Francisco Javier Moreno en pleno proceso de composición. Sur

Francisco Javier Moreno: «La marcha 'Cristo del Amor' es mi alegría y mi cruz; la luz que tiene no deja brillar a otras obras»

El compositor se lamenta de que la música cofrade de Málaga, «por buena que sea», la trascendencia inmediata que puede tener «es que suene en la cofradía que la encarga y poco más»

Miércoles, 13 de marzo 2024, 00:01

Francisco Javier Moreno Ramos (Málaga, 1979) pertenece a ese selecto grupo de músicos contemporáneos que ha escrito para la Semana Santa, que, sin ser tan ... prolífico ni residir en un lugar donde acude todo el orbe cofrade, basta decir 'Cristo del Amor' para saber quién hay detrás de esta deliciosa pieza escrita para Málaga y de la que quedara enamorado un entusiasta de la piedad popular, como es el locutor Carlos Herrera, como así dejó claro hace unos años en su programa de COPE a nivel nacional.

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Compositor, clarinetista, pianista y bajo lírico, Moreno se encuentra en la actualidad finalizando los estudios superiores de Dirección de Orquesta y ejerce como profesor de clarinete en el conservatorio Costa del Sol de Fuengirola. Sin duda, un músico total, que comenzó escribiendo siendo aún un niño y que, pese a que ha conocido el éxito, tiene aún toda la vida por delante para escribir su mejor obra, que, como afirma, está por llegar.

-¿Cómo entra en contacto con la música?

-Desde muy chico, mi abuelo, que fue emigrante en Suiza durante 18 o 20 años, me compró un órgano pequeñito y, sin saber música, empecé a improvisar y a hacer mis canciones. Como anécdota le puedo contar que un día toqué la música del anuncio de Nescafé que salía entonces en la televisión y en mi casa se creían que la tele estaba puesta hasta que se dieron cuenta de que era yo. Había sacado la canción con tanta exactitud que se creían que era la televisión. Y era muy pequeño en ese momento y sin saber nada de música. Siempre he tenido buen oído. Ya, con nueve años, entré en el Conservatorio Superior de Música de Málaga y desde que me matriculé, supe que era el sitio que me correspondía. Por aquella época me fui a vivir al barrio de Las Flores y me apunté en la banda de música. Tendría unos diez u once años. Cogí el clarinete por casualidad, porque era el instrumento que más le hacía falta a la banda. Me preguntaron qué instrumento me gustaba, pero les dije que me daba igual, pues me gustan todos, la verdad. Así que me explicaron que hacían falta músicos para el clarinete, y lo cogí. Así que, durante muchos años, compaginé el piano, en el Conservatorio Superior, con el clarinete, en la banda de Las Flores.

-Entonces, su interés por las marchas procesionales le viene a través de la banda de Las Flores.

-Sí, me llamaban mucho la atención las marchas procesionales. Tocar durante la Semana Santa con los ojos de un niño era alucinante.

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Moreno, de niño, tocando con la banda de Las Flores. Sur

-¿Usted tuvo anteriormente alguna relación con la Semana Santa?

-Bueno, mi familia no era cofrade, pero sí, como muchos malagueños, bajaba los días más populares al Centro a ver las procesiones de Semana Santa, pero ni teníamos sillas ni un arraigo especial a la Semana Santa. Así que, todo fue a través de la música. La música me llevó a la Semana Santa.

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-¿Cuándo escribió su primera marcha procesional?

-La escribí con 12 años. Se llama 'Rey de Reyes', sin dedicación a un titular concreto. Es un título genérico.

-¿Se la pidió alguien?

-No. La escribí porque quise. La banda de Las Flores me hizo un concierto monográfico en 2012 y allí se recuperó. Este concierto está en YouTube.

-Cuando usted empezó, no existía YouTube...

-Efectivamente. Ni existía YouTube ni había programas, como ahora, para la composición. No escribía a la luz de la vela, como en el barroco, pero casi. Todo era manuscrito. Las primeras versiones de mis primeras obras están manuscritas y luego, con el software para escritura de música, las he editado en el ordenador. Pero, vamos, que me pilló la época antigua antes de que llegara la era digital, que facilita bastante.

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-¿Cuándo se dirige a usted una cofradía para pedirle una marcha procesional?

