Parejas históricas, matrimonios ¿imposibles?
Hay amores que nunca pudieron ser realidades legales, y otros que se arriesgaron para intentarlo. Este es nuestro pequeño homenaje
Carlos Barea
Sábado, 31 de mayo 2025, 00:01
El matrimonio igualitario se aprobó en España el día 3 de julio de 2005, convirtiéndose así en el tercer país del mundo en hacerlo. Este hito, que sin duda fue histórico para nuestra comunidad, supuso un alivio para multitud de parejas que consiguieron ver reconocida legalmente su relación y, de esta manera, disfrutar de una protección legislativa que las igualaba al resto de parejas.
Libro

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Título 'Rebeldes del deseo. Gais, lesbianas y bisexuales en la creación artística del siglo XX'
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Autor Carlos Barea
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Editorial Plaza y Janés
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El autor de este reportaje profundiza sobre la vida de personas LGTBIde la historia en un libro recién publicado.
Sin embargo, resulta imposible no acordarse de aquellas personas que, antes de esta ley, tuvieron que abordar su relación sin dicha protección y sin ningún tipo de reconocimiento 'válido' a ojos de la sociedad. Es más, muchos no tuvieron otro remedio que inventar trucos legales para protegerse legalmente y así poder, por ejemplo, heredar en caso de la muerte de algún miembro de la pareja. Porque, no lo olvidemos, decir 'sí, quiero' supuso mucho más que la posibilidad de tener un banquete de bodas, comprarse un traje bonito o disfrutar de quince días de vacaciones en el trabajo. Y es que el reconocimiento del matrimonio igualitario solventó problemas tan importantes a la par que básicos como, por ejemplo, no poder acceder al hospital para ver a la pareja cuando tan solo se permite la entrada a familiares. Este fue, de hecho, uno de los grandes dramas de la crisis del VIH/sida, la impotencia de no poder ni siquiera decidir sobre el destino de tu propio compañero de vida al no existir un vínculo legal que lo sustentara.
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Así pues, y como modesto homenaje a aquellas parejas que lucharon por su amor a contracorriente, a continuación haremos un repaso por algunas que, si hubiera existido el matrimonio igualitario en su momento, seguramente hubieran hecho uso de él. Y también, por qué no, de alguna más que logró burlar la ley para conseguir unirse en santo matrimonio.
Sergio y Baco




En el siglo IV existieron en Siria dos soldados romanos que, según multitud de investigaciones, fueron pareja sentimental. Debido a su devoción cristiana, acabaron siendo martirizados y en el martirologio —el libro que habla de la vidas de los santos y sus martirios— se les presenta como erastai ('amantes', en griego), según afirma el investigador John Boswell. Aparte de eso, también hay evidencias de que participaron en el rito de la adelfopoiesis, una especie de unión 'espiritual' entre dos hombres en la Antigüedad. Por tanto, podríamos decir que Sergio y Baco fueron la primera pareja del mismo sexo en casarse. Es por eso mismo por lo que en la actualidad son considerados los patrones no oficiales de las uniones entre hombres.
Carmen Tórtola Valencia y Ángeles Magret-Vilá




Tórtola Valencia fue una de las bailarinas más importantes de la primera mitad del siglo XX. Su carrera estuvo fuertemente arropada por los intelectuales de la época tales como Valle-Inclán o Pío Baroja, y se cuenta que tuvo un romance con el pintor Zuloaga, quien también la convirtió en su musa. No obstante, y aunque su orientación era claramente bisexual, su gran amor fue Ángeles Magret-Vilá, una joven catalana catorce años menor con la que compartió su vida hasta el final. Tal era el amor que sentía por ella, que la llegó a adoptar como hija con una doble finalidad: primero para acallar los rumores y después para que pudiera heredar una vez que Carmen muriera. De hecho, si visitamos el cementerio de Poblenou nos toparemos con la tumba de ambas mujeres, donde se puede leer: «La que fue gran artista Carmen Tórtola Valencia descansó en la paz del Señor el 15 de febrero de 1955», y a renglón seguido: «Y su agradecida hija adoptiva Ángeles Magret-Vilá y Tórtola la acompañó en su eterno descanso el 1 de agosto de 1963».
Vicente Aleixandre y Carlos Bousoño




