Ronda, un paseo por la capital de la cora de Takurunna

Desde que, en 713, fuera tomada por los bereberes hasta que claudicara en 1485, ante Fernando El Católico, la ciudad vivió momentos de gran esplendor que se fueron traduciendo en distintos edificios religiosos o civiles.

En lo que se conoce como el palacio o la casa del Rey Moro, situado en la Cuesta de Santo Domingo, se conserva una mina árabe para captar agua desde el río Guadalevín a través de una grieta sobre la roca del Tajo. Tanto esta construcción hidráulica como los jardines se pueden visitar actualmente, aunque hay que tener en cuenta que quienes quieran descender por la mina tendrán que subir 365 peldaños de escaleras para volver al punto de origen.

En el casco antiguo también se puede ver la Casa del Gigante, un pequeño palacete de estilo nazarí, construido entre los siglos XIV y XV. Su denominación responde al hallazgo en su interior de una escultura prehistórica –posiblemente fenicia–, que decoraba en su época parte del edificio.

Otro de los edificios de la época es el que se oculta tras una restauración renacentista en el palacio de Mondragón. Se cree que en su origen fue la residencia de los reyes del reino taifa de Ronda e incluso del último gobernador nazarí. De esa época, quedan todavía algunas estructuras, que se aprovechan como Museo Arqueológico de Ronda.

Bajo el principal templo cristiano de la ciudad, la iglesia de Santa María la Mayor, se esconde, casi en su totalidad, la que fue la principal mezquita de la ciudad. No logra ocultar, eso sí, restos de un mihrab construido en el siglo XIII. Concretamente, tras el retablo del altar del sagrario, todavía hoy se puede apreciar tanto el arco como un trozo del muro de esta estancia del templo islámico original.

A pocos metros de allí sí se puede ver el único minarete que se conserva en toda la ciudad, el alminar de San Sebastián, que recibe ese nombre del santoral católico porque fue posteriormente la torre campanario de una iglesia hoy desaparecida (la parroquia fue construida sobre una mezquita). Este vestigio nazarí fue levantado en el siglo XIV, aunque el remate del mismo es de época cristiana.

Desde el alminar se puede acceder a través de calles angostas hasta el entorno del barrio de San Francisco, donde aguardan también distintos vestigios del antiguo Al-Ándalus. El más evidente es la muralla que todavía delimita por allí a la ciudad y que durante siglos fue la defensa de la medina rondeña.

En lo que fuera la fortaleza rondeña, también se puede ver todavía las murallas y puertas de la Cijara, donde se albergaban los arrabales o barios periféricos. Precisamente allí se conservan en muy buen estado los Baños Árabes, que se abastecía del agua procedente del cercano arroyo de las Culebras. Esta construcción, que permaneció durante siglos oculta bajo la tierra, fue usada entre los siglos XIII y XIV. En su interior, todavía se pueden apreciar las tres estancias en las que se estructuraba. Junto a los baños, se puede cruzar el puente árabe de las Curtidurías, construido en el siglo XIII, pero restaurado posteriormente tras la toma de la ciudad.

Aunque fue un templo cristiano, este recorrido no puede obviar el paso por la ermita rupestre de la Virgen de la Cabeza, también conocida como Cuevas de San Antón. Esta capilla fue excavada en la roca entre los siglos IX y X para el culto cristiano por parte de los llamados mozárabes.

La Casa del Gigante. Céntrico. Antiguo palacio nazarí situado en el casco antiguo. Dónde: Plaza del Gigante.

Los Baños ÁrabesVestigio. Restos visitables de los antiguos baños árabes construidos en el siglo XIII. Dónde: Calle Molino de Alarcón, s/n.

El alminar de San Sebastián. Minarete. Aunque posteriormente se usó como torre campanario, esta construcción fue parte de una antigua mezquita. Dónde: Plaza de Abul Beka, s/n.

Barrio de San Francisco. Arrabal. Este espacio urbano, situado entre murallas, está contiguo hoy al centro histórico. Dónde: Entrada a pie por la Puerta de Almocábar.

Puente de las Curtidurías. Infraestructura. Puente del siglo XIII sobre el río Guadalevín. Dónde: Acceso desde el Puente Viejo y el Arco de Felipe V.

Museo Arqueológico de Ronda. Origen. Ubicado en el Palacio de Mondragón, de pasado andalusí. Dónde: Plaza de Mondragón, s/n.

Ermita rupestre de la Virgen de la Cabeza. Mozárabe. Templo cristiano excavado en torno al siglo X. Dónde: Partida de los Molinos.

Restuarante Almocábar. Tradicional. Frente a uno de los accesos peatonales del barrio de San Francisco, la Puerta de Almocábar, se encuentra este restaurante homónimo, en el que se miman las carnes. Entre ellas, las de carrilleras o las del rabo de toro. Eso sí, también hay otras opciones como el pulpo a la brasa o las alcachofas con foie. Cuenta con una amplia selección de vinos rondeños y se surte de excelentes jamones y embutidos ibéricos del entorno. Dónde: Plaza del Ruedo Alameda, 5, 29400 Ronda. Teléfono: 952 875 977.

Restaurante Flores. Centenario. Comenzó siendo una modesta taberna en 1919 y hoy es el decano de los restaurantes de la ciudad del Tajo. Este establecimiento familiar donde no faltan algunos de los clásicos platos de la gastronomía rondeña, como las migas o el rabo de toro, entre otras opciones. Éstas se pueden regar con tintos elaborados en la Serranía de Ronda. Dónde: Calle Virgen de la Paz, 9, 29400 Ronda. Teléfono 952 871 040.

Hotel Alavera de los Baños. Tranquilidad. Situado junto a los baños árabes de Ronda, este alojamiento es idóneo no sólo para conocer el legado andalusí de esta ciudad sino también para relajarse con la tranquilidad que ofrece esta zona del casco urbano. Dónde: Calle Molino de Alarcón, s/n, 29400 Ronda, Málaga. Teléfono 952 879 143. www.alaveradelosbanos.com

Hotel Villazambra. Palacio. Este hotel de cuatro estrellas está no sólo en un lugar histórico de la ciudad de Ronda sino también en un edificio con siglos de vida. Dónde: Calle Tenorio, 10, 29400 Ronda. Teléfono: 658 794 271.