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El culto a la Santa Muerte es una de las curiosidades del barrio. j. C. Vidal Coy
Bravo Tepito: el barrio más salvaje de Ciudad de México

Bravo Tepito: el barrio más salvaje de Ciudad de México

El narcotráfico y otros delitos conviven con el culto a la Santa Muerte, los 'tianguis' o mercadillos que lo ocupan todo y los vecinos, que tratan de vivir y dejar vivir. Mejor verlo con guía

isabel ibáñez

Domingo, 1 de septiembre 2019, 23:58

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Son muchos los habitantes de Ciudad de México que no han osado poner un pie en Tepito, ni lo harán en su vida. «Demasiado bravo», alegan al ser preguntados por este barrio de 50.000 vecinos al norte del centro de la capital. El más peligroso, dicen, aunque haya otros que se le acercan mucho. Cualquiera se atreve siendo de fuera; déjese de sandalias con calcetines y cámara al cuello. Tampoco se atreverán 'influencers' con ansia de 'likes' y estúpidas poses; esto no está de moda como Chernóbil. Ahora bien, todo el que conoce Tepito coincide en que merece la pena recorrer sus calles repletas de 'tianguis' (mercadillos), adonde se puede llegar en metro. Y resulta que la estación tiene símbolo, cuidado: ¡un guante de boxeo! Pues viene a cuento porque es la cuna de varias leyendas del pugilismo nacional y mundial, aunque no es nada disparatado tomarse el dibujo a modo de advertencia. Apriétense pues los machos.

El barrio también exhibe eslogan, e impone de igual manera: 'Tepito existe porque resiste'. Algo que hunde sus raíces en la Historia, porque aquí fue donde Cuauhtémoc, el último rey azteca, soportó el asedio de las huestes de Hernán Cortés hasta que cayó finalmente. Como han resistido aquí sus descendientes, que presumen de carácter indómito y de oponerse a la pérdida de su identidad, así como de haber encabezado distintas luchas sociales. Sí, bravos es una palabra que los define bien.

Tepito es, según el reciente 'Estudio 5.013 Homicidios en Ciudad de México', realizado por la organización México Evalúa, la zona más peligrosa de la capital, por la «recurrencia en el delito de homicidio doloso». Una de sus calles, Jesús Carranza, ostenta el récord de ser las que ha acogido más asesinatos de toda la ciudad; la segunda es Toltecas, también en este barrio, igual que las cuatro siguientes del ranking. En los últimos seis años, este tipo de crímenes ha aumentado en el conjunto de la capital casi un 40% –llegando a alcanzar una tasa de 12,31 por cada 100.000 habitantes, superando lo que la ONU considera epidemia de violencia–;pero es que en Cuauhtémoc, delegación a la que pertenece Tepito, subió más de un 60%. No hay nada más fácil que obtener droga allí... Bueno, sí, que te roben. Los propios vecinos han tenido que aprovisionarse de móviles falsos que entregan a los que les asaltan a punta de pistola en los autobuses. Todo esto, escrito así, parece hecho para ahuyentar a los turistas. No es la intención; más bien, al contrario.

Algunos datos de Tepito

  • Al norte del centro histórico de Ciudad de México, Tepito está en la Colonia Morelos, dentro de la delegación de Cuauhtémoc. 50.000 vecinos

  • Para visitar Mural de los Ausentes:Memorial con retratos a tamaño natural que desde hace 25 años recuerda a las víctimas de la delincuencia y el narcotráfico en el barrio. La Santa Muerte: Es la primera imagen que, hace 17 años, se expuso públicamente en Ciudad de México, haciendo resurgir su devoción (Calle de Alfarería, 12). La Fortaleza: Vecindario donde se estructura el proyecto de las 'lideresas' feministas conocidas como 'Las siete cabronas', con su mural. Estadio de fútbol Maracaná: Entre otros, allí juega el equipo de deportistas 'queer' Las Gardenias. La Tríada Parroquial: Santa Ana, La Conchita y San Francisco congregan a los devotos. Gastronomía: Las migas son el platillo tradicional