-Pues, en realidad, no fue una cofradía, sino un amigo, que me la pidió para su cofradía, la del Huerto. Antes de esta marcha, escribí 'Virgen Negra' (1993), dedicada a Nuestra Señora de Einsiedeln, patrona regional de Suiza. Entre 1993 y 1994 hice 'Nuestro Padre Jesús Orando en el Huerto'. Mi compañero de colegio Carlos Caballero, que hoy es uno de los grandes chef e incluso fue concursante en un programa de televisión nacional, era del Huerto. Me dijo que tenía que hacer una marcha para su cofradía y, además, mi banda salía el Domingo de Ramos con esta hermandad. Entonces, sí puedo decir que esta marcha la vinculé 'ex profeso' con un trono determinado y luego la archicofradía la acogió muy bien. En 1994, también escribí 'Divina Pastora' para la imagen de Capuchinos. La Pastora, como hermandad, sí contactó conmigo y me la encargó, aunque no cobré nada (risas). Era un niño aún.

-Y desde entonces, suma y sigue, en los 90. Vamos que gran parte de su obra la escribió siendo un adolescente.

-Así es. En 1995, llegó 'Pax Malacitana' para la Virgen de la Paz de la Cena; en 1996, tres más, 'Concepción, la que mira al cielo', 'Cristo del Amor' y 'Soledad del Sepulcro'; y en 1997, Jesús de la Pollinica'. A partir de ahí, no volví a escribir una marcha procesional hasta 2002, con 'Reina de San Agustín'.

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-'Cristo del Amor' es, sin duda, una marcha procesional que ha traspasado las barreras geográficas. ¿Cómo surgió esta obra?

-Bueno, mi banda, Las Flores, tocaba el Viernes Santo con la Cofradía del Amor. En aquel entonces, solo tocábamos a la hermandad el Himno Nacional y el 'Ubi Caritas'. No llevaba ni partituras. Nueve horas tocando una marcha era muy pesado. Así que, se me ocurrió escribir una marcha al Cristo del Amor. Tenía una melodía en la cabeza desde hacía tiempo y siempre he considerado que si una melodía permanece en mi cabeza, entonces puede funcionar. Vargas Llosa ha comentado alguna vez, en este sentido, que lo que más le cuesta es empezar a escribir. Si le ronda una idea, pasan los días, y esa idea sigue ahí, significa que la idea es válida para desarrollarla. Pues algo parecido pasó con 'Cristo del Amor'. Tenía esa melodía durante mucho tiempo y pensé que podía ser una marcha importante, seria, y la quería elaborar con mucha tranquilidad. No sé por qué, pero quería desde el principio que fuera para el Cristo del Amor. Y fíjese la casualidad: estaba ya componiéndola cuando la Cofradía del Amor se dirigió a mí. Federico Fernández Basurte, que era hermano mayor en ese momento, me la encargó cuando ya estaba en proceso de composición, sin que estuviera asignada a una imagen, aunque, como le he dicho, tenía en mi cabeza que quería que fuese para el Cristo del Amor. Fue una concatenación de casualidades.

-¿Cómo fue ese encargo?

-La que hoy es Orquestas Sinfónica de Málaga, de la Diputación, que entonces era una orquesta sinfónica que pertenecía al Conservatorio Superior, hizo un concierto en 1994. El director titular de la orquesta, Francisco Martínez, me pidió que orquestara mi marcha dedicada a Jesús del Huerto, incluso antes de que sonara con banda de música. Yo tenía 15 años. Gustó y sonó en el santuario de la Victoria. Luego, con el tiempo, me contó Federico Fernández Basurte que los directivos del Amor estaban reunidos en una sala de la sacristía del santuario en el momento del concierto. Escucharon una música que les llamó mucho la atención. Federico me la describió como un trueno. Y preguntaron qué música era y ya le dijeron que era una marcha dedicada al Huerto. También preguntaron quién es su autor y le contestaron que era de un muchacho que sale en la banda de Las Flores. Pues bien, dos años después, vinieron a pedirme una marcha.

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-¿Compone con el piano?

-Primero, escucho en la cabeza, escribo en seco, y lógicamente, me gusta probarlo en el piano, aunque no necesariamente.

-¿Es 'Cristo del Amor' su mejor marcha procesional? Imagino que me dirá que es la última que uno compone, pero 'Cristo del Amor' ha calado como ninguna otra. Algo tendrá.

