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Están pensadas para desconectar, aunque en su origen era la vivienda que usaban los pueblos nómadas de Asia Central. Las yurtas se han convertido en una de las modalidades del denominado 'glamping' (glamour más camping) que más adeptos tiene en Málaga. La decoración exótica de su interior, su forma circular y su amplitud son algunos de los factores que han hecho posible que se haya convertido en una tendencia en los últimos años, sobre todo para quienes quieren estar en contacto con la naturaleza, pero no quieren renunciar a la comodidad.
Con diámetros de cinco o más metros, una altura para no tener que entrar agachado y un equipamiento de lo más completo, que incluye camas y otros muebles. La yurta está más cerca casi de la habitación del hotel que de una tienda de campaña. Eso sí, lo que las diferencia sobre todo es su ubicación en plena naturaleza. Las hay incluso que tienen la parte central de su cúpula transparente para observar las estrellas.
Aunque la mayoría de las opciones están disponibles durante todo el año, es entre la primavera y el otoño cuando más demandadas están estas tiendas de inspiración asiática. Hay desde complejos que sólo tienen este tipo de alojamientos hasta aquellos que lo ofrecen como una opción más dentro de un conjunto rural.
Las hay con vistas panorámicas y las que se integran perfectamente en la tranquilidad de un bosque. Desde la Axarquía hasta la Serranía de Ronda pasando por la Costa del Sol o la Sierra de las Nieves, prácticamente no hay comarca malagueña que no ofrezca algunos de estos hospedajes tan originales como cómodos. Éstas son algunas de las opciones disponibles en la actualidad en la provincia de Málaga.
1
En el interior de Benajarafe, no muy lejos de la autovía, aguarda uno de los complejos de este tipo que se ha instalado en la provincia. En este caso, se trata más bien de un lugar que invita a relajarse en contacto con la naturaleza. Cocina vegetariana, yoga o masajes son algunas de las opciones que hay dentro de este alojamiento, que cuenta con alojamiento en yurtas o también en otro espacio más amplio, el 'TinyHouse Moja'. Eso sí, no está cerca de la playa. En línea recta, tras un kilómetro y medio se puede llegar al mar (a la altura del chiringuito Playa Malaya, aproximadamente).
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Su nombre ya lo adelanta y este alojamiento se encuentra entre cítricos. En concreto, está a unos 4 kilómetros de Coín y no muy lejos de Marbella (a unos 20 kilómetros). Es un lugar para relajarse, que cuenta hasta con su propia piscina y huertos alrededor. El lugar ideal para desconectar incluso en verano.
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Entre Fuengirola y Mijas Pueblo, hay otro lugar para desconectar en yurtas mongolas. Estas espaciosas y confortables tiendas están en un enclave elevado sobre el nivel del mar que le permite tener una bonita panorámica de la costa mientras se descansa dentro o fuera del alojamiento. Cuentan con barbacoas, nevera y microondas, entre otros equipamientos.
Este complejo turístico ahonda en el 'glamping' y ofrece entre otras opciones una yurta con un diámetro de cinco metros entre huertas y cítricos. Hamacas y una cocina en el exterior y mucha tranquilidad aguardan en este enclave, que está situado cerca del río Fahala, en el término municipal de Cártama.
En pleno bosque, en el Valle del Genal, se encuentra la yurta de este complejo rural que conecta con la naturaleza con todos los sentidos. Entre castaños y otros frutales, la frescura de esta finca, que no está muy lejos del pueblo de Algatocín, es un aliciente para apostar por el alojamiento en verano. Cuenta con una tienda con capacidad para tres personas (camas individuales) y con ducha. La yurta tiene una cúpula con cristal que permite disfrutar por la noche de las estrellas.
Los propietarios de este complejo rural han viajado por los lugares más exóticos del planeta. Fruto de esa experiencia han creado un conjunto de alojamientos en los que las yurtas están tematizadas tanto en Asia como en África. Otro lugar idóneo para desconectar, pero en este caso en un mar de olivos.
* Otras opciones son Eldorado Yurt (Algarrobo), Casa Nube (Genalguacil) o la Yurta de Marina y Nacho (Algatocín).
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Ivia Ugalde, Josemi Benítez e Isabel Toledo
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