  • 300% En 2016 se registraron 1,4 homicidios con intención de muerte al mes en Tepito; en 2017 fueron 2,4; y en 2018 llegaron a 3,5; una subida del 300% en tres años. La violencia letal en Ciudad de México se concentra y agudiza en este barrio, según un estudio de la organización México Evalúa. Los puntos más calientes se localizan en la frontera de las delegaciones Cuauhtémoc y Venustiano Carranza, donde se encuentra Tepito. Dos bandas, principalmente, pelean por controlar la droga, la Unión Tepito y la Anti Unión. Además, les acusan de extorsionar a los comerciantes. El aumento de los homicidios tiene que ver con la violencia entre las bandas, según aclaró al diario 'Publimetro' Mayra Valenzuela, una de las activistas denominadas 'Las siete cabronas': «La violencia se ha incrementado, pero es una guerra entre ellos, no de todo el barrio». Destacó, además, que los crímenes han dejado entre 60 y 90 huérfanos en la zona

  • Origen de los problemas Alfonso Hernández, cronista de Tepito, sintetiza los problemas del barrio: «La gentrificación especulativa de su territorio, por estar en el segundo perímetro del centro histórico. Estar dejado a su suerte para que se convierta en un santuario de impunidad delincuencial con narcomenudeo. Y que la tipología de vivienda con la que reconstruyeron el barrio tras el seísmo de 1985 forma parte de la arquitectura convencional, que va reduciendo la calidad de vida del vecindario hasta desintegrarlo a plazos»

Alfonso Hernández es una institución allí. Historiador, fundador y director creativo del Centro de Estudios Tepiteños, y «hojalatero social», como él mismo se define, puede ser la mano a la que agarrarse si, pese a todo, le apetece conocer este barrio repleto de historia y cultura, uno de los más populares de la capital. Porque este hombre, que lleva desde los años setenta reivindicando la esencia del vecindario, ejerce de guía del 'Tepitour' (abcdetepito@gmail.com): «Como en todo centro comercial informal, circula mucho dinero en efectivo. Por lo que quienes vienen de compras saben qué calles son seguras. Y que el caminar debe ser deprisa, sin paso de supermercado ni de galería, conociendo el nombre de cada calle. La única precaución es saber dónde comer y comprar, pues el barrio cobra caro el impuesto a la ingenuidad».

Imagen de Tepito. Alfonso Hernández con la ya fallecida doña Queta, encargada de la Santa Muerte. Derecha, vista de los 'tianguis'. RC
Imagen principal - Imagen de Tepito. Alfonso Hernández con la ya fallecida doña Queta, encargada de la Santa Muerte. Derecha, vista de los 'tianguis'.
Imagen secundaria 1 - Imagen de Tepito. Alfonso Hernández con la ya fallecida doña Queta, encargada de la Santa Muerte. Derecha, vista de los 'tianguis'.
Imagen secundaria 2 - Imagen de Tepito. Alfonso Hernández con la ya fallecida doña Queta, encargada de la Santa Muerte. Derecha, vista de los 'tianguis'.

Acompaña y explica Tepito a los, en su mayoría, estudiantes mexicanos y extranjeros que se apuntan a su caminata: «Están interesados en la historia del barrio y su capacidad de supervivencia urbana, adecuándose a los tiempos. No vienen con el morbo del 'turismo negro', sino del turismo alternativo y ajeno a los lugares oficiales. El otro 20% son personas que vienen a sentir las emociones del barrio bravo e intenso. Y ninguno acude con la intención de conocer las narcotienditas». Aclara que, como Tepito «forma parte del 'tianguis' global», todo lo que se encuentra allí está en otras partes, solo que más barato. «Y a todos los visitantes les gustan el trato y la cordialidad de comerciantes y habitantes». La cosa empieza a parecer más asequible.