-Cualquier creador quiere dar lo máximo en cada obra. Un imaginero, un bordador o un orfebre busca que la obra perdure en el tiempo. No se deben hacer experimentos. En mi caso, siempre intento hacer la música más adecuada a la imagen, a la idiosincrasia de la hermandad y, en concreto, con 'Cristo del Amor', se consiguió. Incluso, se identifica con cualquier cofradía de corte serio y le vale a una cofradía más alegre que quiera tener un momento íntimo. Independientemente de la calidad musical, que creo que la tiene, con 'Cristo del Amor' juego mucho con la instrumentación. Hay trozos que se queda la banda como en música de capilla, hay trozos en 'tutti'... tiene mucho 'colorido instrumental'. Me alegro mucho que guste, claro que sí. Pero el mes que viene voy a cumplir 45 años y me he formado como músico de una manera integral y más profunda que entonces, que, siendo adolescente, me guiaba la intuición. ¿He escrito obras mejores que 'Cristo del Amor'? Probablemente, aunque, por lo que sea, no se tocan tanto. La marcha 'Cristo del Amor' es mi alegría y mi cruz. Quizá, la luz que tiene no deja brillar a otras obras que he hecho.

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-Es que 'Cristo del Amor', además, fue una aportación a la música procesional, porque ese tipo de composiciones épicas, casi del género cinematográfico, no eran tan habituales como ahora.

-En aquella época, sonaba en Málaga, afortunadamente, las marchas de Perfecto Artola, Cebrián y poco más. Todavía no había llegado el boom de las bandas de música con cornetas. Estaban las bandas Municipal, Las Flores y Miraflores, prácticamente. No había más en Málaga. El estilo era más austero. Pero si quieres hacer una música descriptiva de la Semana Santa, la puedas comparar con la música cinematográfica, que también busca describir lo que está ocurriendo. Es cierto que no era frecuente este tipo de marchas.

-Pero con 'Cristo del Amor' no fue llegar y besar el santo.

-No, qué va. La cofradía la acogió muy bien. Los primeros años sonaba con el Amor y con hermandades en las que salía la banda de las Flores, pero la escribí en 1996 y hasta 2004 no empezó a ponerse en valor. Fue a raíz de un pregón que lo daba Francis Cantos, del Amor. La banda Municipal la tocó y hasta los propios componentes preguntaron, según me dijeron, «¿dónde estaba esta marcha guardada?». A partir de aquí, empezó a escucharse más y a extenderse.

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Estreno de la marcha 'Cristo del Amor', con la banda de Las Flores y Francisco Martínez a la batuta. Sur

-Empezó muy joven, como decía, pero usted no es el típico compositor que escribe marchas como churros.

-No, no. Soy un músico que me interesan otras muchas facetas y, sí, tengo encargos de marchas procesionales, pero es un goteo discreto. Tampoco he necesitado volcarme a tope en la música de Semana Santa ni promocionarme. Siempre he querido que mi música se abra camino sola, que me parece la manera más honesta.

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-¿Las cofradías buscan precio a la hora de encargar una marcha procesional?

-Hay de todo. Hay cofradías que me han preguntado y el encargo no se ha llegado a materializar; otros, sí. Hay muchos compositores. Hay cofradías que sí tienen asesores musicales y buscan lo que quieren y otras, en cambio, solo buscan a alguien que le haga una marcha.

-¿Cómo ve el nivel compositivo dedicado a la Semana Santa de Málaga?

-Le contesto lo mismo: hay de todo. La composición quizá sea uno de las artes más complejas, porque la música es completamente abstracta y no se ve. Por tanto, crear algo que no tiene un soporte físico es bastante complejo. Hay aficionados a la música que componen con todo su cariño, porque son muy cofrades, pero es difícil que estas marchas alcancen la calidad que pueda tener si la escribe un músico con estudios. Siempre digo que el escrutinio del tiempo hace que las marchas de calidad perduren y las modas del momento, se pierden. Desconfío mucho de marchas que, aunque son populares, no tienen una base musical de calidad suficiente para que perduren en el tiempo. Quizá soy un compositor como un corredor de fondo, que me cuesta más trabajo que se me haga caso, pero, al final... Mire 'Cristo del Amor'. Está a punto de cumplir 30 años y otras marchas que han sonado más, ya han desaparecido.

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-¿Málaga mira más a las composiciones foráneas que las que se crean aquí?

-En Málaga cuesta trabajo que se extiendan las marchas de aquí. El compositor de Málaga sabe que, por buena que sea la marcha, la trascendencia inmediata que puede tener es que suene en la cofradía que la ha encargado y poco más, mientras que el compositor de Sevilla o que escribe para Sevilla, y ahora voy a abrir el melón, sabe que, de alguna manera, está componiendo para toda Andalucía. Es un escaparate y la audiencia potencial que puede tener es toda Andalucía. Eso es así. Hay marchas que se estrenan en Sevilla que, a las dos semanas, ya están sonando en Málaga. Los compositores de Málaga no tenemos esa inmediatez.