Vicente Aleixandre fue uno de los poetas más destacados de la generación 27, además de premio Nobel en Literatura. Tras la Guerra Civil se quedó en España, a diferencia de otros compañeros que tuvieron que exiliarse, y convirtió su casa en un refugio para muchos artistas disidentes. Entre sus paredes vivió, además, un tórrido romance con el estudiante Carlos Bousoño con el que entabló relación gracias a que el joven estaba haciendo su tesis sobre su figura. «Oye, Carlitines (qué precioso nombre, Carlitos, niño mío, mi amor, mi dicha, mi locura, mi único destino). Te querré hasta la muerte. Tú, español mío, chiquillo mío, no te irás nunca. ¿Verdad que nunca? ¿Verdad que no nos separaremos jamás?», le escribía en sus más que numerosas —y un poquito empalagosas— cartas que atestiguan este intenso romance. Finalmente, la relación se rompió tiempo más tarde y Carlos acabó casándose con una mujer. No obstante, Aleixandre los nombró albaceas de su archivo artístico y personal, algo que, al parecer, no sentó muy bien a los familiares directos del poeta.
Carmen Conde y Amanda Junquera




Carmen Conde fue otra destacada figura de la generación del 27 y, además, la primera mujer en ingresar en la Real Academia Española. Su pasado republicano le trajo algunos problemas, aunque, por suerte, nunca dejó de trabajar. Diferente suerte corrió su marido, Antonio Oliver, al que condenaron a arresto domiciliario durante varios años en su Murcia natal. Poco antes de que estallara la guerra, Carmen había conocido a Amanda Junquera y, una vez que los esposos de ambas murieron, iniciaron una relación que duró hasta el final de sus días. De hecho, la pareja vivió en la planta superior de la casa de Vicente Aleixandre, a quien les unía una gran amistad. Años después de su muerte, se publicaría la correspondencia privada entre ambas mujeres, así como una selección de poemas de Carmen dedicados a su amada, 'Poemas a Amanda' (Torremozas, 2021), una muestra más del amor incondicional que sentían.
Jaime Gil de Biedma y Josep Madern




Gil de Biedma fue, entre otras muchas cosas, un alma libre que disfrutó del cuerpo masculino como nadie. Vamos, lo que podríamos denominar un hedonista, aunque al mismo tiempo lo compaginara con una profunda melancolía que le llevaría a tener varias tentativas de suicido. Aunque el poeta era un picaflor, a su lado siempre estuvo Josep Madern, un actor catalán con el que compartió su vida y que lo cuidó con devoción incluso en sus últimos años, cuando las complicaciones derivadas del sida mermaron las capacidades del poeta. La de estos dos hombres fue una historia de amor explosiva, ya que no paraban de pelearse, aunque tampoco podían vivir el uno sin el otro. Una relación de más de diez años que se vio interrumpida por la muerte de Gil de Biedma.
Elisa y Marcela




El caso de Elisa y Marcela es más que conocido. No en vano, Isabel Coixet dirigió en 2019 una película que contaba la singular historia de dos mujeres que consiguieron casarse en el año 1901 gracias a que una de ellas adoptó la identidad de un hombre. Más tarde, una vez descubierta la situación por las autoridades competentes, tuvieron que huir, lo que las llevó, después de muchos vaivenes, a cruzar el charco e instalarse en Argentina. No obstante, este caso es considerado el primer intento de matrimonio igualitario en España, aunque cabe destacar que Elisa también podría haber sido una persona intersexual, tal y como intentó argumentar ante las autoridades, o incluso un hombre trans. Sea como fuere, el amor de estas dos personas consiguió romper todas las barreras legales impuestas y burlar las estrictas normas morales de su época.
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