en el colegio

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Sábado, 1 de febrero 2020, 18:41

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

«Estaba como perdido en clase, mirando a la nada, y llegó un momento en el que se echó sobre la mesa y se dispuso a dormir». Esta es la frase de una profesora de Lengua y Literatura de Secundaria, Ana González, en la que explica cómo un adolescente intentaba dar una cabezadita en el colegio del mismo modo que el político popular José Manuel García Margallo en el Europarlamento. A ciertas edades, y con ciertas agendas, uno puede entender que un día la mañana sea traicionera y se caiga en los brazos de Morfeo. Pero si un niño de 14 años se duerme en clase es -salvando que pudiera estar enfermo o incubando algún virus- que generalmente no ha dormido adecuadamente la noche anterior. Y en plena flor de la vida, y con estas inquietudes digitales, los profesionales preguntados al respecto, ¿por qué se duermen los niños en el colegio?, casi apuntan todos al mismo problema: los dispositivos tecnológicos, o más concretamente el móvil, la tablet y las redes sociales y los juegos, que les tienen enganchados a muchos hasta altas horas de la madrugada.

Realizar un 'contrato' con los hijos para el uso del móvil

La psicóloga y orientadora escolar Remedios Aranda lo explica muy bien: «Los padres pueden incluso acostarse y el niño seguir conectado a su móvil; y eso pasa más de lo que muchos se creen». Aranda afirma que hay niños que hay niños que son más proclives a la adicción y que son a ellos precisamente a los que más hay que vigilar, que suelen ser los que tienen impulsividad, disforia (contrario de la euforia), buscan nuevas sensaciones y no afrontan los problemas de forma adecuada. Por eso indica que es esencial realizar con ellos lo que se llama 'un contrato', o lo que viene a ser un compromiso de uso de los dispositivos digitales. «Los padres deben informar a los hijos cómo usar estas herramientas, hablar con ellos sobre Internet y sus riesgos y cuánto tiempo se pueden conectar» así como otra serie de pautas para que su conexión sea segura, pero sobre todo marcar un tiempo para evitar que por falta de sueño no sean capaces de estar atentos en el colegio y su rendimiento no sea, por tanto, el adecuado. «No es tanto el tiempo de uso sino para qué los usan, subraya la orientadora escolar. Por ejemplo, está muy bien usar herramientas digitales para las tareas escolares, pero debe controlarse ese otro uso para divertimento», explica Aranda, que entiende que hay horas que son para las nuevas tecnologías y otras que deben ser para leer libros o para charlar en familia. A su juicio, a la hora de dormir, «las pantallas quitan el sueño y generan adicción, a los adolescentes y también a los mayores. Piensen en ello (es su llamada de atención a los adultos)», añade.

Conviene llegar a un acuerdo 'contrato' de horas de uso con los niños, explica la pediatra Remedios Aranda.
Conviene llegar a un acuerdo 'contrato' de horas de uso con los niños, explica la pediatra Remedios Aranda.

Una hora máxima de pantallas por la tarde en casa

El pediatra Pedro Navarro, que es muy consciente de que las horas de sueño para los niños y afrontar la hora de ir a la cama con una rutina bien establecida es esencial, y por eso se muestra rotundo con el tiempo de uso de las pantallas. Dormir, a su juicio, es fundamental para un crecimiento adecuado del niño así como para su formación intelectual y su rendimiento escolar. Para Navarro, una hora debiera ser el máximo que un niño debe hacer uso de las pantallas por la tarde en su casa. «El móvil, los videojuegos y la tablet a todas horas provocan una sociabilización del niño errónea; ese hábito de usarlo más de lo debido puede provocarles crisis de ansiedad; hay que fomentarles la lectura y animarles a diario a tener una charla agradable entre padres y hermanos», explica Navarro, que coincide a la perfección con Aranda en la lectura y la conversación en familia como pilares alternativos a tanta pantalla.

Pero, ¿cómo controlar que los niños no usen tanto los dispositivos móviles? Ahí está el quid de la cuestión. La profesora de Lengua y Literatura de Secundaria Ana María González subraya que muchos padres «no se imponen con las nuevas tecnologías. Muchos saben que sus hijos abusan del uso del móvil, y les regañan, pero preguntan más tarde '¿qué hago?' La mayoría de los progenitores no sabe qué hacer al respecto. Así muchos niños se acuestan tarde y pueden estar whatsappeando hasta la una de la mañana. Si se levantan a las siete es obvio que no han dormido todo lo que necesitaban», indica. Y de ahí a la cuestión básica de cuánto deben dormir los niños y los adolescentes.

De 6 a 12 años, 9 ó 12 horas de sueño al día



El pediatra Pedro Navarro explica que el sueño, aunque hay un baremo estipulado por edades, depende mucho de la persona. Pero en líneas generales, Navarro subraya que según la Academia Americana de Pediatría, los niños de 6 a 12 años deben dormir de 9 a 12 horas al día; y los de 13 a 18, de 8 a 10 horas al día. Los cálculos son muy sencillos: un niño que durmiera unas nueve horas (en la media), que se levanta a las siete y media de la mañana, debería estar acostado a las diez y media de la noche. Y en el caso de dormir ocho, como muy tarde a las once y media. Navarro explica que también convendría que los niños hicieran deporte porque la actividad física les ayuda a dormir y a relajarse. Luego es fundamental el ritual que acabe convirtiéndose en una rutina: cepillarse los dientes, leer y charlar un ratito antes de dormir con los padres, y a la cama en un ambiente sosegado.

Pero, ¿qué hacer cuando los adolescentes se niegan a ir a la cama? Primero, recordemos que Aranda propone un contrato para el uso de los dispositivos tecnológicos (móvil y tabletas), pero si el niño se niega a apagarlo y no hay forma de que lo haga, lo más drástico puede ser desconectar la wifi (si la usan para conectarse) o retirarle el móvil a cierta hora de la noche antes de ir a dormir. Lo mejor, negociar; cuando no hay acuerdo, o no se cumplen los acuerdos, actuar, explica la pediatra y orientadora escolar. Pero, como todo en la vida, es importante ser consistente. Es decir, cumplir lo que decimos, si les exigimos a ellos, también nosotros debemos cumplir nuestra parte.

La profesora de Secundaria Ana María González explica que los adolescentes suelen ser muy rebeldes y que en el mundo en el que nos movemos les interesa mucho su imagen en redes sociales, «si no estás activo, no te enteras de nada», por eso sugiere también que se gestione y se acuerden bien los usos del móvil con ellos y se aprenda a ser estrictos a la hora de dormir sobre todo. Está en juego su salud, su rendimiento escolar, su futuro académico y su capacidad para controlarse ante un aparato tecnológico, que puede acabar enganchándoles. «Cuando están enganchados y les apartas de un juego, por ejemplo, les genera una gran impaciencia, ansiedad, irritabilidad y ganas de repetir la conducta. Hay algunos que no pueden dormir porque no pueden parar», explica Ramos. El consejo final: pongan medios para que esto no ocurra ejerciendo de padres y estén atentos.  

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios