Los diez años que cambiaron Torremolinos
La ciudad celebra este año la primera década consolidando su Pride como uno de los más importantes de Europa, al tiempo que proyecta una imagen de unidad, de libertad y de diversidad al resto del mundo
El 25 de julio de 2015, Torremolinos vivió un día histórico. A veces se usa este adjetivo demasiado a la ligera, pero la realidad es que aquella tarde de sábado probablemente sí que se recuerde como uno de los momentos clave que explican la idiosincrasia y la propia identidad de un pueblo convertido en ciudad. Y como ocurrió –pero a la inversa– con la gran redada que cerró para siempre el Pasaje Begoña, la comunidad LGTBI de nuevo estaba en el centro de los acontecimientos.
Un mes después del día del Orgullo y con un calor digno del mes de julio, las asociaciones y el Ayuntamiento consiguieron poner en la calle el primer Orgullo, llamado desde entonces hasta hoy por su vocablo en inglés: el Pride. Eran apenas dos carrozas (en 2025 serán más de 20), pero acompañadas por miles de personas que repetían un mismo mantra una y otra vez. «¿Cómo es posible que hayamos esperado tanto para celebrar un Orgullo en un sitio como Torremolinos?».

Esa pregunta, en realidad, no era retórica. Tenía una respuesta clara y directa. No se había celebrado un Orgullo antes porque el Ayuntamiento, hasta mayo de 2015 gobernado por Pedro Fernández Montes (PP), lo había prohibido. Un año antes, las asociaciones lideradas por Colega y por el inquebrantable Santiago Rubio habían intentado celebrar un Pride, pero el Consistorio lo boicoteó alegando que en la Nogalera pasaban niños y que aquello no era apto para ellos. Para siempre quedará la anécdota de que, unos meses después, la misma plaza acogió un concurso de pole dance; una actividad que sí consideraron apta para todos los públicos.
Con el paso de los años, el Pride de Torremolinos dejó de ser un evento pequeño para convertirse, tras el de Madrid, en el Orgullo más importante de España; un éxito alcanzado sin perder la esencia. A pesar de ello, muchas otras cosas sí han cambiado. Hay quien todavía echa de menos la plaza de la Nogalera y aboga por regresar, obviando que la afluencia de personas ya no permite volver al formato reducido. En 2024, solo durante el sábado, se registraron cerca de 80.000 personas por las calles de la ciudad. La cifra de las 100.000 está ya demasiado cerca como que el planteamiento, quizá, sea el contrario: ir a un enclave más grande o 'trocear' las actividades por todo el municipio.

En el corazón de los vecinos, el Pride ha existido siempre. ¡Larga vida al Orgullo!
Pero más allá de estas cuestiones, el Pride de Torremolinos tiene algo de lo que muchos otros carecen. Ahí está la unidad política (salvo algún elemento), la seguridad de sus calles y, sobre todo, la sensación de participación de toda la ciudadanía. SIX cumple este año su tercer Pride desfilando con carroza propia, y quienes han estado en ella se han 'asombrado' de lo que ocurría al otro lado. De cómo las ventanas y las puertas de las casas no están cerradas y oliendo a antiguo, sino que sus dueños las abren para defender la diversidad aunque no pertenezcan al colectivo.

En apenas diez años, Torremolinos y su orgullo le han enseñado al mundo lo rápido que pueden evolucionar los acontecimientos si se trabaja de forma común por un bien mayor. El Pride ya cumple su primera década, pero en el corazón de sus vecinos parece que hubiera estado toda la vida. ¡Larga vida al Orgullo!
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