Santuario de impunidad

Preguntado por si la fama, la mala fama, del barrio lastra a sus habitantes, el guía contesta lacónico: «Nos gusta recrear la leyenda negra de Tepito, pues en México, un barrio sin sombra no infunde miedo ni respeto. Por su estigma delincuencial mediático, Tepito está considerado uno de los barrios que nunca se deben visitar. Lo cual nos tiene sin cuidado porque, a nivel global, a México ya lo convirtieron en el Tepito del mundo y a Tepito, en la síntesis de lo mexicano». Queda claro. Y sabe hacer su trabajo; escuchándole, solo queda ponerse a su vera y seguirle a pies juntillas por el océano de miles de techos de plástico que es el 'tianguis'.

«Nos gusta recrear la leyenda negra;en México, un barrio sin sombra no infunde miedo ni respeto»

«Me gustan la parafernalia y el sentimiento de esta gente hacia su santa, la Santa Muerte»

¿Aconseja visitar su barrio?

– Aunque somos una tribu urbana que ya no usa atuendos con plumas, bailamos ritmos afrocubanos. Comerciamos como los pochtecas. Guerreamos y les mojamos la pólvora a los enemigos, con salivazos y hasta con una meada. La nutrición intelectual está contenida en el recetario de su gastronomía popular, que es la que activa su libido, con la que conseguimos 'coger' (fornicar) más y mejor que la clase media. Ya que sabemos ejercer los mandamientos de comer bien, 'coger' fuerte y enseñarle los 'güevos' a la muerte. Aunque todo esto no nos ha salvado de la delincuencia que ha hecho de Tepito un santuario de impunidad, de quienes están apropiándose del mercado de trabajo.

Herencia cultural

HISTORIA: El final de Cuauhtémoc

Lo que hoy es Tepito (Tepiqueuhcan es el nombre indígena) fue el lugar elegido por el último 'tlatoani' (una especie de rey azteca), Cuauhtémoc, para resistir el asedio de los españoles, con Hernán Cortés al frente. Tras 93 días sitiado, fue apresado, torturado –le quemaron los pies– y ahorcado.

CINE: Cantinflas

Mario Moreno Reyes, Cantinflas, uno de los cómicos más importantes de la Historia, nació en 1911 en la capital y su niñez transcurrió en Tepito. Creó un personaje cinematográfico que se identificaba a la perfección con el hombre típico de los barrios pobres, como es el caso de Tepito.

LUCHA: El Santo

Rodolfo Guzmán Huerta fue uno de los luchadores más famosos de México y de todo el mundo, y se convirtió, bajo su seudónimo más conocido, El Santo, en uno de los iconos de la cultura mexicana del siglo XX. Nació en Hidalgo, pero se inició y desarrolló profesionalmente en el barrio de Tepito.

Gusta mucho el orgullo que desprende Hernández al hablar de Tepito. Como escuchar a José Luis Vidal Coy, español que lleva años viajando a México. Conoce bien Tepito porque ha logrado internarse en su corazón para fotografiar y documentarse (es periodista) sobre el culto a la Santa Muerte, uno de los mayores atractivos de la zona. «En todos los años que llevo visitando Tepito, evolución ha habido poca; es como un lote de ilegalidad continua y permanente, la economía informal de todo México elevada al paroxismo. Un barrio pequeño que es un inmenso 'tianguis' con un enorme trasiego, pero donde, al caer la luz, las calles quedan desiertas, libres de mercadillos. Es entonces cuando empiezan los peligros».

Devotos de la Santa Muerte

Incita a la visita a aquellos que quieran conocer el México real, pero avisa de que necesitarán tiempo: «En una visita rápida no es fácil penetrar en él. Parece un lugar abierto, pero es muy cerrado, y allí se comercia absolutamente con todo, drogas, ropa, electrodomésticos... No es sencillo ni recomendable internarse, pero, si se quiere hacer turismo, no queda otra. Eso sí, aconsejo buscar un contacto que te mueva por la zona, porque por libre es muy peligroso, detectan enseguida que no eres de allí, incluso a los que no son del barrio y van solo a comprar al 'tianguis'... Todo falsificado, claro». Como dicen allí, si caminas 'pendejeando' te van a robar, hay que mostrar seguridad.

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Pero a Vidal Coy no le interesan mercadillos ni fruslerías. Lo que le atrajo de Tepito fue el culto a la Santa Muerte, también llamada la Niña Blanca, una figura esquelética con túnica, de resina y tamaño natural, que en este barrio tiene un altarcito desde hace 17 años, cuando por vez primera se expuso a la luz pública en Ciudad de México. Y precisamente aquí, en la calle Alfarería 12, haciendo resurgir la devoción popular. Doña Enriqueta Romero, doña Queta o 'Quetita', fue su 'guardiana' hasta su fallecimiento en diciembre. La mujer llevaba luto desde 2016, cuando dos tipos en moto pasaron junto a su marido, Rey se llamaba, y le pegaron varios tiros. «Le tocaba que lo asaltaran. Dios lo quiso. No culpo a nadie», decía ella.

Daniel Giménez Cacho, en su 'Safari' por Tepito
Daniel Giménez Cacho, en su 'Safari' por Tepito RC

«Yo soy muy ateo –explica Vidal Coy–, pero me gusta la parafernalia tan particular de este culto, el sentimiento de la gente hacia esta santa, popular entre católicos a ultranza que jamás van a abandonar el catolicismo pese a que condena este culto. Pero tampoco renunciarán a adorar a su santa, que es la Santa Muerte; no ven ninguna contradicción». Y acuden a ella para pedirle favores, digamos milagros, relacionados con el amor, la salud o el trabajo, aunque hay quien se atreve con peticiones menos benignas para con el prójimo. Algunos llevan su imagen colgando del cuello. Otros se la tatúan.

Y fue precisamente gracias a Alfonso Hernández que Vidal Coy pudo entrar en el barrio, al facilitarle algunos contactos que le posibilitaron moverse por sus calles sin problemas: «Se avisaban, 'oye, por ahí no te metas, que hay un tiroteo', y a alguno ya he asistido, porque la presencia policial es inexistente. El barrio tiene sus normas, intereses, grupos de presión...».

También fue gracias a Hernández que el intérprete y director mexicano Daniel Giménez Cacho logró internarse en este lugar tan bravo. Y lo hizo para gestar su 'Safari en Tepito', una iniciativa cultural en la que actores y vecinos convivían para poder ofrecer después un espectáculo con el que acercar a los foráneos la historia del barrio a través de una especie de obra teatral con una buena dosis de realidad. «Era un proyecto complejo donde participan muchas gentes, y hay que invertir bastante tiempo y dinero. Hicimos la experiencia dos veces en Tepito, más de dos años de trabajo, y participaron noventa personas. Hicimos después otro en Ciudad Juárez y cerramos el ciclo. Quién sabe si más adelante podamos volver a hacerlo...», explica Giménez Cacho a este periódico. «Nunca tuvimos ningún problema grave. El barrio tiene su seguridad interna y a esa nos encomendamos», aclara.

De aquellas experiencias, destaca «el encuentro con el barrio, que tiene una rebeldía genética y una manera de resistir económica, cultural y socialmente. Y entrar siendo guiado permite observar cosas que no se ven cuando tienes que estar atento a cuidarte. Tepito es como un parque temático; hay tanto que ver y aprender que es abrumador». El 'Safari' ofrecía a los turistas la posibilidad de penetrar en las casas y conocer a sus habitantes, «lo que provocaba conexiones profundas. El hecho de no ser un espía sino un invitado promovía un clima de confianza donde lo más humano de cada cual hacía contacto. Fue una experiencia donde prejuicios y etiquetas volaron por los aires para dar paso a la empatía». Después de todo esto, visitar Tepito parece mejor idea que cuando empezamos. Arriésguense, cuates.

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