-Bueno, pero usted puede llorar con un ojo. 'Cristo del Amor' suena en todas partes.

-Sí, 'Cristo del Amor' ha pasado Las Pedrizas (risas).

-Sigamos con su catálogo de marchas procesionales. Llegamos al siglo XXI.

-En 2002, escribo 'Reina de San Agustín' y, a partir de ahí, 'Plegaria al Cristo del Perdón', en 2010, que también es otra de mis obras que suenan mucho, 'Saeta malagueña a María Santísima de la O' (2014), 'Reina de la Esperanza' (2018), '¡Salve, Remedios! (2019), 'Las Penas de María' (2022), 'Mediadora de la Salvación' (2022) y 'Humilitas' (2023), dedicada al Cristo de la Humildad y Paciencia. Diría que estas marchas, escritas con una formación musical detrás, tras muchos años de estudios, son muy elaboradas, muy finas, con cornetas, algunas, y, sin embargo, no tienen de momento el predicamento que esperaba. Las considero unas marchas que entran por el oído, pero parece que tienen que tener 'Triana' en el título para que se les preste atención. Me frustra componer una obra con calidad, con el empeño que le pongo, y que se quede en la cofradía. No hace sentirme realizado. Así que, no descarto escribir para fuera también.

El músico, delante del trono de la Virgen de la Esperanza, a la que le compuso una marcha. Sur

 

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-¿Qué me dice de las marchas procesionales de Eloy García, otro compositor que, desde Málaga, ha traspasado Las Pedrizas?

-Tenía amistad con Eloy, porque coincidíamos por su barrio y alguna vez hemos comido juntos. Me parece un maestro. Creo que su marcha más rotunda es 'Virgen del Amor Doloroso', junto con 'Alma de la Trinidad'. Yo le decía a Eloy que con 'Virgen del Amor Doloroso' dio en el clavo. Sin embargo, 'Alma de la Trinidad' es más popular. Eloy García fue un maestro; he aprendido de su música, porque fue un pasito más allá a la armonía y a las secciones secundarias de las marchas, como que las extiende y, por tanto, he aprendido de su morfología.

-Nos vamos más atrás: ¿Perfecto Artola?

-Artola fue el responsable de que veamos una banda como si fuera un coro. Él tenía una sólida formación académica como músico y, entonces, era muy escolástico, muy pulcro. Su gran producción de marchas procesionales le cogió ya muy mayor. Era octogenario. Artola trataba la banda como un coro, con gran peso de la armonía y del contrapunto entre las voces. Las marchas suelen tener una textura simple, de melodía y del bajo marcando la tónica y la dominante de los acordes y los trombones haciendo contratiempo. Sin embargo, Artola nos enseñó al entramado de las voces de la banda de música como un coro, en el que el bajo y las voces interiores cantan. No se queda todo en un mero acompañamiento de la melodía.

-¿Cómo aborda la composición de una marcha procesional?

-Tengo mucha sensibilidad para sentir la armonía y la melodía. Para mí, las dos son igual de importantes. No me obsesiono con una melodía, porque de la propia armonía te puede derivar la melodía. Hay una primera cédula creativa que, a veces, no sabes de dónde sale, pero te va guiando y ya la vas desarrollando. Otras veces, sale todo de golpe, de cabeza.

-¿Qué diferencia destacaría de la sonoridad de las marchas de antes con las de ahora? Sobre todo, en la estructura.

-Las de ahora, refiriéndome a los compositores que tienen formación académica, han buscado horizontes nuevos en la armonía, incluyendo armonías más modernas, hasta de jazz, en algunos casos. Se está siendo también más exigente con la partitura individual de cada instrumento, ya que las bandas son cada vez mejores, aunque no sean profesionales, pero tienen unos niveles de calidad muy altos, casi profesionales, y, por tanto, las marchas se dotan hoy día de más dinamismo, de un virtuosismo técnico que antes no había. La calidad de las bandas ha crecido, con lo cual la complejidad de las composiciones es mayor.

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-¿Todo vale a la hora de crear una marcha procesional? Conocidas son algunas composiciones que vienen de una rumba, por ejemplo.

-Siempre digo que hay como un dial mágico, en el que puedes escribir cualquier música para caminar lento en 4/4 o 2/2, que son los compases de las marchas, pero si no estás en ese dial mágico en el que funciona como música de Semana Santa y no transmite, va a quedar como una cosa fría y artificial. Por eso, todo no vale. Incluso, ir demasiado lejos en el lenguaje, tampoco funciona. Las marchas tienen que servir para sonar en la calle. No se puede ir demasiado lejos en instrumentación y armonía. O sí, si quieres, pero va a ser menos tocable. Hay que ceñirse a ciertos moldes, aunque siempre hay espacio para crecer.

-¿Quiénes son sus referentes musicales?

-Los músicos tenemos un dios, que es Johann Sebastian Bach. Me gusta, lógicamente, Mozart, Beethoven, me gusta mucho el romanticismo y el posromanticismo, Chaikovskio, Müller, Wagner y, si hablamos de compositores que cultivaron la música procesional, el referente de Perfecto Artola siempre está ahí, porque nos criamos con su música. Y tengo gustos muy clásicos, como Emilio Cebrián, Ricardo Dorado, la familia Font, Beigbeder...

-Una marcha procesional de todos los tiempos.

-'Mater Mea', de Dorado. Muchos creadores han destacado que hay que intentar encontrar la difícil sencillez. Hay que buscar la grandeza de lo simple. En caso de 'Mater Mea', partiendo de un motivo sencillo, se genera la marcha completa y el resultado es maravilloso dentro de su sencillez. Aúna todo: es muy tocable para cualquier banda, independientemente de su nivel, está muy bien instrumentada, es muy emotiva y tiene mucha calidad. Funciona, sin duda.

Francisco Javier Moreno, en labores de dirección de orquesta. Sur

 

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-¿Y su mejor marcha propia? Mójese.

-No me puedo zafar de 'Cristo del Amor', que le tengo mucho respeto, pero las últimas obras me han pillado en un estadio evolutivo más alto. Las últimas sinfónicas son 'Las Penas de María' y 'Humilitas', y con cornetas, 'Mediadora de la Salvación' y '¡Salve Remedios!'.

-Háblenos ahora de su faceta de cantante y dirección de orquesta.

-Estoy terminando la carrera de Dirección de Orquesta. Una cosa te lleva a la otra. Como compositor, no puedo evitar ver la música a través del microscopio. Es para mí muy difícil disfrutar de un concierto y no diseccionar lo que escucho. Lo veo todo. Por eso, de pequeño ya me aficioné a comprarme partituras para orquesta. Lo mismo que veía un director de orquesta, yo lo veía con diez u once años. Entonces, estoy familiarizado con esto. A lo largo de mi vida he tenido la ocasión de dirigir y llegó un momento en el que quería materializarlo, estudiando la carrera. Aunque soy profesor de clarinete desde los 19 años, he hecho honor a la frase de que un músico no deja nunca de estudiar. Y del canto, siempre me habían dicho que tenía buena voz. He llegado a estudiar el grado superior. Soy bajo, la voz más grave que puede tener un hombre. He sido el solista, en varias ocasiones, del 'Réquiem', de Mozart, en la Catedral. He participado, también como solista, en el Festival de Cine de Málaga, en la Semana de Música Contemporánea... y, esta cuaresma, en la Catedral, voy a hacer, como solista, el 'Miserere', de Ocón, y el 'Stabat Mater', de Rossini.

-Y como tiene mucho tiempo, también estudia Flamenco.

-Sí. Eso surgió cuando hice la marcha 'Saeta malagueña a María Santísima de la O'. Quise recoger la saeta malagueña tal cual es, porque muchas marchas que se autodenominan 'saeta', en realidad no se trata de una saeta tal y como la hace el cantaor. Es una melodía parecida a una saeta, pero libre. No es una transcripción exacta de una saeta por martinete, en este caso. Entonces, yo me propuse recoger la saeta que hace Antonio de Canillas y escribí esta marcha. Para el estreno, hablé con Bonela Hijo para que él la cantara con la banda de Miraflores y Gibraljaire. La Sinfónica Provincial de Málaga también ha hecho la versión a orquesta de esta marcha. Con Francis Bonela hice amistad. Este consiguió instaurar la especialidad de Cante Flamenco en el Conservatorio Manuel Carra y me matriculé. Además, mi abuelo era un cantaor aficionado, pero ganó concursos, porque era muy bueno. Toda mi familia es aficionada al flamenco.

-Cuando termine Dirección de Orquestas, ¿en qué lío se va a meter?

-Quiero dedicar más tiempo a la composición.

-Al margen de marchas procesionales, ¿qué otro género musical ha cultivado?

-Tengo algunas obras escritas, pero no han visto la luz, y últimamente estoy en una obra para coro y orquesta que, si Dios quiere, sí verá la luz más pronto que tarde.

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-¿Y hay la vista alguna marcha procesional?

-Sí, para la Divina Pastora de las Almas, por su coronación canónica, y tengo otros encargos pendientes que irán saliendo.

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